Noreste

616 24 26
                                    

55 ° 40'33.38 "N, 12 ° 33' 55.91" E

Copenhague.

Steve Rogers se deslizó hasta el balcón del lujoso penthouse que había estado investigando durante días. La luna creciente apenas era visible a través de las nubes, pero el cielo nocturno estaba lleno de luces de neón que emergían del distrito rojo, doce pisos más abajo. Sin embargo, no podía estar menos interesado en el mundo fuera de este edificio e intentó permanecer en silencio mientras avanzaba en la oscuridad, hasta que sus pasos lo guiaron a la pieza principal de la suite. Había dos vasos vacíos, una Glock de 9 mm y una botella de whisky sobre la mesita de centro. Esta no era una buena señal.

De repente, un gemido estrangulado llegó a sus oídos desde el otro lado de un pasillo oscuro. Tal vez su mente estaba jugándole una mala pasada, pero por un segundo pudo haber jurado que la voz era de él. Steve aguzó el oído y entonces el gemido se repitió, pero esta vez fue acompañado con un sonido húmedo y corto, y se repitió otra vez.

Y otra. Rítmicamente. Cada vez, más duro y más rápido.

La sangre de Steve se congeló dentro de sus venas cuando se dio cuenta de que tenía razón.

Utilizando toda su determinación, el hombre avanzó los últimos pasos y miró por la rendija de la puerta entreabierta de la habitación. La pareja tendida en la enorme cama ni siquiera lo notó.

Brock Rumlow estaba allí, desnudo y de rodillas, mostrando obscenamente su cuerpo lleno de cicatrices, mientras se golpeteaba dentro del cálido cuerpo del hombre a quien solía llamar "Winter". Justo como Steve había imaginado años atrás, Rumlow follaba brutalmente al más joven, empujándolo y gimiendo sin interés en nadie más que en él. Una de las manos de Brock jaló con fuerza un puñado del hermoso cabello de Bucky, mientras el otro sujetaba la carne de su cadera, manteniéndolo inclinado sobre una pila de almohadas.

-¿Te gusta esto, bebé? Eres mi dulce chico... Ohh... ¡Solo mío! ¿No es así?, -Dijo entre mordiscos y lamidas en el cuello del otro.

El hombre en posesión de Brock balanceaba precariamente su peso sobre los codos y las rodillas, y su voz trémula respondió cuando los embates se hicieron aún más agudos y rápidos, puntuando la frase entre empujones. Por un momento, Steve podría haber jurado que los vidriosos ojos grises del hombre lo miraban directamente... Que estaba hablando con él y no con Rumlow.

-Sí... Sí... Solo te he amado a ti.

-¿A nadie más, cariño?", Preguntó el ex comandante de STRIKE insidiosamente, mientras sus ojos amarillos miraban directamente a Steve.

- A nadie, Brock... Sólo a ti... te amaré... hasta el final... de la línea.


40 ° 41'34 '' N, 73 ° 59'25 '' O

Nueva York.

Steve despertó gritando. Otra pesadilla... pero como todas las noches de los últimos doce meses, lo que más lo horrorizaba no eran las escenas mentales de abuso y lujuria que solía presenciar constantemente en sus sueños, o la impotencia que experimentaba cada vez. Ni siquiera el ligero temblor que aparecía en los labios de Bucky durante el orgasmo, cuando Steve siempre creyó que aquel gesto le había pertenecido solo a él. 

No. Lo que realmente lo destrozaba era su propia erección turgente.

Hace un año, Steve Rogers recibió la noticia más oscura que jamás pudo imaginar. Bucky Barnes, el amor de su vida había sido secuestrado, torturado y lavado de cerebro por la organización que ambos prometieron combatir hace setenta años, pero en medio del dolor y la culpa, Steve había descubierto algo más. Brock Rumlow, el mentiroso que había fingido ser su amigo era el principal responsable de esta horrible sensación dentro del pecho de Steve.

Latitud CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora