10. Un omega infiltrado

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-¿Qué...?

Mi cerebro aún no procesaba esa palabra de salír. ¿Son pareja? Pero si cuando aún permanecíamos en la otra casa Daniel le jugó una broma a Theo. ¿¡Y ahora son novios!?

-Maldita sea.

-Oye, Dan- Daniel... Yo lo siento muc-...

-No. -me interrumpió-. Oliver tú no tienes la culpa de nada. -dejo de jalarse los caballos para dedicarme una sonrisa, pero esa sonrisa desapareció cuando abrió los ojos-. ¿Por qué estás tan sonrojado? No eres Omega como para estar así solo por unas cosquillas.

-¿Eh?

Cómo no había un espejo o algo en donde pueda ver mi reflejo solamente toque mis mejillas y sentirlas (literalmente) en llamas.

-¿Estás bien? -me pregunto Daniel.

-De momento...

-¿Por qué de momento? ¿Ya te sentías mal antes de venir aquí o qué?

-Eh, en si desde que estábamos viniendo a estos cuartos. Viene y se va, viene y se va. De seguro después de tomar un vaso de agua estaré bien. ¿Vamos a comer?

-Si, si nos seguimos demorando Theo pensará otras cos-...

Daniel no pudo terminar de hablar pues la puerta fue nuevamente abierta por el alfa que nos trajo, ¿Steven? Creo que así se llamaba y, la cara de culo que trae no parece que quiera hacer amigos, pero su semblante cambio a sorpresa combinado con nervios cuando aspiro un poco de aire.

-T-tu... ¿Tú eres Oliver Rouse? -su voz estaba temblando.

-S-...

-Eso depende. ¿Para qué quieres saber?

Daniel respondió por mi antes de que pudiera contestar y el alfa puso una cara extraña para luego cerrar los ojos y salir del cuarto dando un portazo sin antes gritar: ¡No salgan!

-¿Por qué todos se desquitan con la puerta? -pregunte con la voz entre cortada y con un poco de calor en todo mi cuerpo.

-Ni puta idea. -Daniel dio un suspiro y luego se sentó al lado mío-. ¿Haz tenido alguna relación antes?

-¿A qué viene la pregunta?

-Quiero consejos para no joder mi relación con Theo.

-Pues estás hablando con la persona equivocada.

-¿Nunca haz tenido pareja?

-No. -mi cabeza me estaba empezando a dar vueltas-. Aunque tenga 16 nunca a pasado por mi cabeza tener pareja.

Daniel se rió-. ¿Y eso por qué?

Ah, no se... Será porque cuando Sally se enteró de que era Omega le valieron madre que esteá en medio de una práctica y vino (literalmente) volando a casa para traumarmé a la edad de 12 años mientras me explicaba los riesgos que podría tener si me acostaba con un alfa y lo roto que me podrían dejar algunos con tan solo penetrarme por la violencia con la que lo hacen y esas cosas... Supongo...

-Por que mis estudios van primero -¡Bravo cerebro lo hiciste de nuevo! Ahora voy a quedar como estúpido delante de Daniel.

-Oh mejor dicho estas bien feo y ningún omega o alfa se fijó en tí, pero... Eso es algo estúpido. Tienes unos ojos hermosos.

-Quitale la heterochromia y verás que estoy bien feo -reí.

-Estúpido depresivo.

No entendí a qué venía la depresión en esta charla pero callé. No podía recriminarle del todo, no terminó la secundaria no puedo hacerlo sentir mal. Simplemente sonreí sintiendo cada vez más calor.

-¿Vamos a comer? Ya me dio hambre.

-Pero el alf-...

-Puff. ¿Qué importa él? -sonrío.

-Supong-... ¡Ngth!

Me tiré en la cama y me apreté la entrepierna, sentí una punzada en esta y la vergüenza se impregnó en mis orejas y mejillas.
Comencé a jadear y a emitir leves gemidos que intentaba a como dé lugar callarlos.

-¿Oliver?

-Daniel...

Las palabras que soltaban parecían susurros combinados con ecxitación y dolor de paso, las lágrimas se me escaparon y justo en ese instante apareció el alfa nuevamente azotando la puerta y lanzándole algo a Daniel.

-¡Qué se lo aplique y que no salga las reglas están en el reverso!

Sin más salió y ahí entendí todo.

-No... ¡NO, MALDITA SEA, NO! -grité en desesperación mientras cerraba mis ojos y las lágrimas salían.

-Oliver... Acaso tú. ¿Eres omega?

De la histeria únicamente enrede mis dedos con mi cabello y comencé a tirar de ellos.

-¡Maldita sea! ¡Se supone que el celo viene a partir de los 19 años! ¿¡Por qué me tiene que llegar a los 16!? ¿¡POR QUÉ!?

-Oye, Oliver tranquilo. El celo no siempre viene a esa edad a veces viene antes o después. Pero es bueno el que seas omega, Puedes tener a un alfa quien te proteja y traer sus cachorros a la vi-...

-¡NO! ¡¿DANIEL ACASO NO ENTIENDES LO QUE SIGNIFICA ESTO!? ¡SOY OMEGA! ¿¡Para que servimos nosotros!? ¡¿PARA TRAER HIJOS AL MUNDO, PARA VIVIR BAJO LAS REGLAS DE UN IMPONENTE ALFA!? ¡SOLO PARA ESO!

-Usted-...

-¿QUÉ? ¿¡QUE, DANIEL. QUÉ!? ¿¡ME VAS A DECIR LO BUENO DE SER UN OMEGA!? ¡PREFERIRÍA SER MIL VECES UN INSIGNIFICANTE BETA QUE UN PUTO OMEGA QUE CADA MES TIENE GANAS DE APAREARSE Y TERMINAR SIENDO MADRE DE MIL CRÍAS! ¡QUE LE PAGUEN UNA MISERIA! ¡USTEDES LOS BETAS MACHOS TAL VEZ NO PUEDAN EMBARAZARSE Y ESO ENVIDIO DE USTEDES! ¡USTEDES NO SON NA-...!

Mis palabras e irá fueron interrumpidas cuando el supresor inicial golpeó mi cara.
Cuando abrí mis ojos vi que Daniel estaba con una lágrima en sus pestañas. Estaba haciendo lujo con ambas manos y me veía de una manera la cual no puedo explicar.

-Tal vez no podamos embarazarnos, pero me alegra el no ser un Omega tan patético como tú. Boca suelta y que si está frustrado con todos se lo agarra. ¡Deja de comportarte como un niñito! ¡EGOÍSTA! ¡Cuántos omegas darían lo que fuera para que puedan tener un hijo! Pero no lo vas a entender. No ahora, Oliver no sabes las ganas que tengo en pegarte, pero me contengo porque eres un buen chico, pero eso no te quita el echo de que eres un cry baby.

Daniel se fue del cuarto azotando la puerta, dejándome ahí, con las palabras en la boca y con una ira y frustración que sentía que en cualquier momento explotaría.
Me tiré en la cama con el supresor en mi mano, leí las instrucciones y me lo aplique como decía: "Si es el primer celo del Omega aplicárselo en la parte trasera del cuello, si es el segundo.... Bla, bla, bla. No leí más y me puse la inyección en mi cuello, dolía y por eso me mordí el labio inferior.
El sueño me entro y me acosté en una mejor posición para dormir, y fue ahí cuando recordé algo.

La promesa de mamá.

-«Ahí estaremos cuando te venga tu celo. Mi vida, ahora tranquilo ve a jugar. Aún estás muy chico como para que el celo ataque.»

Se me fue imposible el no cerrar mis ojos y dibujar en mi mente una escena fantasiosa de cómo pensé que sería la llegada de mi celo si no estuviera aquí.
Mamá a mi costado.
Papá, Jack, Sally y Size en algún rincón de mi cuarto mientras se cubrían la nariz, yo apachurrando mi peluche de conejo y el de gatito mientras mamá me acariciaba la frente.

-Mamá, ya me vino el celo... Pero, no te veo en ningún lado. ¿Acaso me mentiste?

Las lágrimas caigan cuales gotas de lluvia de verano.
Lo último que recuerdo, es aquella acalorable familia imaginaba que había desarrollado mi imaginación y subrealismo.
























《El dolor, amado por unos, y odiado por miles.》

La historia de un Omega [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora