Capítulo 5

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-Señores, lamento la interrupción, pero Andrew -la mensión del nombre, me hizo apartar la mirada de aquel atractivo hombre. Giré la mirada hacia el hombre solitario. Me sonrío-, te presento a Annette, será tú compañera por el resto de la tarde y la noche-. Torres me puso adelante de ella, quedando frente aquel hombre de ojos cafés oscuros.

Se puso de pie, rebasando mi altura.

-Será un placer tenerte a mi lado -tomó mi mano derecha y besó el dorso. No aguanté mi sonrisa.

-Será un placer acompañarlo- mordí el labio inferior, me miraba intenso.

-Vamos por un trago -cambió de lugar su mano, la colocó a mi espalda y me instó a avanzar.

-Nunca te había visto por aquí, no pareces ser como ellas -me tendió el vaso con whisky.

Le agradecí la bebida y miré a las otras chicas. Estaba más decente que ella.

-La única diferencia sólo sería el vestuario y no frecuento mucho el Club, Torres me tiene en otras cosas- me encogí de hombros y bebí.

-Las fiestas en su mansión -asentí-. Prefiero el ambiente más tranquilo- sonreí.

Dejé el vaso sobre la barra y me acerqué hasta tocar su pecho, rozarlo y subir hasta su cuello. Lo inclino un poco y enredo mis dedos en su cabello negro.

-Podemos ir a un lugar, mucho más tranquilo, si te apetece -susurro sobre sus labios, mirando sus ojos.

-Podríamos, sí. Pero déjame hacer unas apuestas antes -solté un gruñido y él una risita.

Iba a separarme, me lo impidió al tomarme de la cintura, pegarme a su cuerpo y besar mis labios.

Con gusto le respondí.

Acariciaba mi lengua, dando paso a gemidos. Mordió mi labio inferior antes de alejarse. Ambos teníamos la respiración irregular.

-Vamos a la mesa -.

Tomó mi mano y caminamos de regreso.

-Pensamos que dejarías la apuesta- comentó uno de le mesa. Andrew rió.

-No, ella me dará suerte -ahora yo reí.
Me miró con el ceño fruncido.

-Soy pésima dando suerte, podría hacer que perdiese- él negó con la cabeza.

-Bueno, mejor así, quédate y haznos ganar a nosotros- otro habló.

-Ganaré y tendrás tú recompensa -me miró con picardía

-Ganarás- aseguro.

Tomo asiento en su lugar y el arrastra otra silla para él.

A comparación de él, los otros tienen a sus acompañantes en sus regasos.

Se me hace imposible mirar al hombre que sólo con su mirada me hizo jadear.

Estaba frente a mí, con una chica en piernas y sólo ropa interior. Ambos veían sus cartas y la chica le rosaba el cuello con los dedos.

Su barba de tres días, lo hacía lucir más maduro y sexi.

Entre Héctor, Andrew y él, él es más guapo. ¿Por qué los comparo? Porque no puedo evitarlo. Llaman mucho mí atención.

-Subo a treinta mil libras -habló Andrew.

-¿Qué? Yo me retiro- dijeron otros.

-Cincuenta -el hombre frente a mi.

Me miró, levanté una ceja ante su mirada lasiva y arrogante.

Miré una seña de media sonrisa en sus labios y un guiño.

Una vida diferente |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora