Tres

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Daishinkan se apartó y puso los pies en el suelo. Fue extraño para él decir todo eso,en particular con ese énfasis. Se veía algo confundido.

-Creo que alguien acaba de romper su neutral fachada y perder un poco la compostura -comentó la muchacha al pasar por su lado.

-Me disculpo por...-no terminó la frase y la sonrisa burlona de  Mary lo hizo fruncir el ceño.

La muchacha lo ignoro y se puso a buscar algo en la alacena. Tomó un paquete de pasta y lo dejó sobre la mesa. Luego fue por una olla, le puso agua y la coloco en la estufa.

-Ya que no te irá, así te lo pida mil  veces, se útil y deme la albahaca-le dijo Mary y le señaló una maceta sobre la mesita junto a la ventana.

Daishinkan miró la planta que desprendía un agradable aroma, que inundaba toda la cocina. Caminó hasta ella y respiró a su costado. Luego la tomó con curiosidad entre sus manos para llevársela a la joven.

Se quedó parado en una esquina viéndola cocinar. Ella lo ignoraba por completo, estaba absorta en lo que hacía. La miró sacar un mantel y ponerlo sobre la pequeña y redonda mesa que hacía de comedor. En unos treinta minutos o menos la joven término de hacer lo que fuera que estaba haciendo y con dos platos en la mano fue a la mesa, luego volvió por un vaso con agua que puso en el centro. Haciendo de cuentas que él no estaba ahí se puso a comer, aunque antes encendió un aparato del que se escuchaba una sinfonía muy agradable. Por la puerta de la cocina entró una gata y sus dos gatitos que fueron a pararse a los pies de la muchacha, quien los miró e hizo un sonido que se escuchó así: "miau" y los gatos hicieron lo mismo mientras meneaban  la cola. Todo era muy pacífico y agradable, pero por primera vez en eones alguien tenía la osadía de ignorarlo y eso lo ofendió.

-Los modales no son lo suyo-le dijo el Gran Sacerdote, pero ella ni siquiera lo miro- Es nada cortéz sentarse a comer en presencia de un invitado sin ofrecerle algo...

Nada. Mary siguió en lo suyo como si él no estuviera ahí.

-¡Mary le estoy hablando! ¡Mary!- la llamó, pero nada- Por menos que esto, muchos han sufrido terribles consecuencias.

No término la frase, pues ella volteo a verlo con una expresión tranquila, pero medio burlona.

-Asi que al gran sacerdote no le gusta ser ignorado. Bueno a mi no me gusta ser invadida -le dijo.

-Supongo que se cree muy sabía por este amago de lección...

Mary río.

-Es usted la persona más irritante que he conocido

-mi abuelo decía que yo podía desquiciar a los mismos ángeles, ya veo que tenía razón- rio Mary.

-Mi paciencia es mucha y le diré que está al amparo de ella, pero no se proponga llevarme a mi límite- le advirtió Daishinkan con una mirada amenazante.

Mary lo miró. En este mundo, Daishinkan seguía conservando su gallarda postura,su voz y esa actitud de gran señor,mas su aspecto le restaba un poco esa solemnidad intimidante, pero no se podía decir que no lograba imponerse. Mary volvió a la vista a su plato y continuó comiendo. Daishinkan siguió ahí, sin quitarle esos ojos penetrantes de encima en ningún momento y pues pronto sentirse observada acabó con la paciencia de Mary que no gozaba de esa virtud.

-¿Quiere dejar de estarme mirando? ¡Es molesto!

-¿Me va a decir que la pone nerviosa que la vean con atención? Que extraño, yo pensé que le gustaba ser el centro de las miradas.

Mary entrecerró los ojos.

-Supongo que usted no tiene nada mejor en que poner su atención- le dijo al fin y volvió a lo suyo.

No hablaron durante el resto de la cena de Mary, tras la cual la muchacha lavó los platos para luego ir al baño a tomar una ducha, mas al recordar que Daishinkan parece no entender para qué son las puertas, le explicó o le advirtió que no podía entrar ahí mientras ella estuviera en dentro.

-Espero que haya entendido.

-No me hable como si fuera un niño-le dijo visiblemente ofendido, mientras ella cerraba la puerta.

Esa mujer lo ponía de mal humor. Lo sacaba de sus casillas. Lo alteraba. Mary tenía esa poder, habilidad o lo que fuera. Lo agitaba. Desde el primer momento en que la vio allá en su mundo, cuando fue llamada para ese juego que se inventó. Desde la primera mirada supo que esa mujer era una alborotadora. Una muchacha irrespetuosa y que tenía ideas demasiado...Lo hacia salir de su postura imparcial debido a esto fue que casi la mato. No, él no quería hacer eso. Sólo quería verla frágil como la humana que es,pero en lugar de eso desató su mente y la desconectó de su corazón llevándola a un estado que pudo costarle la vida.

Las palabras de Mary eran agudas y las usaba muy bien, además tenía ese don de ver. Veía mucho más allá de lo evidente e invitaba a otros a ver. Las personas que ven pueden llegar a ser peligrosas y él como el guardian de un orden universal sentía aquello como una amenaza casi de forma inconsciente. Tal vez por eso no lograba sostener con ella una relación, al menos, cordial. Como fuera y sin meditar mucho en el motivo, pensó en darle un escarmiento y desde su posición, sin tener que ver si quiera,le bloqueo el paso del agua para que no pudiera terminar de bañarse a gusto. Lo que Daishinkan no pensó es que la presión y lo viejo del sistema de tuberías terminara en desastre.

El agua hizo estallar la llave del lavado de la cocina y el muro del costado del baño filtro hacia el dormitorio de la muchacha. Pronto la casa terminó inundaba. Demás está decir que Mary salió del baño como una fiera,con su larga cabellera a medio enjuaguar y envuelto en una toalla blanca a medio empapar.

-¡Fuiste tú! ¡Enano miserable! ¡Lárgate de mi casa!-le grito y tomando una escoba intento golpearlo, pero claro que el Gran Sacerdote no hacía mucho esfuerzo en evadir sus golpes.

-Deje eso por favor y vaya a vestirse- le dijo Daishinkan.

-¿Con qué? ¡Toda mi ropa está mojada!-le grito.

En efecto. Cuando el muro del baño filtro a su habitación abrió hacia allá un orificio que mojo el mueble donde guardaba su vestimenta.

En medio de su infructifera persecución de Daishinkan, Mary terminó por resbalar. En el suelo logro ver como el agua avanzaba hacia la cocina y el cable de la nevera no estaba en muy buenas condiciones. Estuvo a segundos de quedar en medio de agua electrificada sino es porque el Gran Sacerdote la hace levitar.

-Yo podría deshacerme de este desastre si me lo pide apropiadamente -le dijo Daishinkan levitando a su costado.

-¡¡Fuera de mí casa!!-le gritó Mary y él se sonrió divertido.

La menos pensadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora