17. Amistad

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—Pov. Óliver.—

Me levanté en un cuarto nuevo, unas sábanas nuevas y... Ahora una vida nueva.

— ¿Donde estoy?

Me pregunte y miré a todos lados, la ventana y cortinas estaban cerradas y por la oscuridad supongo que aún es de noche.
Baje de la cama y camine hacia la puerta y la abrí, seguí el corredor hasta llegar a la sala donde estaba el alfa.

“¿Por que sigo pensando que es un sueño?”

— Vaya, ya te levantaste.

— Si.

— ¿Qué se dice?

— ¿A qué te refieres?

— Modales.

— Ah... Buenos días. — ¿Qué tienen de buenos?

— Creo recordar que te llamabas Olinver.

— Óliver. Me llamo Oliver no Olinver.

— Disculpa mi error, bien. Óliver aquí van a ver reglas, supongo que ya te quitaste la idea de salir. ¿Verdad?

— La esperanza es Luis ul-

— Aún no había terminado de hablar.

— Perdón.

— Continuaré, bien. Simplemente estás aquí por un motivo, serás parte de mis estudios. ¿De acuerdo?

— ¿Estudios? —¿Qué demonios?

— Si, estoy experimentando nuevas cosas en los omegas que ayudarán a controlar su celo. Y fuiste perfecto, tu celo vino recientemente. ¿Verdad?

— Si pero aún no en-

— Solo trabajaras para mí, a cambio te daré casa y comida. ¿Entendiste? Si no quieres apoyarme, pues. Eso se arregla fácil.

Me tense cuando uso la voz y me quedé callado.

— Puedes hacer lo que quieras en esta casa y Carolina te vigilará.

— ¿Carolina?

— Una niñera que vendrá en la mañana, ahora métete en tu cama que no quiero que mi conejillo de indias se enferme.

Volvió a escribir en sus papeles y simplemente lo veía con tristeza.

¿Por qué me estaba pasando esto a mi? ¿Qué hice en mi vida pasada para ser maltratado de esta manera?
Preguntas de las cuales no obtendría respuestas, no tengo a nadie... Jamás volveré a encariñarme con nadie.

Miré todo el lugar y vi según yo, la salida.

— ¿Puedo ir al baño?

— El pasillo a la derecha.

Asentí y camine por donde me dijo, abrí la puerta que había visto hace un momento y lastimosamente no era la salida, camine por donde me dijo, descalzo y llegué al baño.

****

Ya me encontraba en la cama donde desperté, seguía llorando en silencio y tenía miedo de todo, escuchaba el susurro del viendo que jugaba en la ventana que había abierto según yo para escapar pero estábamos muy alto en el suelo.
Por lo que vi supuse que estábamos en una casa alquiler y que estábamos lejos de mi casa real, no conocía las calles, no conocía a nadie... Ya, no tenía a nadie.




Sentía como me picaban el abdomen y me levanté, ella el alfa que me estaba levantando.

— Arriba Óliver.

La historia de un Omega [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora