DIECISEIS

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Luego de salir, directamente miré hacia la ventana de Quentin, estaba cerrada pero podía apostar a que no estaba asegurada de ninguna manera. Había estado allí antes. Y sé que podía abrirla fácilmente. El problema existente era treparme en ese árbol, hace mucho tiempo que no lo hacía. Pero como pude lo hice, y no fue nada difícil. Abrí la ventana, y me senté en ella con mis pies del lado dentro. Se veía a simple vista a Quentin, un tanto dormido. Al dejar de admirar dicha escena, iba dispuesta a saltar hacia el piso, cuando Q despertó.

-M-Margo -dijo con su voz adormilada.

Yo sólo le hice un gesto de que se callara.

Cuando escuché un portazo y al mismo tiempo una voz gritando mi nombre a lo lejos.

Era mi papá.

Margo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora