vi. ella no gusta de mi

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—¡Potter!, ¡Weasley!, ¿queréis atender?

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¡Potter!, ¡Weasley!, ¿queréis atender?

La irritada voz de la profesora McGonagall restalló como un látigo en la clase de Transformaciones del jueves, y tanto Harry como Ron se sobresaltaron. La clase estaba acabando. Habían terminado el trabajo: las gallinas deGuinea que habían estado transformando en conejillos de Indias estaban guardadas en una jaula grande colocada sobre la mesa de la profesora McGonagall (el conejillo de Neville todavía tenía plumas), y habían copiado de la pizarra el enunciado de sus deberes («Describe, poniendo varios ejemplos, en qué deben modificarse los encantamientos transformadores al llevar a cabo cambios en especies híbridas»). La campana iba a sonar de un momento a otro. Cuando Harry y Ron, que habían estado luchando con dos de las varitas de pega de Fred y George a modo de espadas, levantaron la vista, Ron sujetaba un loro de hojalata, y Harry, una merluza de goma.

—Ahora que Pottery Weasley tendrán la amabilidad de comportarse de acuerdo con su edad—dijo la profesora McGonagall dirigiéndoles a los dos una mirada de enfado cuando la cabeza de la merluza de Harry cayó al suelo (súbitamente cortada por el pico del loro de hojalata de Ron)—. Señor Potter, ¿puede dejar de entretenerse con el cabello de la señorita Granger?

Asher se encontraba sentado detrás de Hermione, ya que ella había decidido sentarse con David, haciéndole una trenza. Pensaba que le quedaría bien aunque la verdad no importaba lo que Hermione se pusiera para él siempre se vería hermosa.

Gracias, señor Potter. Ahora tengo que deciros algo a todos vosotros. »Se acerca el baile de Navidad: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo deseáis podéis invitar a un estudiante más joven...

Asher rodó los ojos al escuchar a Lavender Brown reír de forma estridente. Parvati Patil le dio un codazo en las costillas, haciendo un duro esfuerzo por no reírse también. Asher miró a la profesora McGonagall le dijera algo pero no les hizo caso, lo cual lo indignó.

—Será obligatoria la túnica de gala—prosiguió la profesora McGonagall—. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien...—La profesora McGonagall recorrió la clase muy despacio con la mirada—. El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire—dijo, en tono de desaprobación.

Lavender se rió más fuerte, poniéndose la mano en la boca para ahogar el sonido. Asher comprendió dónde estaba aquella vez lo divertido: la profesora McGonagall, que llevaba el pelo recogido en un moño muy apretado, no parecía haber echado nunca una cana al aire, en ningún sentido.

—Pero eso no quiere decir—prosiguió la profesora McGonagall—. Que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Me disgustaré muy seriamente si algún alumno de Gryffindor deja en mal lugar al colegio.

Sonó la campana, y se formó el habitual revuelo mientras recogían las cosas y se echaban las mochilas al hombro.

Asher había sido uno de los pocos que decidieron volver a casa en lugar de disfrutar del baile

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Asher había sido uno de los pocos que decidieron volver a casa en lugar de disfrutar del baile. No le veía sentido asistir al evento cuando no iría con la persona que le gustaba. Hermione tenía pareja y era Viktor Krum. No era una persona masoquista como para ir y verla junto con el campeón.

Cuando Herms le dijo que el búlgaro sería su cita para el baile escupió todo el jugo de calabaza. No entendía. Hacía unas semanas atrás ella había dicho que no le parecía tan guapo.
Se sentía como un idiota por no habérselo pedido primero en vez de haber perdido el tiempo haciéndole una escena al profesor Snape. Claro que a más de a uno le causó gracia ver como el chico Potter invitaba al baile al profesor de Pociones.

Asher se había puesto una túnica de gala negra e intentó arreglar de una forma decente su cabello. Además le llevó unas flores, exactamente unas lilium porque su madre se lo recomendó. Amaba como su madre le daba ideas en vez de retarlo por molestar a Snape.
Esperó pacientemente hasta que todos se sentarán y se quedarán callados para después subirse arriba de una de las mesas, ignorando los llamados de Severus, y comenzar a cantarle una canción sobre su hermoso cabello grasoso. Apenas terminó la canción se bajó de la mesa y se arrodilló, como si le estuviera a punto de proponerle matrimonio, mientras le ofrecía las flores.

—Profesor Snape, ¿me haría el estudiante más feliz de Hogwarts y aceptaría ir conmigo al baile?—dijo con una brillante sonrisa.

Todos observaban expectantes por saber como reaccionaria el profesor amargado. Esté tomó las flores antes de decirle:

—Fuera de mi clase, Potter.

—Bien. Se lo pediré a Minnie.

Y así fue como Asher desperdicio su tiempo en lugar de pensar una ingeniosa forma de pedirle a su mejor amiga que sea su cita para el baile.

Tampoco le parecía el fin del mundo volver a casa. Estaba contento porque las fiestas eran una de las pocas ocasiones en donde su mamá no se encontraba  ocupada en el trabajo. Además de que volvería a ver a su padre y a sus padrinos. También vería a Sirius, estaba seguro que su mamá no dejaría que pasará la navidad sólo. Le sorprendía que Grace y Harry hubieran decidido quedarse en Hogwarts, supuso que ellos si deberían tener pareja.

—Creo que si se lo pides es capaz de dejar plantado a Krum—dijo Grace, la cual se encontraba en su dormitorio "ayudándolo" a empacar. En realidad no estaba haciendo nada, solo lo miraba guardar sus pertenencias.

—No lo hará. Ella no gusta de mi.

—El otro día no te quitaba los ojos de encima—opinó David, quien también estaba guardando sus cosas—. Le gustas.

—Si le gustará no hubiera aceptado ir con Krum—respondió el chico Potter con una mueca.

—Porque pensó que no la invitarías—dijo la pelirroja como si se fuera algo obvio—. Deberías hacerlo.

—O podrías invitar a alguien más. Tienes varias chicas detrás tuyo—dijo esta vez Lupin.

—No importa lo que digan. No me quedaré. Prefiero estar en casa.





Maratón 3/?

BOYFRIEND ✧ HERMIONE GRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora