Capítulo 36

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Annette Coux

Una semana después.

Suspiro cuando me deja sobre la cama, una verdadera cama y no como la del hospital.

-Gracias... -murmuro con los ojos cerrados, dejando mi mano sobre mi vientre, cerca de la pelvis, como si por dejarla allí el dolor y el vacío desaperece por completo, hasta que se me olvida o me quedo dormida, pero vuelvo a recordar que me han quitado el útero, cuando me muevo.

Siento su mirada en mí, sin embargo, no me atrevo a abrir los ojos y me mantengo como si no estuviera a mi lado. Él no se merece una mujer incompleta.

-¿Estás cómoda?

Esbozo una pequeña sonrisa al escucharlo, pero el pecho me da un vuelco y la garganta se me cierra, así que me limito a asentir por miedo a que la voz me salga aguda.

-¡Anne! -la voz de mi muñeca me hace abrir los ojos, justo cuando Erik la deja sobre la cama y se acerca a mí, sonriendo, pero con cuidado de no lastimarme cuando se acuesta sobre mi pecho y acaricia mi rostro.

-¿Me extrañaste, muñe? -se ríe.

-Muuuchoo -delinea mi nariz con su dedo índice y frunce el ceño-. ¿Pol qué mi cabello no tiene colol?

Sonrío.

-Claro que sí tiene color, es amarillo -enfatizo, acariciando sus risos de oro.

-Nooo, yo quielo como tuyo -juega con el mío, entonces, me hace reír al esconderse en mi cuello y tomar mi cabello para ponerlo sobre su cabeza.

-Cuando seas más grande te lo puedes pintar del color que quieras -aseguro, logrando que sus ojos azules brillen más de lo normal.

-¡Siii! Lo quiero molado -sonrío.

-Y yo verde -se une Erik.

-¡De alcoilis! -exclama Cat, saltando a los brazos de Héctor, quien estaba en otro mundo mirándome, por suerte, reacciona y logra atrapar a la beba, quien se cuelga de su cuello-. ¿Qué colol quieles tú cabello?

-Me gusta el azul...

-¡Azul de los plincipes! -estalla en el oído de Héctor. Sólo ríe y le sigue la corriente.

Esa estampa tan... varonil y paternal, lo hace ver más guapo. Y no es de sabios adivinar que él algún día querrá ser padre... apuesto que uno maravilloso.

-¿Le salió barros, cierto? Yo también lo noté -parpadeo con el ceño fruncido. Erik tiene una sonrisa divertida, que se borra en un suspiro-. ¿Qué pasará?

Imito su suspiro; cansada de la vida.

Héctor y Cat se han ido de la habitación, no sé a dónde, dándome la oportunidad de contarle mi decisión, después de tanto pensarlo durante la semana que estuve en el hospital.

-Regresamos a Nueva York -encojo los hombros-. Allí está nuestra casa, papá y Luna, no la podemos dejar sola.

-Quizá..

-Ya no existe un quizá -lo miro con advertencia-. El teniente está haciendo mucho para evitar que yo pise la cárcel y ya es hora de darles una vida de verdad -hablo con rencor hacia mí y mis malas decisiones, parpadeo al sentir las lágrimas cerca.

-¿Héctor?

-¿Qué sucede con él?

-¿No sientes nada por él? -esbozo media sonrisa.

-Siento agradecimiento -miento en una pequeña parte-. No tendré cómo pagarle el que nos haya salvado de tanto...

-¿Crees que el se conforma con un agradecimiento? -no conteso-. Él te quiere de verdad.

Una vida diferente |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora