Desde un principio, siempre me costó encajar, al igual que hacer algún amigo que realmente fuese real y auténtico.
Para lograr encajar siempre tenía que cambiar cosas de mí para agradar a los demás.
Siempre fui excluída por no compartir opiniones, no querer cosas que los demás sí, no amar salir, no tomar, no fumar, no fiestear cada fin de semana, y sentirme bien así, en la sencillez y la simpleza…
Y es ahí donde tuve que entender finalmente que eso ocurría porque yo no era como los demás y sobretodo como las demás chicas.
No era como ellas, y a cierta edad llegué a comprender que no era alguien superficial.
Mientras ellas se gastaban el tiempo y el dinero en maquillaje y maquillándose, hablando y buscando hombres que les invitaran helados, hamburguesas, paseos en carro, etc, y/o pensando de que color se podían pintar las uñas esta semana que no fuese un color repetido, cuál peluquera era mejor para hacerse un alaciado, quién hacía las uñas a un precio accesible, donde vendían mas económico los polvos compactos y cuales eran mejores, el gym, los vestidos para las fiestas, los tacones más altos y brillantes que habían visto, a quién le tiraba onda el más lindo y a quién no.
Mientras ellas y casi todas las chicas de mi entorno, en ese entonces, pensaban sólo en eso, yo no.
Yo sólo buscaba huír de esas cosas, solo me alejaba cada vez más. Por muchas cosas, como por ejemplo: odio el maquillaje, odio los vestidos y con todo mi ser los tacones, odio la idea de tener que impresionar a un chico con un físico o con ropa estúpidamente vulgar, odio la idea de tener que seguirle la corriente a los chicos que me tiraban la onda solo para poder salir y comer gratis o dar de que hablar. Me parece la idiotez más grande que puede hacer una mujer.
Y con eso sólo seguía buscando aislarme más de ese mundo de papel que se había creado sobre buscar la perfeccion y vivir de las apariencias.
Y yo no quería nada de eso. Yo estaba bien andando sin maquillaje, con mi cara lavada todo el tiempo, con mi cabello despeinado y alborotado, con mis tenis de siempre y cualquier jean que considerara que me quedara bonito.
No me preocupaba en hacerme las uñas, menos con manicuristas, lo hacía yo misma, con el mismo pintauñas de siempre, vinotinto.
No me preocupaba alaciarme el cabello cada cuatro días, pero de vez en cuando me gustaba verme un poco más peinada de lo normal sólo por sentirme un poco más bonita.
No me preocupaba que “el fin de semana había la fiesta de las fiestas” en el club nocturno del momento, aunque a veces me sentía mal el ver que todos iban y yo no iba, ya que eso me traía burlas.
Nunca me preocupó el gym, ni el mejorar mi cuerpo todo flaco.
No me preocupaba en tener que impresionar a un chico con mi apariencia, aunque me sentía menos bonita que las demás…
Y así inició todo.
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Margo.
Short Story《Claramente estoy consciente de que no soy lo que las personas creen. Soy mucho más que todo eso... También estoy consciente de que no soy la Margo que todos creen. Soy más que la Margo Roth Spiegelman que todos conocen.》 Esta historia es, un tanto...