Cuando aparcaron, la ayudó a salir del coche y ella lo miró con disimulo. Pensó que era un hombre muy apuesto, no podía negarlo, y no podía imaginar cómo permaneció tanto tiempo ciega a su innegable atractivo, viéndolo sólo como al hermano que nunca tuvo. Su vieja relación era camaradería y nada más, pero ahora algo había cambiado. Lo veía con nuevos ojos y se sentía perturbada.
Él le pasó el brazo alrededor de la cintura, apretándola. Una sonrisa apareció en su boca.
—¿Hacemos nuestra entrada?
—¿Por qué no?
—Jane —murmuró y ella le miró. Los ojos parecían burlones—. Jane —volvió a decir—. Deja de preocuparte... sólo permite que suceda.
—¿Qué?
—Ya sabes de lo que hablo.
Ella levantó la vista y sus ojos azules brillaron fríos y duros.
—¿Llegó la hora de pagar, Tom? ¿Quieres cobrar después de todo?
—No, por supuesto que no. ¡Debía darte una bofetada por esto!
—Mientras sepamos dónde estamos —dijo ella con vaguedad y se dio la vuelta. Él le tomó el brazo con decisión.
—Ambos sabemos. Pero no tiene nada que ver con ningún pago Jane, y no trates de pretender que crees que sí. Me siento insultado de que lo sugieras.
—Lo siento, ¿Pero cómo podía estar segura? Tú mismo dijiste que así era como se hacían las cosas.
—No entre nosotros —dijo con rudeza—. Jamás lo vuelvas a sugerir. Significas demasiado para mí para ese tipo de juego.
Volvió a sentir ese extraño estremecimiento de advertencia. Levantó los ojos hacia su cara para estudiar su expresión.
—Tom... —lo que estuvo a punto de decir, jamás fue dicho. Sus brazos la rodearon y la apretó contra el hombro, acariciándole el cabello.
—¿No lo sabes realmente, Jand? —su voz temblaba. Colocó una mejilla contra su cabello—. Eres tan pequeña, que siempre quise protegerte y verte dichosa. Cuando sonreías tu rostro se iluminaba y me daban ganas de besarte, pero jamás me diste luz verde —le tomó el rostro entre las manos, inclinándolo hacia atrás para enredar los dedos en el cabello. Un rayo de ternura recorrió sus facciones—. Dame una luz verde ahora, Jane, y te demostraré de lo que soy capaz.
Lo había dicho con palabras. Alexa lo había sabido; Tom se lo insinuó. Ella lo había llegado a sospechar, pero ahora sabía y le miró con ojos asombrados, dudando.
—Es demasiado pronto, Tom... demasiado pronto.
—Si tú lo dices.
—Dame tiempo —le dijo pero su voz sonó trémula, porque la forma en que sus ojos la miraban la afectaba y podía sentir como latía con fuerza el corazón.
Él la miró y volvió a suspirar.
—Mmmm —murmuró inclinándose hacia adelante.
Le tocó la boca ligeramente, pero luego, se besaron con una extraña y ardiente necesidad que sacudió a Jane hasta las raíces, porque ahora no sólo aceptaba esa pasión, sino que la correspondía y ambos lo sabían. Se quedaron ahí besándose, abrazándose más y ella perdió la noción del tiempo. Estaba completamente aturdida, se sentía en una nube, respondía a sus caricias despreocupada de todo lo demás, necesitándole.
Llegaron otros invitados y el sonido de un coche los sacó del ensimismamiento. Tom se apartó y Jane sintió que el corazón le latía acelerado y que tenía la respiración entrecortada.
![](https://img.wattpad.com/cover/210468520-288-k82373.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Celos que matan | Chris Evans
Romance¿Cómo era posible que la pasión compartida en los primeros meses de su matrimonio se convirtiera de pronto en un frío resentimiento? Poco tiempo después del matrimonio, Jane Lowell y Christopher Evans comenzaron a tener serios problemas. Tal vez nun...