16º La desesperación de Lady Catherine
Tras la partida de todos los invitados, Lizzy se sentía un poco sola, después del tiempo que había estado encerrada y privada de la compañía de sus seres queridos, lo que más ansiaba era estar rodeada de todos ellos. Siempre tenía a Luka a su lado, pero apenas le permitían tomarlo en brazos y eso la estaba matando.
Comprendía el motivo por el que todo el mundo se comportaba así con ella, pero no podía evitar enfadarse cuando quería coger algo y de inmediato había alguien detrás acercándoselo, o cuando se levantaba y cuatro pares de manos estaban sujetándola por si se caía. No le gustaba ser observada constantemente.
Su esposo no dejaba de buscarla en cuanto tenía un momento, apenas viajaba, había postpuesto sus negocios en Londres hasta después del nacimiento, y eso era lo único bueno que le había encontrado a toda esa situación.
Una mañana, Lizzy se despertó antes que Fitzwilliam, apenas estaba amaneciendo, y sin hacer ruido, decidió bajar al salón y ponerse delante de la chimenea para leer un poco antes de que comenzara todo el barullo del día a día. Con cautela salió de la habitación, con pasos sigilosos bajó las escaleras y llegó al enorme salón, caldeado por la ya encendida chimenea.
Sabía que ya había sirvientes en pie, empezando sus tareas, pero una vez encendido el fuego, nadie debía entrar de nuevo en aquella estancia hasta un rato después, así que tomó su libro de la estantería y se recostó en el sofá, disfrutando de un rato de lectura y de tranquilidad, lejos de los ojos de nadie.
Al menos era lo que ella pensaba, porque en la ventana, sin que nadie lo sospechara, una anciana mujer la observaba con los ojos cargados de rabia y rencor. Lady Catherine, después de escaparse de la prisión, había ido en busca de ayuda para llevar a cabo su venganza, pero no había salido como ella pensaba. Los grandes señores que antaño la habían ayudado en sus embustes y triquiñuelas, en esta ocasión le habían dado la espalda, alegando que ahora ella era una fugitiva y no podían correr el riesgo de que los vincularan con ella.
Lejos de todo lo que había pensado al escapar, se encontraba sola, sin nada y totalmente desesperada. Su hija la había traicionado en más de un sentido, primero con lo que a la mujer de su primo se refería, pero también al desposarse con su sobrino, el coronel Fitzwilliam. Un simple coronel no era suficiente para llevar el apellido y la casa de Bourgh, y al ver como ella se había rebajado a ello supo que la había perdido definitivamente.
Se había visto obligada a deambular durante semanas sin apenas recursos, robando comida, escondiéndose en establos para dormir, se había convertido en una menesterosa, y había enfermado de gravedad. No la había reconocido ningún médico, pero cada vez que tosía notaba como la sangre se instalaba en su boca, y bien sabía que sus pulmones no aguantarían mucho más.
Por ese motivo, estaba dispuesta a todo con tal de llevar a cabo su venganza, pues sabía que apenas le quedaba tiempo. Por ese motivo, y sin saber si su plan tendría éxito, golpeó levemente el cristal de la ventana, haciendo que Lizzy se girara hacia allí sobresaltada. Después de unos minutos en silencio, cuando vio que ella volvía a acomodarse, volvió a golpear, esta vez con más fuerza, y se alejó de la ventana, quedando a una distancia suficiente para que ella pudiera verla pero no para que la reconociera.
Observó como la señora Darcy se asomaba a la ventana, intrigada por el origen de aquel sonido, y sonrió cuando aquella mujer la vio, al borde del río. La imagen de su enemiga desapareció de la ventana, y por un momento temió que aquella estúpida fuera a avisar a alguien, pero no fue así, instantes después apareció por la puerta del jardín, caminando hacia ella.
Emocionada al ver que por fin algo salía según sus planes, se alejó por el linde del río, viendo como ella la seguía, llamándola, preguntándole quien era y que hacía ahí. Y esperaba que su estado no le permitiera darle alcance hasta que llegaran a la altura del río que ella quería.
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El ruido de alguien golpeando una ventana lo despertócon un sobresaltó. De inmediato se incorporó y miró a su alrededor, sin ver nada, así que pensando que lo habría soñado, volvió a tumbarse, alargando la mano para tocar a su esposa, y entonces se percató de que no estaba.
De nuevo volvió a escuchar el sonido de alguien golpeando el cristal, y ya consciente de que no era un sueño, se levantó presuroso y se acercó a la ventana, esperando que el sonido no lo hubiera hecho su esposa queriendo realizar alguna tarea que no debía.
Sin embargo, cuando se asomó palideció de golpe, al otro lado del jardín, junto al riachuelo vio a una mujer a la que no podía verle la cara , pero que pudo reconocer como a su tía sin ningún problema, habían sido muchos años a su lado como para no hacerlo. Y cuando vio a su mujer caminando hacia ella, siguiéndola, casi le da un ataque.
Sin esperar un segundo, salió corriendo de la estancia, llamando al personal a voz en grito, y sin detenerse a dar explicaciones, se encaminó a donde las había visto, esperando no llegar demasiado tarde y evitar así una desgracia.
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Por ti vale la pena
RomanceTeniendo antecedentes familiares que lo respaldan, Elizabeth teme no poder darle un heredero a su esposo, y eso le provoca un gran tormento. Darcy tendrá que luchar para que su esposa vuelva a sonreír, aunque esa tarea sea terriblemente difícil.