Frida en Hogwarts: la piedra filósofal [FEH #1]

Hogwarts

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Frida observo a Blaise sorprendida, él se encontraba sonrojado, mientras Theodore soltaba carcajadas fuertes, a lado de Frida y la señora Zabini. La señora Zabini les estaba enseñando a los amigos de Blaise fotos de él cuando era un bebé, Frida observo las fotos, mientras Theodore soltaba una carcajada con casa una.

—Y aquí está mi bebito Blaise en pañales, ay, era tan lindo —soltó la señora Zabini con una sonrisa tierna, volteo a ver a Blaise—. No entiendo en qué momento creciste...

—¡ERA! —carcajeo Theodore—. Porque ya no es...

Frida soltó una risa, volteando a ver Theodore, ambos se encontraban riendo.

—Blaise, ¿por qué mejor no vas a buscar las maletas para que se vayan en un rato? —preguntó la señora Zabini, Blaise negó.

—Sí me voy, estoy seguro que enseñaras las fotos del baile del día de las madres que hice cuando tenía tres años —comentó Blaise, cruzados de brazos, observando fijamente a sus dos amigos que seguían riendo.

—Por favor, Blaise —pidió Frida—. Ve por los baúles, quiero que nos enseñe esas fotos...

—¡No! —chillo Blaise—. Esas fotos me dan pena, vergüenza...

—¿Pena? ¿Vergüenza? —soltó Frida—. Pena y vergüenza robar y que te cachen.

Blaise rodó los ojos.

—Bueno, se acabaron las fotos, conozco a mi bebécito y sé cuando se empieza a enojar; miren, ya esta arrugado su hermosa naricita —argumento la señora, levantándose de su lugar para acercarse a Blaise y besarlo en su mejilla ruidosamente.

—¡Madre! —chillo Blaise, intentando alejar a la señora Zabini. Frida miró a Theodore, quien entendió perfectamente, agarro una de las fotos para ponerla abajo de su ropa.

—Podremos sobornarlo y chantajearlo —chillo Frida en un susurró, dirigiéndose a Theodore quien asintió—. Bueno, nosotros vamos por nuestros baúles —comentó Frida, levantándose del sofá junto con Theodore, ambos se empezaron alejar hacia atrás—, los vemos en unos minutos, para irnos a Hogwarts...

Ambos sin decir nada más, corrieron hacia las escaleras. Después de un rato, los tres bajaron con sus maletas, la señora Zabini le regalo a cada uno un objeto, a Theodore le regalo un reloj de bolsillo, a Blaise un anillo negro con una esmeralda en el centro, y a Frida un espejo de plata, con hermosos tallos.

—Eres muy hermosa, deberías agarrar a un hombre millonario —comentó la señora—. Agarralo, pescalo, y después, quitale todo su dinero, y cuando ya lo tengas todo, consigue otro, mi niña.

Frida asintió asustada, era la primera vez que le consejaban eso. Frida sonrió falsamente, para irse detrás de Theodore, ambos sonrieron e intercambiaron miradas para después irse detrás de Blaise. Ya en el tren, ambos guardaron sus cosas, y se sentaron.

—Me da miedo tu mamá, Blaise —comentó Frida, cuando vio a Blaise fijamente.

—¿Por qué? —preguntó—. Creí que te agradaba, ayer estuviste con ella todo el rato, ¿pasa algo?