12. Poca cordura

1.3K 121 6
                                    

—Oliver.—

Me había vuelto a levantar, caminé a la puerta tratando de abrirla pero con pocas ganas de que efectivamente suceda y en eso se abrió, pero alguien estaba en el marco de esta.

— T-tú...

Susurré al ver al enigma. Fije mi mirada en sus manos donde habían unos papeles.

— ¿Me puedes dar permiso?

Sonrió.

Para evitarme problemas asentí con la cabeza baja y me hice a un lado y vi como el enigma entraba y cerraba la puerta con llave, lo cual me alarmó.

— No te asustes. No te voy a hacer nada.

Dijo y se sentó en la cama dejando los papeles a un lado de él.

— Óliver Rousen. ¿Verdad?

— Rouse. —le corregí.

— Es casi lo mismo. Bien. En los papeles que nos dio tu padre dice: Beta. ¿Qué pasó? ¿Mutaste?

— N-no es es-...

— Entonces explícame.

— No creo que le importe.

Dije cortante y me arrepentí de inmediato.

— Habla.

“Maldición.” pensé y mis palabras salieron solas.

— Supongo que esos exámenes son los primeros. Cuando tenía 10 me llevaron con la esperanza de que sea Omega, pues, mis otros tres hermanos mayores eran alfas. Y, los resultados de esos exámenes fueron. Beta con una certeza del 87 por ciento si mal no recuerdo. —“Odio recordar esto”—.  Y, volvimos a casa tristes.a última oportunidad de que haya un Omega en la familia se había ido. Pero. Mamá no estaba segura de esos resultados y me llevo a una clínica privada, donde se dio con una certeza del 95% Omega, 87% beta, 68% Alfa, 0.2% Gamma y con un 3% delta. Dando como el resultado asegurado, el echo de que sea Omega. Mamá lloro. Yo reí al verla feliz. Después de eso fuimos a comer y ella guardo esos papeles como un tesoro. El mayor tesoro en el mundo. Ese día ellos me hici-...

— Es suficiente.

Me calle y me limpie las lágrimas.

— A ver. Me estás diciendo que sos Omega y que yo como estúpido te iba a rebajar. —dio un suspiro—. Bien. Óliver, alista tus cosas.

— ¿¡Me iré a casa!?

Dije alegre pero al ver si expresión, entendí que era un NO.

— Irás donde los omegas.

— P-per-...

— Estarás más seguro ahí. Además. Esa es tu raza.

Dejo los papeles en la cama y se levantó, me tocó el hombro y susurró: Es tu destino ser una máquina para dar hijos.

El autocontrol que reuní para no llorar descontrolada mente se fue al carajo.
Esa era la verdad. Siempre fui eso, y solo retrasaba lo inevitable.

— ¡MALDITO SEAS HIJO DE PUTA!

Grité y golpeé la puerta, la pateé, aventé mi cuerpo contra él aún llorando.

— Maldito... Maldito arrebatador de sueños...

Susurré mientras resbalaba mi cuerpo con la superficie de madera de la puerta.

Aferré mis dedos contra mis cabellos, tirando de éstos.

— Tenía que venir, tenía que joderme ahora... ¡¿POR QUÉ NACÍ OMEGA!? ¡DE A VER SABIDO LOS PELIGROS DE SER OMEGA JAMAS LO HUBIERA DESEADO COMO CUANDO ERA NIÑO!

La historia de un Omega [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora