4º Haciendo justicia
El carruaje avanzaba por el camino de entrada de Rosings Park con premura, en él iba el señor Darcy acompañado de su amigo Charles Bingley y de la sirvienta que había envenenado a Lizzy. Los tres iban en completo silencio, repasando mentalmente lo que debían hacer, y esperando que todo lo demás estuviera listo. Cuando el coche paró frente a la casa, el señor Darcy miró a la joven.
-¿Está segura de que hará lo que debe?
-Si señor, usted me ha dado su palabra de que mi padre estará a salvo, así que yo haré lo correcto- Le aseguró la joven- No se preocupe, conseguiré que la señora hable en el lugar indicado en el momento acordado.
-Eso espero.
-Bajemos pues y demos comienzo a esta pantomima- Sugirió Bingley, sabiendo que si esperaban más, la mujer podría sospechar algo.
Los tres bajaron y fueron conducidos hasta el salón de te, donde la anciana mujer esperaba en compañía de su hija y de los señores Collins.
-¡Señor Darcy! ¡Que agradable sorpresa!- Exclamó el clérigo mirándolo con emoción- ¡No sabía que nos honraría con su visita!
-Tengo algo que aclarar con mi tía, y por ello he venido sin avisar.
-Charlaremos luego, sobrino, ahora estoy con unos invitados- Dijo la dama, desconcertada porque estuviera ahí la sirvienta que tenía en Pemberley.
-Hablaremos ahora, pues debo partir cuanto antes a Pemberley- Dijo con severidad.
-¡Cielo santo! ¡Que falta de modales! ¡A esto es a lo que te ha conducido esa pueblerina con la que te desposaste!
-¡No te atrevas a nombrarla!- Le gritó furioso- ¡No te atrevas después de lo que has hecho!
-¿Hecho? ¿Qué le he hecho yo?
-¡Bien lo sabes!- Tomó la muñeca de Hellen con fuerza- Metiste en mi casa a esta muchacha para que nos espiara- Escupió furioso- ¡Y después le diste órdenes para que envenenara a mi esposa!- Y dicho eso, la lanzó contra el suelo, haciendo que cayera de rodillas ante Lady Catherine.
-¿Qué blasfemias son esas?- Exclamó la mujer al ver como el clérigo y su esposa escuchaban horrorizados- ¿Cómo puedes creer semejante majadería?
-Mi esposa enfermó al poco de nuestra visita, y perdió una criatura que esperaba, y de la que aun no eramos conscientes- Eso hizo que la mujer se tensara y palideciera levemente- Ella aun está en peligro, por eso debo volver a Pemberley de inmediato- Dijo con rencor- Y sé que fuisteis vos porque descubrí a esta desagradecida envenenando la comida de mi esposa- Explicó- Ella fue la que me dijo que lo hacía bajo vuestras órdenes por miedo.
-¡Y tú la has creído sin más!
-¿Por qué iba a hacerle algo a Elizabeth? Ella no tenía motivo alguno, usted si- Dijo de nuevo.
-Sobrino, ignoraré todo lo que acabas de decirme por lo que estás pasando, entiendo que el dolor de perder un hijo y la enfermedad de tu mujer te han cegado y no eres capaz de razonar como corresponde- Se atrevió a decir la anciana- Lamento mucho lo que ha sucedido, y te aseguro que esta joven recibirá su merecido por sus acciones- La mujer miró a Hellen, reprochándole que hubiera hablado de más- Descansa un poco antes de partir de regreso a tu hogar.
-¡No os hagáis la inocente! ¡Sé que ha sido usted! ¡Sé que odia a Elizabeth! ¡Y juro que se lo haré pagar!- La amenazó- ¡Tiene suerte de ser mujer, de lo contrario ya la habría desafiado a un duelo!
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Por ti vale la pena
RomanceTeniendo antecedentes familiares que lo respaldan, Elizabeth teme no poder darle un heredero a su esposo, y eso le provoca un gran tormento. Darcy tendrá que luchar para que su esposa vuelva a sonreír, aunque esa tarea sea terriblemente difícil.