Capítulo 2

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-Esperandote -mordí mi labio inferior. Su dedo índice estaba jugando con el hueso de mí cadera, algo excitante para mí.

-Pues basta de la espera -Aquel desconocido, me tomó por la cadera, me volteó y quedé de frente a su pecho. Alcé la mirada y suspiré.

Cabello negro y largo, tatuajes en la parte de su cuello que apenas puedo ver por el espectacular traje que lleva, aún así puedo sentir su cuerpo musculoso.

Guapísimo.

-¿Terminaste con la inspección? -Sonrío de lado. Mordi mí labio.

-Sí -Había aprendido a no ser tímida.

-Bien -Sin más, unió nuestros labios.
Un beso feroz. Su lengua jugaba con la mía, lo que me hacía soltar gemidos.

En un instante, volví a estar de espaldas a él y frente a los demás hombres y mujeres que nos observaban con detenimiento.

-Mostraré lo hermosa que eres -No pude evitar cerrar los ojos y jadear al sentir su lengua y labios en mí cuello mientras jugaba con la orilla del vestido.

Trago saliva, cerrando los ojos, y dejo que haga conmigo lo que quiere.

Admito que nunca había sido expuesta, pero él lo quería y tanto Torres como Derek nos dijeron desde el principio; Complacer a los clientes es primordial, tanto si quieres algo a cambio.

Deja de jugar con mi cuello y siento sus dedos subir sobre la tela del vestido, llega a mis hombros y baja, lento y lo que para los espectadores es una tortura también para mí lo es, los tirantes del vestido. Los desliza por mis brazos, llevando el vestido hasta mí cintura.

Mis pechos están al descubierto. Me roba varios gemidos, acariciando, masajea y apretando mis pechos.
Lo hace con tanto morbo, que puedo escuchar más gemidos.

Puedo sentir su respiración acelerada en mí cuello y oreja. Mi intimidad se siente húmeda.

El hombre detrás de mí, pellizca mis pezones, logrando que grite y bajando una de sus manos por mí estómago; logrando erizar mí piel.

Siento el vestido deslizarse por mis piernas. Pero lo que me descoloca, es sentir su dedo tocar mí punto de excitación. No llevo ropa interior. Gesto que me hace arquear la espalda, pegándola a su pecho y poder sentir lo erecto que estaba.

Mis gemidos no paraban, mis labios estaban secos y él no dejaba de torturar mí parte íntima.

Sus labios volvieron a atarcar la sensible piel de mí cuello, ladie la cabeza, dándole espacio para  lamer, morder y chupar a su antojo.

Su mano dejó de torturar mí pecho, la colocó en mí cintura y me pegó a su pecho, aún torturando ahí abajo.

En un segundo, de golpe, dejó entrar tres dedos en mí. Recibiendo un gemido y que una de mis manos fuera a su cebello, halando, mientas la otra se sostenía de su chaleco.

Mí cuerpo empezaba a temblar, se sacudía con cada penetración de sus dedos.

Estaba a punto. Él lo sabía, bombeo unas cuantas veces más rápido, estimuló mí clítoris, empecé a jadear más rápido y estallé. Me dejé convulsionar entre sus brazos.

-Estuviste espectacular -recibí un beso en mí cabeza.

Los aplausos se hicieron presente.

Tragué saliva y abrí los ojos.

Muchos pares me veían, con lujuria, deseo y extasiados.

Mí pecho subía y bajaba, aún tratando de regular la respiración.

Una vida diferente |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora