Como había dicho, ahora estoy en la montaña rusa, yendo hacia abajo; hace una semana que Danilo volvió a abusar de mí por las noches, en las que no volvía a dormir por miedo a que despertara y me tomara otra vez. Siempre permanecía alerta o fuera de la habitación, sin embargo, siempre lograba arrastrarme a la habitación y, de un golpe en alguna parte del cuerpo no visible para otros, me dejaba débil y utilizaba mi cuerpo hasta quedar satisfecho. Y con más pesar, él mismo curaba mis heridas.
Erik había empezado a sospechar, pues mis ojeras y la debilidad al moverme, eran muy notables.. ya no jugaba con Cat para no seguir lastimado mis músculos.
No sabía el motivo de su repentino cambio, pero me ha mantenido muy vigilada. Había asistido a la universidad, acompañada de otro guardia -ya que me habían cambiado a Polo que era con quien me sentía más cómoda que con el de ahora quien no recuerdo su nombre-, que iba pegado a mí, todo el tiempo, incluso apartaba a mis amigos; por órdenes del jefe. Aunque eso no impedía que, en el aula, Connor se acercara a hablarme. Por más que quisiera sacar todo y pedirle ayuda, mi miedo era más grande y no hablaría con él en medio de tanto curioso.
Lamentablemente, los señores Stuart se habían ido dos días después de su llegada y no he vuelto a saber de ellos, tampoco lograron ver el verdadero monstruo que es su hijo... Luz seguía ciega de lealtad hacia él.
A pesar de mi falta de sueño, logré pasar mis exámenes y Erik iba muy bien en la escuela, al menos eso me decía.
Ahora me encuentro en la última clase del día, sin embargo, no le presto mucha atención al maestro, ya que mí mente vaga en el recuerdo de Luna y me insista a ir a verla. Así que, cuando la clase acaba, salgo, sin perder tiempo, le digo al gorila que me llevé a la que era mí casa. Obvio me lo niega al principio, pues tiene que avisar al jefe .
Cuando Danilo le ha dicho que me llevara, sólo una hora, arranca la camioneta y maneja en un modo tortuga. Al llegar, me ayuda a salir de la camioneta y a caminar hasta la casa. Con una vez, bastó para tocar y que Luna se lanzara a mis brazos, sólo eso bastó para que ambas soltemos en llanto.
-Mí niña -posó sus, arrugadas manos, sobre mi sobre y yo no hice más inclinarme a su toque-. Había estado muy preocupada... no sabía nada de ustedes y ... me atreví a llamarte, pero no me contestaste -soltó un sollozo.
-Lo siento, Luna... el aparato se descompuso y no he comprado otro -ella acepta mi excusa. Y nos hace pasar.
Me alegra ver que Luna se ha instalado muy bien en la casa y ha traído algunos de sus recuerdos.
El guardaespalda se queda en la es la sala, mientras Luna y yo nos encerramos en la habitación, que solía ser la nuestra.
-Ya no brillas como antes, cariño -acostada en la cama, y yo sobre sus piernas, me acaricia el cabello. No dejo de llorar y ella se preocupa más. Termino contándole todo, ella me ánima a dejarlo... pero no es tan fácil.
-Me tiene en sus manos, Lu... yo no quiero arriesgarlos más... No me perdonaría que algo les pasara -me abrazo a ella, escondiendo el rostro en su vientre y dejando salir más lágrimas y aceptando sus caricias.
-¿Y tú, mí niña?
-Yo daría mí vida por ustedes... -la siento tensarse y cesar un momento sus caricias-. A éste punto, ya nada me importa más que verlos a salvo -el gran nudo en la garganta vuelve y dejo de hablar.
-Me duele mucho... verte así -ella igual llora.
Nos quedamos en lo mismos; llorar y consolarnos, por un buen rato, hasta que los párpados me pesan y junto a los arrumacos de Luna, me quedo dormida.
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Una vida diferente |Editando|
DiversosUna vida diferente es un libro que duele, crudo y fuertemente apasionado desde varios puntos de vista. La pasión se absorbe entre la historia de amor de los protagonistas, pero también de algunos momentos en los que la violencia reina. *No pretendo...