6. LA PRINCESA DE OJOS CAFÉS

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Mi primer día de clase no está siendo como esperaba. Ahora mismo debería estar dando matemáticas y cogiendo apuntes mientras me relaciono con mis nuevos compañeros de clase, pero en cambio estoy en la cama con el doctor tomándome la temperatura y Horte a su lado, preocupada.

He estado toda la noche con unas fiebres altísimas y de la cama al baño porque no paraba de vomitar. Le había pedido a mi hermano que se quedara conmigo a dormir, y aunque no está permitido que los chicos a partir de las diez estén en la residencia de las chicas, Hortensia había hecho la vista gorda y lo había dejado dormir en la cama de Marina, que se había quedado en su casa para hacerme el favor.

No sé realmente que es lo que me pasa, porque ni siquiera he salido fuera del centro aún, así que es imposible que haya cogido frío, y en la residencia y pasillos de El eje hay calefacción por cada esquina que te encuentras, así que supongo que venía incubando esto de antes.

La noche de ayer había sido todo un caos, y no solo la fiebre me había impedido dormir. Ver a la sombra sin estar dormida me había dejado muy confundida y asustada, y que encima a todo eso se le sumara el encuentro con el hijo mayor de Horte, y descubrir que esta me estaba ocultando información, había hecho que mi cabeza fuera una maraña de hipótesis y rayadas sin sentido.

Estoy distante con ella y sus hijos, y realmente no me gusta comportarme de esta forma, pero no puedo hacer como que todo está bien y nada ha pasado sabiendo que ayer estuve a punto de irme con la sombra que atormenta mis noches.

En cambio hay algo bueno que me llevo de todo esto. No sé porque pero sentir la mirada de Miguel sobre mi me había hecho sentir fuerte, y a pesar de que es raro que sin haberlo conocido aún, soñara con él, no me parece una amenaza o algo que vaya a hacerme pensar diferente sobre su persona. Solo tengo curiosidad por saber más, porque me agrada su presencia y su forma de actuar. Realmente no entiendo porque hablan tan mal de él aquí cuando me parece todo lo contrarío a lo que pintan.

El doctor ha acabado de auscultarme y me estoy poniendo la camiseta mientras se gira para hablar con mi tutora.

-Es raro –suspira –Porque gripe no tiene y un virus tampoco, así que supongo que algo le habrá sentado mal.

Horte lleva una mano a su frente y respira hondo. Se le ve más preocupada de lo normal desde anoche, y aunque no he querido preguntarle porque no me apetece cruzar palabra con ella, pienso pedirle explicaciones de lo que pasó y que me cuente de una maldita vez que es lo que está pasando.

-Supongo que si… -traga saliva –Gracias por todo, doctor, le acompañaré hasta la puerta.

Mi tutora guía al señor hasta la salida y yo me levanto de la cama para acercarme a la ventana y ver que tal está el día.

Estoy aburrida, y ver el cielo azul fuera y ese sol tan radiante solo me frustra porque necesito salir de este lugar tan asfixiante.

Paso una mano por mi cara y observo como las copas de los árboles danzan y se chocan entre sí. De lejos se ven las montañas llenas de nieve, y me apetece mucho que llegue el fin de semana para poder bajar a la aldea y conocer los lugares de ambiente.

Marina me ha dicho que todo se pone hasta arriba los viernes, ya que el pueblo es pequeño y la gente no tiene mucho donde elegir.

Me giro cuando siento movimiento por el rabillo del ojo y veo a Mario con el uniforme del instituto y una sonrisa de suficiencia en su rostro. Tiene las manos metidas en los bolsillos y está apoyado en el marco de la puerta, observándome.

-¿Cómo estás? –pregunta con un hilo de voz.

Me acerco hasta mi cama de nuevo y me siento, haciendo que él me imite y se siente frente a mí, mirándome fijamente.

El eje. Entre luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora