2. Sueño

3.3K 236 5
                                    

Después de a ver lloraro literalmente todo el camino y haber sido ignorado por el chófer del auto llegamos a una casa. El barrio donde me encontraba no habían muchas casas, algunas estaban desgastadas por el paso de los años, en otras ni una sola alma rondaba.

El tipo que me había traído era un alfa, me lo dijo en el auto cuando pregunte lo que era, su nombre y a donde iba. Sólo me dijo: Soy un alfa, mi nombre no es de tu incumbencia y a donde vamos igual.

El alfa de cabellos cafés me pidió que entrará a la casa, y que él llevaría mis maletas.

Cuando toqué a la puerta una chica de cabellos negros risados y con un traje de mucama me abrió, me sonrió y se hizo a un lado para yo entrar.
Cuándo entré a la casa era muy acogedor, cuatro pisos con una escalera en caracol, un patio inmenso se veía al final del pasillo.

Caminé por el pasillo hasta que llegué a la sala.
Tome asiento en uno de los sillones blancos y la mucama apareció con una bandeja donde había unas botanas y un vaso con agua.

—¿Se sirve? —preguntó amablemente la mucama.

No quería hablar con nadie, ¿Por qué debería contestar? Mamá me enseño a nunca hablar con extraños.
Pero, para no quedar mal, solamente negué con la cabeza con una sonrisa.

La mucama asintió y salió de la sala.

Ahi estaba, sólo... En un lugar que no conozco, con gente que nunca e visto y lejos de mi familia. Esto me está haciendo asustar y tengo ganas de llorar.

Pasaron unos minutos cuando el alfa que me trajo se acerco a mi y tenía una cara de pocos amigos.

—¿Naturaleza? —fue lo único que dijo.

Guarde silencio.

—Contesta —uso la voz, la cual no me afectó en nada. Aún no me viene el celo, pero los resultados de mis exámenes que tuve cuando tenía 10 me dieron "omega".

—Eso no funciona conmigo —sonreí.

El alfa también sonrio y me llevo hasta el último piso. Oía voces, algunos gritos de personas que venían de los cuartos por lo cuales pasamos hasta que llegamos al penúltimo cuarto. A decir verdad esta casa tiene varios.

Cuando llegamos a la puerta, sin tocar el alfa la abrió y en su interior habían unos 3 chicos.

—Aquí te quedaras.

Sin decir más salió del cuarto.
giré todo mi cuerpo con la intención de escapar cuando esté se distraiga y huir pero él fue más rápido cerrando la puerta detrás mío.
Golpé la puerta, quería salir. Quería gritar. ¡Quiero ir a casa con mamá!
Golpé una y otra vez la puerta sin éxito alguno. Hasta que mis nudillos ardieron.

—Eso no funciona —habló uno de los chicos en mis espaldas.

Voté viendo a los 3 chicos pero ninguno volvió a hablar. Seguían en sus camas.

El chico que estaba en la litera de arriba era de cabellos rojizos, usaba lentes y tenía unos ojos color cobre.

Él que estaba abajo de la cama del pelirrojo, era un chico que tenía el cabello dorado que le llegaba hasta los hombros, de ojos negros y tez tan pálida como la mía.

Y el último de ellos era idéntico a mamá.
Todo, absolutamente todo de él me recordaba a mamá.

—Hola —habló el pelirrojo—. ¿Quién te mando aquí?

—...

—Creo que es mudo, Daniel —habló el pelidorado.

—No soy mudo —respondí.

—Igualito a Theo cuando vino —se burló el castaño—. ¿Verdad?

—Pues si —río Daniel.

—¡Dejen de burlarse de mi! —hizo un puchero el pelidorado.

Los tres estallaron en risas mientras yo me hacía pequeño en mi sitio.

—Sabía que iba a venir otro. Pero no pensé tan pronto, ¿Hace cuánto se fue el último? —preguntó Daniel.

—El último fue una omega hembra que vino de los suburbios y creo que se fue entre el 3 o 16 del mes pasado —respondió Theo.

—Bien, eso resulta que la subasta sera... Aproximadamente —intervino el castaño mientras hacía números en el aire con su dedo índice, dividiendo y restando—. El 23 de este mes.

—Estamos en peligro —dijo Daniel mientras bajaba de su cama y se acercaba a mi—.  lo siento nuevo. Lo más probable es que conozcas a alguien mañana y el 23 se vaya.

—No entiendo nada...

—Mira, nuevo... Esta es una granja de omegas, betas y tal vez encuentres a uno que otro alfa. Pero el punto es que a todos les llega su hora de irse con alguno de los compradores y ahi tu cuerpo queda en manos del destino.

Por alguna extraña razon un frío helado pasó por mi espalda y veía espantado a él pelirrojo quien tenía sus ojos posados en los míos.

—Daniel —algo cayó sobre la cabeza del pelirrojo—. No lo espantes. No le creas todo lo que dice, nuevo —sonrió el castaño.

—Jordan, él tiene derecho a saber —se defendió el pelirrojo.

—¿No creéis que es muy pronto? Chamo.

—Nha, a mi me lo dijieron cuando estaba en el carro con Steven.

—Locos —susurre para mi mismo.

—Tal vez —hablaron los tres.

Daniel me guió a la cama de abajo y mis cosas estaban en la parte tracera de esta.
Me senté en la cama y luego me eché viendo a la pared y ignorando a mis compañeros de cuarto...
Pronto me despertare de este sueño e iré a casa, con mi mamá, papá y mis hermanos.


























Los sueños si se hacen realidad, pero recuerda. Oliver, que las pesadillas también son sueños.

La historia de un Omega [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora