9 Inician los problemas

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-Oliver-

Cuando nos sacaron del gran salón Daniel nos dijo que no debíamos separarnos, teníamos que mantenernos juntos en especial ahora ya que este lugar nadie lo conocía.
Daniel le dijo a Jordan que yo valla en el medio junto con Theo y que el iba a ir atrás así Jordan iba a ir delante nuestro.

Durante el camino empezaba a sentirme caliente, sentía que mis piernas no daban para más, no aguantaba mi propio peso y de eso se percató Theo al parecer.

-Ey, Oliver. ¿Estás bien? -me pregunto en un susurro Theo.

-S-si... De seguro es por el viaje, creo que me mareó.

-Estaras bien. No te preocupes.

Asentí y Theo me revolvió el cabello de manera tierna.

Seguimos caminando por un pasillo algo largo hasta que pasamos por una puerta que tenía un cartel escrito con letra antigua Betas. Supongo que papá dijo que era beta y no omega, modo contrario estaría en problemas.

- Bien, chicos. -mi cuerpo se puso en posición de defensa cuando la voz del enigma resonó en el salón... Les juraría que sentía que esa voz hacía eco en mi cabeza-. Dormirán aquí. No sé tensionen, tranquilos. Se les avisará cuando podrán salir por ahora estarán aquí. El desayuno vendrá a ustedes al igual que el almuerso, cena y merienda. Cualquier duda le podrán decir a su guardián ¿Estiben?

-Steven -respondio el alfa que estaba delante de todos.

-Si, eso... Ya, si no hay nada más que decir me retiro, Estiben, de dos en dos para los cuartos.

El alfa hizo una reverencia y el enigma como si no hubiera pasado nada, se fue.

El alfa dio un suspiro y con cara de fastidio agrupó a las dos primeras y las metió en un cuarto y así hasta que ninguno de los 35 quedó en el pasillo. Pero como era de esperar un chico quedó sin pareja y fue agrupado con el último grupo.

Daniel y yo estamos compartido cuarto pero solo hay una cama, y, ninguno quiere dormir en el piso.

-Oliver, como yo soy el más antiguo en este lugar creo que yo debería dormir en la cama.

-Llegamos a este lugar el mismo día.

-Yo me refiero a la antigua casa.

-Eso no cambia nada.

-Mira, hay que hacerlo más fácil. ¿Te parece?

-¿Qué piensas hacer? Daniel.

Daniel se agachó y del suelo recogió una pajilla de plástico.

-¿Qué harás con eso?

-¿Tienes algo con filo?

-No pe.

-Mierda.

Después de estar un buen rato buscando algo con filo en el cuarto y fallar, Daniel utilizo sus dientes para dividir en tres partes diferente de tamaños la pajilla.

-Bien, Oliver. En mi mano tengo tres pedazos de pajilla de distintos tamaños, el que tenga el más grande gana el privilegio de dormir en la cama.

-Vas a perder.

-Nada está dicho aún.

Sonreí y fije mi mirada en las tres pajillas.
Después de estar medio rato pensando me decidí por la pajilla de la izquierda y en la cara de Daniel había una sonrisa de victoria.

-No es tan pequeña. -me defendí.

-¿Estás seguro que con eso ganarás? -se burló.

-Suerte o muerte.

-Bien, voy yo y ya sé que sac-...

-Ah no, espera un momento pendejo. De seguro sabes cuál es el más grande, no voy a caer. Trae eso pa' acá.

Después de arrebatarle las pajillas a Daniel me gire dándole la espalda a el e intercambie mi pajilla con la más grande al darme cuenta de qué yo poseía la más pequeña.

-Bien. Ahora elije.

Daniel sonrió, se quitó los lentes y miro atentamente las pajillas.

-¿No se supone que con lentes debes ver mejor? -cuestione en son de burla.

-No critiques mis métodos ortodoxos.

-¿Sabes que significa ortodoxos?

-No, pero sonó inteligente así que lo dije.

-Idiota.

Daniel al fin se decidió por una pajilla, llevándose la más chiquita.

-¡Ja! Al parecer ahora tu dormirás en el suelo cuál perro eres. -me burlé mientras unas risas se escapaban de mi boca.

-Oliver. Te cuento un secreto.

-¿Cuál? -tengo alma de vieja chismosa, perdón.

-Odio perder.

Después de que Daniel diga eso se abalanzó sobre mi haciéndome caer y mientras intentaba coger mi pajilla lo cual no se lo permitiría así de fácil.

-¡Dame esa pajilla! -grito pero su tono de voz no era de alguna emoción negativa, de echo. Se aguantaba las ganas de reírse como yo lo estaba haciendo.

-¡Sobre mi cadáver!

-¡Con gusto!

Daniel puso sus manos debajo de mis axilas haciéndome cosquillas y yo soy muy débil en ese tipo de lugares.

-¡D-Daniel! Jajaja, pa-para. Lo digo enserio.

Mientras Daniel reía al igual que yo solo que en mi caso me movía cual gusano debajo de él con un intento inútil de zafarme la puerta fue abierta y se oyeron unas palabras de Theo: ¡Chicos! ¿No oyeron? vamos a comer...
Las palabras de Theo fueron descendiendo hasta que fue algo difícil reconocer la última palabra. Daniel se alejó de mí y yo me levanté sentándome en la cama, me fijé en Daniel quien estaba levemente sonrojado y apenado mientras que Theo tenía un sembré frío y distante hacía nosotros.

-¡Th-Theo! Esto, no e-...

-Daniel, silencio. Ahora vamos a comer.

Solo fue eso lo que dijo Theo antes de salir del cuarto azotando la puerta.

-¿Qué fue eso?

-La jodí. ¡La jodí a lo grande!

Daniel llevo sus manos a su cabello y tiro de ellos frenéticamente mientras se arrodillaba en el pasillo de este lugar que ni cuarto se le puede llamar. No dejaba de soltar maldiciones en voz baja mientras yo veía espectante el drama de mi amigo... Pero, yo odio el drama.

-Daniel. ¿Qué ocurre? -pregunte con la intención de qué todo este show acabé.

-Ni dos meses de novios y la jodí.

-¿Qué...?






























Los problemas no implican específicamente dolor, tristeza, desesperación u alguna otra emoción denotativa que nos traiga malestar, de echo. A veces los problemas son buenos depende de la persona, el tiempo y si estás apto o no para enfrentarlos y encontrar la solución.

La historia de un Omega [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora