Luego de despedirse de la familia, y con la promesa de volver a almorzar, se subieron al auto y Kaghome suspiro aliviada. Inuyasha la miro y sonrio.
-Nada mal, ¿Eh?
- La verdad que no, amor, pero te aseguro que estuve temblando desde que entre a tu casa hasta que conoci a tu madre y me sonrio – Bromeo, logrando una risa en el peliplata.
- Luego de conocer a Kikyo, estaba mas que seguro que te amarían. Al igual que lo hago yo – Kaghome se sonrojo al escuchar eso, pero tomo su mano y la llevo a sus labios.
- Yo te amo un poco mas.
- Lo dudo. Estoy seguro que yo me enamore primero.
- ¿Ah, si? Y dime, ¿Cuándo te enamoraste de mi?
- En mi casamiento – Kaghome lo miro sorprendida y jadeo levemente, mientras sentía que sus mejillas se coloreaban - ¿Qué sucede?
- Yo... Yo también – Murmuro con algo de vergüenza – Yo también me enamore de ti en tu casamiento – Inuyasha sonrio con una enorme sonrisa, mientras apretaba aun mas la mano de ella, la llevaba a su boca y la besaba.
- Te besaría, pero se me hace algo imposible ahora, pero cuando lleguemos a casa... - Y dejo la declaración ahí, mientras una sonrisa pervertida se asomaba en sus labios. Kaghome lo miro y algo en ella se encendio. Su mano se dirigio a la rodilla de su novio, comenzando unas leves caricias que predecían lo que ella deseaba.
- ¿Por qué esperar a casa? – Murmuro, mientras comenzaba a subir su mano por su pierna con una lentitud diabólica. Inuyasha trago con dificultad, mientras una parte de su cuerpo comenzaba a despertar.
Dejando de lado su pierna, desabrocho el cinturón de seguridad, dejando libre su cuerpo. Comenzo a abrir su camisa botón por botón mientras seguía con su mirada fija en Inuyasha, que a duras penas podia ver el camino por donde iban.
Una vez que la camisa estuvo abierta, dejando a la vista su sostén, se arrodillo en el asiento para desabrochar su falda. El ojidorado comenzó a respirar con dificultad, mientras intentaba tragar saliva, ¿Acaso esa niña queria volverlo loco? El hecho de que estuviera haciendo eso en un auto, donde cualquiera podría verla cualquiera, lo estaba excitando por demás.
Kaghome se volvió a sentar para dejar su falda en el suelo. Su cuerpo quedo cubierto solo por unas diminutas bragas y su sostén. Inuyasha no podia evitar mirarla. Necesitaba tocarla, porque se notaba que estaba regalada a él, pero no podia. Tenia que seguir manejando.
Ella sonrio al verlo respirar con agitación. Lo tenia donde deseaba, y aun no había visto nada.
Su mano se dirigio a su paquete, donde lo apretó con algo de fuerza. Inuyasha gruño con fuerza y se aferro al volante como si la vida se le fuera en eso. Con lentitud, la azabache bajo el cierre de su pantalón, dejando su miembro apretado bajo la ropa interior. Sonrio al verlo tan duro y, aunque deseaba ponerlo en su boca, queria hacerlo desear un poco mas.
Se arrodillo y comenzó a bajar su cabeza hacia su pene. Inuyasha jadeo con anticipación. Apoyo sus labios sobre su miembro, que aun estaba preso por su reopa interior y el peliplata tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no cerrar sus ojos. Esa perra lo estaba volviendo completamente loco.
Asi como bajo su cabeza, Kaghome volvió a sentarse, dejándolo confundido y con ganas de mas. Se acerco a su oído.
-Vayamos a mi departamento – Saco unos papeles de la guantera del auto y se los alcanzo – Esta es la dirección y esta mi tarjeta de acceso – Inuyasha no pudo hacer mas que asentir. Ni siquiera le intereso el hecho de que su novia tenia un departamento en el centro de la ciudad. Kaghome beso su mejilla y con una habilidad gatuna, se movio hacia el asiento trasero.
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Infieles
RomanceHistoria de una traicion que termino con la vida de 4 personas. Pero, como dicen, siempre hay una luz en la oscuridad. *** Los personajes no me pertenecen. Son de la señora Rumiko Takahashi, yo solo los tomo prestados para crear mis historias las cu...