17º Descubriendo la felicidad

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17º Descubriendo la felicidad

El nacimiento de las tres pequeñas Darcy fue todo un acontecimiento en Derbyshire, al igual que el motivo que había provocado el parto. Sentado frente a su mesa de despacho, con Luka en su regazo, Fitzwilliam leía la misiva enviada por el magistrado, relatándole que su tía había conseguido que un muchacho encubriera su huída, y por eso no habían sido avisados de su fuga. También le aseguraba que el chico en cuestión se encontraba en los calabozos y que pronto sería llevado ante un tribunal.

Dejando el pliego de papel sobre la mesa, Darcy soltó un suspiro y miró a su hijo, que jugueteaba con su reloj de bolsillo de manera distraida. Con una sonrisa mientras lo observaba, pensó en el cambio tan grande que se había producido en aquella casa tras el alumbramiento, Elizabeth estaba muy débil, producto del gran esfuerzo realizado durante el nacimiento, y también por la tensión y circunstancias que había vivido los momentos previos. Por ello permanecía en cama recuperándose, las tres pequeñas eran vigiladas constantemente, por ello permanecían en la habitación contigua a la de su madre, junto a sus nodrizas bajo la supervisión de Megan Thorton.

El pobre Luka se había visto inmerso en todo aquello sin entenderlo, añoraba estar con su madre, a la que apenas veía unos minutos al día. Por ese motivo, él intentaba pasar la mayor parte del tiempo a su lado, aunque a veces resultaba terriblemente difícil, pues debía atender la finca y sus negocios. Sin embargo, tenía la suerte de tener allí a sus cuñados, los Bingleys, que los estaban ayudando, Jane solía estar con Lizzy, cuidándola y haciéndole compañía, mientras Charles se encargaba de la finca, dejándole mucho más tiempo libre para estar con Luka.

Se esperaba que los Bennet y los Wickham llegaran al día siguiente a conocer a las pequeñas, y Anne y Richard habían estado un par de días, pero con todo lo sucedido con Lady Catherine, Anne no estaba pasando un buen momento y necesitaban un tiempo a solas, así que se habían marchado prometiendo volver pronto de visita.

Necesitando estirar las piernas, Darcy se levantó con su hijo en brazos y caminó hasta el gran ventanal, observando la calma que ahí reinaba, cuando escuchó un grito de Luka al tiempo que tiraba su reloj con fuerza contra el suelo.

-¡Mamá!- La llamó enfadado- ¡Mamá! ¡Mamá!

-La echas mucho de menos, ¿verdad campeón?- Le preguntó mirándolo con comprensión,

-¡Mamá! ¡Mamaaaaaaaaaaaa!- Fue su respuesta, empezando a revolverse en sus brazos.

-¿Vamos a verla? Estoy seguro de que se alegrará mucho con nuestra visita.

-Siiiiiiiii- Gritó eufórico ante la espectativa de ver a su madre- ¡Mamá!

Sonriente, dejó a su hijo en el suelo, recogió su reloj, que guardó de inmediato en el bolsillo, le tendió la mano al pequeño y juntos subieron a ver a la mujer de sus vidas. Una vez en la puerta, golpeó con suavidad y segundos después, Jane apareció sonriente.

-Buenos días Jane, ¿como se encuentra Elizabeth hoy?

-Buenos días, señor Darcy, yo diría que bastante bien- Le respondió sonriente- Las fuerzas parecen haber vuelto a ella por fin, y ha desayunado fenomenal- Le comunicó- Aun tiene que verla el doctor dentro de un rato, pero yo diría que es probable que le permita levantarse de la cama.

-Eso son buenas noticias.

-Si que lo son- Concordó con él, emocionada.

-¡Mamá! ¡Mamá!- Gritó Luka, desesperado por ver a su madre al tiempo que tiraba de su padre, intentando soltarse- ¡Mamá!

-Creo que alguien está muy ansioso- Sonrió Jane acariciando el cabello de su sobrino- Ella está igual, hoy no aguanta estar en la cama.

-Eso es una buena señal- Sonrió el caballero- Pues no los hagamos esperar más o este diablillo acabará arrancándome el brazo de lo que está estirando.

Por ti vale la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora