Una Mañana juntas

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Kara estaba durmiendo de costado con un brazo colgando fuera de la cama. Había sido una noche muy larga, Lena se había dormido pronto pero ella no podía dejar de atormentarse a sí misma pensando en la hermanita de su mejor amigo y el camisón que traía puesto, razón por la cual se durmió cerca de las 5 de la madrugada cuando el sueño la termino venciendo. Lena estaba arrodillada a su lado, balanceando un cordel por encima del rostro de la rubia, intentaba hacerle cosquillas para despertarla, colocaba el cordel y se lo quitaba de encima de la nariz. Kara levantó el brazo que tenía colgando para rascarse pero no se despertó. Lena siguió con su jueguito hasta que la rubia abrió vagamente un ojo. Sin reaccionar por completo vio el rostro de Lena frente al suyo. Ella le sonrió y dormida le devolvió la sonrisa. Volvió a cerrar los ojos vencida por el sueño pero los abrió de golpe cuando sintió un suave beso en la nariz.

- Ya despierta dormilona – era la suave voz de la azabache, ella obedeció hizo un esfuerzo enorme para sentarse en la cama - Te preparé el desayuno – dijo sonriendo

- De verdad? – vio hacia la mesita de noche y allí estaba la bandeja con lo que parecía ser café y acompañado con rodajas de pan untados con queso.

- Mi hermano me dijo que era lo que te gustaba desayunar, como me levanté temprano quise darte la sorpresa y traerte el desayuno a la cama aunque por poco y debo prepararte también el almuerzo -

- Vaya, muchísimas gracias – Lena le alcanzó la bandeja y volvió a acomodarse al lado de la cama - ¿Qué haces allí abajo? -

- Veía tu rostro de cerca mientras esperaba a que despiertes – Kara le sonrió, hacía mucho que no desayunaba en la cama, quizás desde esa vez que estuvo enferma y su madre le llevó el desayuno a los diez u once años... luego nadie más había tenido el detalle de prepararle el desayuno y despertarla de modo tan dulce – ¿Está bien? – Preguntó al verla beber un sorbo de café, la rubia asintió – Me alegra - contestó con una sonrisa -

- Te quitaste el camisón – observó, Lena se llevó la mano a la boca para cubrir su risa -

- Por supuesto no querrás que esté todo el día con ese camisón ¿o sí? – Kara tragó el pan con dificultad, Lena se sentó a su lado en la cama - Si no te gusta lo que traigo puesto me lo puedo quitar para ti – la rubia la miro asombrada - ¿Quieres? – dijo desabrochándose el primer botón de su vestido -

- No, no! – Dijo Kara presurosa, Lena volvió a reírse -

- Eres tan linda cuando te pones nerviosa, pareciera que me tienes miedo Kara -

- No, no es eso, miedo no -

- ¿Entonces qué es? – preguntó acercándose a su rostro, ella se alejó un poco -

- No lo sé, pero empiezo a creer que no eres la clase de niña que yo creía que eras -

- Qué clase de niña creíste que era? - preguntó sin alejarse de ella -

- No lo sé – contestó nerviosa – ¿Una más inocente quizás?

- ¿Más inocente? – Lena rio mientras se alejaba de Kara – Yo soy inocente, para algunas cosas no tanto, pero si lo soy – dijo sin dejar de reír -

- Ya no estoy segura de eso – dijo mirándola de reojo mientras mordía otro trozo de pan – pero prefiero que seas así

- ¿Tienes algo que hacer hoy? – La rubia pensó un momento, sus vacaciones habían comenzado y no tenía planes para los primeros días, debía entrenar pero eso podía hacerlo después - ¿Tienes algo que hacer? Repitió ante la tardanza de la respuesta, Kara negó con la cabeza mientras masticaba su pan – Bien, entonces vístete rápido quiero que me lleves a dar un paseo -

La adorable pecadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora