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Steve manejaba en silencio mientras escuchaba a Natasha tararear la canción que pasaba por la radio. La pelirroja había agarrado el celular del rubios jugando con la cámara, sacándose fotos al azar.
Steve estacionó el auto y Natasha alzó la vista del celular. Bajo del auto junto a él y comenzó a caminar mirando sus reacciones. Entraron a una florería y él compró un ramo de flores pequeñas.

-¿Tu novia no se enojara si me ve contigo no?.- escuchó a Steve reír pero no le contestó dejando en duda a Natasha. Dieron vuelta a la manzana y Natasha se sorprendió. Ambos entraron en el lugar y ella seguía a Steve sin saber que decir ni que hacer. Steve parecía bastante familiarizado con el lugar. Incluso había saludado al guardia de allí. Pararon de caminar y ella enseguida entendió a lo que iban.

"Sarah  Rogers

1968-2006

Te amaremos por siempre. Tu hijo y tú esposo.

- Mamá, te presento a Natasha, Natasha, mi mamá. - el tomó asiento frente a la tumba de su madre y Natasha aún con la sorpresa en el rostro hizo lo mismo. Se abrazó a sus piernas y lo observó. - Sabes siempre la gente que pregunta por ella empieza a lamentarse. Pero es pasado. Mi mamá siempre estará para mi.

-¿No te pone triste que está ahí?.- dijo curiosa sin entenderlo aún.

-¿De que me sirve lamentarme?. No quiero vivir el presente lleno de dolor, la extraño, pero no me duele como cuando tenía 7 años, no quiero vivir con un dolor permanente. - Natasha reflexionó sus palabras y lo observó.- Sabes suena egoísta pero, nos dió mucho alivió tanto a padre como a mi. - Steve suspiró y continuo. - Tenía cáncer, era de ir y volver al hospital. Le causaba mucho dolor. Y con ello a nosotros la impotencia por no lograr calmar su dolor. - Explicó el rubio. - Cuando se fue - dijo tomando una de las flores que trajo y las colocó en la tumba reemplazando a las ya marchitas flores. - me partió el alma ver a mi padre destruído por la pérdida de mamá. Pero a su vez me resultaba tranquilo no tener que escuchar ya la máquina de latidos ni nada relacionado con hospitales.

Los dos se quedaron en silenció mirando el cielo nublado. Steve se levantó de su lugar y le extendió la mano a la pelirroja ayudándola a levantarse. Comenzó a caminar sin solar su mano y tranquilamente fueron hasta el auto.
Ambos entraron al auto, Steve iba a pedir la dirección de Natasha cuando recordó que ella no quería volver a su casa, así que se le ocurrió una idea.

-¿Quieres ir a comer a mi casa?.- Eso tomó desapercibida a Natasha. Steve viendo su tardanza supuso que no quería. - Está bien si no quieres yo...- antes de que continuará hablando Natasha lo cortó.

- Si. - Steve sonrió y comenzó a manejar dirección a su casa. - Tengo que avisar. - recordó Natasha sacando su celular. Cuando fue a usarlo no podría desbloquearlo. La batería se había agotado.- Mié...

- Lenguaje. - dijo Steve sin más y Natasha lo miró divertida. -¿Qué?.

- Nada. - dijo riendose contagiando a Steve. - ¿Me prestas tu celular? El mío se quedó sin batería.- Steve señaló la mochila que estaba en la parte trasera y Natasha marcó a su hermano. Esperó unos segundos hasta que atendieron.

-¿Hola?. - preguntó dudoso.

- Soy yo James. - dijo Natasha, enseguida su hermano se sintió un poco aliviado.

¿Dónde estás Natasha?. - contestó enojado James.

- Tranquilo. - entendía la reacción de su hermano, a esa hora siempre estaba en casa. Últimamente estaba preocupado por Natasha.- Me invitaron a cenar.

-¿Quién?. - preguntó curioso.

- No andes de vieja chismosa. - dijo divertida Natasha. James de fondo se sintió un tanto aliviado pero aún así saber dónde se encontraba su hermanita.

- Está bien. Solo dime si quieres que te pase a buscar. - hablo suavemente.

- Claro.

- Te quiero. - Natasha sonrió. James siempre le demostraba que la apreciaba.

- Yo también. - cortó la llamada y miró el fondo de pantalla del celular de Steve. Era la bandera de Estados Unidos como si estuviera desgastada luego de una ardua lucha que terminó en victoria. - Que nacionalista. - Steve asíntio y estacionó frente al edificio donde vivía con su familia. Subieron por el ascensor dónde se encontraron a un anciano intentando llevar sus productos alimenticios.

-¿Qué tal señor Stan?.- saludo cordialmente.

- Hola muchacho. - Steve ayudó al anciano con las cosas y Natasha igual. - No me presentaste. - dijo el anciano señalando a la pelirroja. Todos subieron al ascensor.

- Disculpe. Natasha el señor Stan, Stan, Natasha. - Natasha con una mano saludo al mayor quien sonrió y le guiño un ojo bajos los anteojos.

- Un gusto.

- El gusto es mío jovencita. - todos bajaron y dejaron las cosas en la casa de Stan y luego a la casa de Steve, abrió la puerta y dejó pasar primero a Natasha. Dejó las llaves en el llavero y su mochila sobre una mesita .

-¿Papá?. - Natasha impeccionaba el lugar. Era totalmente diferente a lo que ella estaba acostumbrada. Su casa era grande y lujosa, ese departamento era hogareño. Había muchas fotos de la familia y algunos adornos.

- Hola ... ¿Muchachos?. - dijo al parar de caminar. Natasha lo observó y de verdad se sorprendió. Era muy parecido a Steve, la única diferencia era su color de ojos, el de Steve eran azules claros y el de su padre marrones con toques avellanas.

- Ella es Natasha papá la invite a cenar.- El señor Rogers sonrió y asíntio. Se sacó los guantes de cocina y le extendió la mano a Natasha.

- Espero no causar problema.

- Claro que no Natasha, eres bienvenida cuando quieras. - Natasha iba a hablar cuando la puerta fue abierta.

-¡Steve!.- grito Wanda corriendo a los brazos del mayor. Este la abrazó y la alzó en sus brazos.

PIETRO!. - grito su madre. - Sácate los zapatos, están embarrados. - el chico hizo caso pero dejó su mochila en el suelo. - Levanta eso o no te daré postre. - El pequeño corría por toda la casa hasta que Steve con su brazo lo tomo y lo puso sobre su hombro. Pietro protestó y Wanda reía colgada de los brazos de su hermano mayor. Para Natasha esa fue la escena más dulce y hermosa que había visto en mucho tiempo.

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