La historia de un Omega [omegaverse]

20. Verdad

Este capítulo está antes de la subasta y será (espero que no sea así) más largo que los demás por qué abarca todo lo vivido por parte de Joy

—Pop Joy—

Me había levantado como de costumbre, sin desayuno, sin buenos días, sin empleo, sin nada literalmente.
Una remuneración de 1.850 era todo lo que tendría por los próximos 10 meses como compensación de la vida de mi única hija y mujer.

Que más da. Con el dinero se compra la felicidad. O eso me repetía día a día para hacer más pequeño el dolor en mi corazón, tremendo idiota que fui.

Caminé a mi estudio y me puse a trabajar en mi investigación para dar menos efectos contradictorios es la nueva versión de una pastilla contra el resfriado por el echo de que siempre las bacterias están en constantes cambios cuando tuve una idea. ¿Qué es lo que más molesta a la población de hoy en día?
Exacto, el celo. Perdida de dinero (aunque sea aumento en el mercado farmacéutico) innecesaria y sobre todo molestias, ha que si un Omega entra en celo cerca de un alfa lo más probable es que termine acorralado.

— Brillante idea, pero. Jamás me dejarían.

Suspiré aplastado por la realidad, nunca podría patentar algo con mi nombre. No soy suficiente.

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— ¿Papi?

Abrí los ojos fatigado y miré a mi alrededor, era la voz de Sofía.

— Mi hija.

“La soledad y ansiedad me están consumiendo de a poco...”

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Estaba comiendo mi almuerzo cuando sentí como alguien se aferraba a mi espalda.

— Buen día Yonas.

— ¿Qué quieres Julio? —respondi fastidiado a mi colega de trabajo.

— Ay, que amargado.

— Ajá, déjame en paz.

— Oye, debes dejar de pensar tanto en tu hijita y en Elena.

— No te metas en mis asuntos.

«Los estás alejando.»

“¿Y eso qué? No dependo de ellos quienes se apodan "amigos".”

— Yonas,vine por que quería que me devolvieras el favor que me debes.

— Déjame tu número de cuen-.

— No, no quiero dinero. Quiero que vuelvas a ser tú mismo Yonas, me preocupas.

— Sólo somos amigos, no debería molestarte como están mis ánimos.

— Los amigos se ayudan, así que. ¿Qué te parece si me regalas todo el próximo fin de semana?

— Estoy ocupado.

— No es verdad, no tienes trabajo extra.

— ¡Deja de meterte en mis asuntos!

Me levanté de mi asiento y me dirigí donde mi puesto de trabajo a seguir cuidando las moléculas.