CAPÍTULO 6

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Después de bañarme me cambió de ropa y me pongo unos jeans negros rasgados junto a una blusa blanca,por último unos zapatos de cuero negro.

Tomó un respiro y con mis manos temblorosas comienzo a hacer mi mochila.

Esto me hace acordar a cuando tenía doce después de la muerte de mamá me escapé de casa,aunque esa vez sabía que iba a volver,esta vez no quiero.

No quiero volver.

Sacó unos fajos de billetes que tenía guardados de las veces que papá me daba para comprarme algo y las coloco en el bolsillo delantero de mi mochila.

Pongo ropa interior y algunos bañadores,blusas,tops y jeans,ya que mi talla no es muy grande cabe perfecto en mi mochila,de zapatos sólo pongo unas cuantas sandalias de piso y un par de zapatillas.

Ya lista tomó un respiro y salgo tranquilamente por la puerta.

Mason y los demás están en la sala de reuniones de papá.Grave error de Mason.Últimamente está cometiendo errores de principiante y de idiota por que cualquier guardaespaldas sabe que no debe dejar solo a la chica que cuida.Sin embargo como ayer se que Mason no se espera esto,nunca hice nada malo más que salir a escondidas a una o dos fiestas,esto si que es otro nivel pero ya estoy harta.

Harta de papá,harta de Mason,harta de mi vida.

Pasó tranquilamente mi casa y me voy con una sonrisa triste un sabor amargo y un raro presentimiento.

Las rejas están cerradas pero en menos de cinco segundos entro a la caseta Peter y cuento tres segundos para apretar el botón.

Al hacerlo salgo disparada corriendo hacia la otra calle,al voltear paró un taxi y me subo casi agitada.

—¿Dónde la llevó señorita?—pregunta el taxista.

—Al aeropuerto por favor—digo agitada,este asiente y se va rumbo al aeropuerto.

A mitad de camino pido al señor si me puede prestar su celular para hacer una llamada y algo extrañado me la da.

Marcó el número que nunca en mi vida creí marcar.Pero a situaciones desesperadas...se requiere medidas desesperadas.

Al segundo pitido contesta.

—¿Hola?—pregunta con voz cansada.

—Alex—una risa algo ronca se escucha del otro lado de la línea.

—¿Necesitas un favor camaleoncita?—tenso mi mandíbula.

Él me llama así desde que tengo memoria.

—Es hora de que me devuelvas el mío,¿No crees?—pregunto—en menos de media hora en el aeropuerto,nos encontramos en el estacionamiento D.

Dicho eso cuelgo.

Le entregó al taxista su celular y le sonrío agradecida.

Al llegar al aeropuerto voy hasta el estacionamiento D caminando y ahí está Alex apoyado en su auto Lamborghini centenario roadster plateado.

Viste como siempre uno de sus costosos atuendos.Tiene unos zapatos blancos de cuero de vestir,pantalón negro pegado a su cuerpo junto a una correa de cuero negra,su camisa blanca está remangada hasta sus codos mostrando sus fuertes brazos,su piel blanca se hace ver en su pecho debido a los tres botones abiertos,haciendo un hermoso contraste con su cabello rubio y sus ojos.

Ojos de color...azul y dorado.

Alex abre sus brazos y con una sonrisa engreída muestra sus blancos dientes haciéndome ver los hoyuelos que compartimos.

Sin duda nuestros genes son el puto cielo.

—Camaleoncita...¿No vienes a abrazar a tu hermano mayor?—ruedo los ojos.

—Ya...¿Hablas de la persona que no estuvo en mi vida por años?—Alex deja caer sus brazos y hace un gesto de desdén con la mano izquierda.

—Sin rencores camaleoncita...
tengo negocios en los que no te puedo entrometer lindura—bajo mi cabeza negando.

Me acercó hasta él y me da un abrazo fraternal,sin embargo yo no correspondo.Él se aleja y me levanta el mentón con la mano,nos miramos a los ojos y las lágrimas que e retenido salen por mis ojos,Alex aprieta la mandíbula pero no dice nada.Me quita las pocas lágrimas con su mano y besa cada párpado.

—Necesito que me ayudes a...

—No te preocupes camaleoncita,
todo está listo—frunzo el ceño y él se explica—no creo que hayas llamado de un celular desconocido a dirección al aeropuerto por nada,quieres largarte,no se la razón pero te voy a ayudar,tengo mi jet privado listo para irnos a Los Cabos,en la casa de playa que compré hace un año,tranquila,no va a haber rastros de nosotros.

Lo miro anodada y a la vez sorprendida.

—¿Irnos?Perdona...Pero eso es plural.Yo me voy—informo,el rueda los ojos.

—Nos vamos preciosa,nos vamos—me tiende su mano y yo la miro dudosa,pero no hay mucho tiempo,Mason ya debe estar enterado así que con pesar la tomó y entrelazamos nuestros dedos.

—No puedo creer que hayas escapado en esas fachas—susurra viendo mi atuendo.

—Sigo estando jodidamente perfecta—le digo y me encojo de hombros,él me quita la mochila con una sonrisa y se coloca en el brazo libre.

—Bueno...el ego viene de familia,al parecer—le sonrío ahora un poco más tranquila.

—No es ego...solo decimos la verdad—compartimos una sonrisa cómplice y de la mano entramos al aeropuerto.

Desde mi niñez raras veces vi a Alex ya que es hijo del anterior matrimonio de mamá,él vivía con su papá y a veces en verano lo pasaba con nosotros.

Una vez cuando tenía siete le hice un buen favor,él me dijo que podría cobrarlo cuando quisiera y e aquí la cuestión.

Él y yo no nos vimos casi nunca desde la muerte de mamá,ya nada nos unía pero admito que siempre tuve una conexión con él,las sonrisas y conversaciones fluyen bien entre nosotros.

A él no lo considere casi nunca,al igual que él a mi,asi que fui un hipócrita al decirle que no me llama por que yo tampoco lo hago.

Ahora no se que va a pasar pero mi corazón se alivia un poco al saber que no estoy tan sola.

Llamé por un favor y me sorprendió gratamente.

Sin duda las personas son una caja de sorpresas.

Hola,hola,el próximo capítulo lo relata Mason.

Adicta ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora