TaeHyung no sabía si aquel era el momento para que él y JungKook hicieran aquello, pero cuando su novio lo miró de forma anhelante no fue capaz de negarse. Y de todas formas TaeHyung dudaba que realmente fuese capaz de negarse a alguna petición de Jeon. Desde el día en que le había conocido había perdido buena parte de su voluntad.
—Vamos a tu habitación.
Susurró JungKook, besándolo de forma suave, pero insinuante.Kim asintió, llevándolo por las escaleras más cercanas, observando de reojo el buen trabajo de limpieza que los chicos y los cazadores habían hecho.
La directora ya no estaba más, pero les había enseñado lo suficiente. Y ellos eran una familia, sin importar qué, lo eran.
El joven de cabellos dorados miró al Maestro del Gremio. No sabía cómo lo haría, pero se encargaría de que JungKook también formase parte de esa familia.
—TaeHyung.
El aludido se giró, sólo para sentir los brazos de Kook en torno a él.—Te amo.
Confesó el cazador.—Te amo también, JungKook.
Y volvieron a besarse, cruzando torpemente el estrecho pasillo que conectaba con los dormitorios de los prefectos. Pero TaeHyung sabía que él ya no era un prefecto más.Director Kim.
Era lo más comprensible. La directora le había preparado para ello. Ese había sido su sueño de casi toda la vida. Por lo menos hasta que había conocido a JungKook. Y entonces su único sueño había sido estar junto a él toda su vida.
TaeHyung abrió la puerta del dormitorio con el hombro, sin dejar de besar a su pareja, manteniéndole fuertemente sujeto entre sus brazos.
Sin encender las luces y pese a lo oscura que era esa parte de la academia, Kim comenzó a desnudar a JungKook, dejando a sus manos deslizarse por esa suave piel, explorando a conciencia un cuerpo que conocía a la perfección. Un cuerpo que amaba y que seguía deseando con el mismo ardor y la misma pasión del primer encuentro. De aquella vez en que habían hecho el amor tras la confesión de JungKook. De la manera que había tenido Jeon de demostrarle su amor.Y TaeHyung sabía además otra cosa. Un detalle que no importaba, pero no dejaba de hacerlo feliz.
Porqué aunque Kim no hubiese sido el primero en su vida, sí había sido el primero al que JungKook se había entregado. TaeHyung sabía que Kook era un activo, pero con él... Se había dejado amar sólo por él.—Te amo, TaeHyung, te amo.
Jadeó JungKook, besando de forma intensa su cuello, mientras sus manos le desvestían a él. Y Kim notó la desesperación en aquel gesto. El miedo. Mucho más grande que el deseo o la excitación.
Porqué JungKook estaba asustado.Sí las bestias aprendieran a controlarse, sería el fin de la raza humana.
Se lo había oído decir una vez a un cazador. Uno que había creído que ser licántropo te hacia estúpido.
JungKook... creía que iba a morir. JungKook no se veía así mismo ganando una pelea contra JaeBum. Pero... pero si iba con su gente... ¿no cambiaria eso algo? Y sabia que, pese a la traición, MoonByul seria capaz de dar su vida por él. Y ni hablar de ChanYeol y JiMin. Seguir ciegamente a JungKook parecía parte de su código genético.
Y sí... ¿de todas formas perdían?
JungKook atrapó sus labios, ajeno a sus pensamientos, dedicado por completo a entregarse al placer. Pero TaeHyung no podía permitir aquello. No dejaría que JungKook se resignara y creyera que esa sería su última vez juntos. Porqué no sería así.
Sujetó su mentón y lo miró a los ojos. Aún a través de la oscuridad.
Y no sólo vio el miedo, sino las intenciones. Porqué JungKook no planeaba decirle nada de aquello. Era una lástima que ya no pudiera mentir como antes. Ahora era un libro abierto para el rubio.
—Te amo.
Susurró Kim, besándolo.
Iba a jugar el mismo juego que Jeon.Las piernas de JungKook lo rodearon con fuerza mientras TaeHyung iba penetrándolo lentamente, disfrutando de la estrechez de su novio, de su calor. De la deliciosa sensación que le daba sentir a su pene atrapado entre aquellos montículos de carne que nunca se cansaría de acariciar, de amasar entre sus manos ante cada estocada.
—Más... más rápido... Tae...
Jadeó JungKook al sentir el miembro del rubio golpear directamente su próstata, haciéndole olvidar sus miedos y preocupaciones.En ese momento sólo existían ellos dos, amándose infinitamente. Deseándose hasta la misma muerte.
JungKook encajó las uñas en los antebrazos de TaeHyung justo en el momento de llegar al orgasmo, sintiendo al prefecto llegar poco después, descargando su semen en su interior.—Te amo.
Susurró TaeHyung, besando su frente con ternura.Y así era como JungKook quería que terminara. No había sido un buen novio o un buen amante con TaeHyung, pero al menos se merecía una buena despedida. La despedida adecuada para una relación inadecuada, para un amor que no debió haber existido nunca.
—Quédate conmigo.
Volvió a susurrar el rubio, sin despegar su cuerpo del suyo, pasando de sus fluidos y el sudor.
Y eso era lo que JungKook quería... y sin embargo...Sabía muy bien que cuando finalmente se enfrentase a JaeBum... porqué no existía la posibilidad de ganarle sin perder en el proceso.
—Sí, TaeHyung — mintió—. Me quedaré contigo.
Y esa era la única forma. Iba a romper su corazón, pero al final Kim entendería que la vida estaba hecha de elecciones. Y que él había elegido morir desde hacía mucho tiempo. Porqué era la única forma en que podía saldar sus deudas.Hubiera querido explicárselo...
Y hubiera querido quedarse con él para siempre.—Voy a ir contigo.
—¿Qué?
—A darle caza a JaeBum.
—Olvídalo. Está noche hay luna llena, tú no...
—Puedo controlarme.
—Pero...
—No mientas más, JungKook —le recriminó Kim con voz dulce—. No voy a dejar que me dejes.
—TaeHyung...
—Te amo.
JungKook rodeó su espalda con fuerza, pero no dijo nada. Ya ideaba posibles planes para deshacerse de TaeHyung el tiempo suficiente. No iba a dejar que aquella cruda batalla lo arrastrara.Y TaeHyung a su vez ideaba métodos para obligar al otro a dejarle ir. No pensaba dejar ir a JungKook y sus ideas de mártir. Porqué él no pensaba perder a Jeon JungKook.
No otra vez.Pdt.Si llega a 50 estrellitas actualizo ♡
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Academia Dissander - TaeKook
FanfictionTras un accidente de auto Jeon Jungkook lo olvida todo. No sabe quién es. No recuerda a su hermano. No recuerda a su abuelo. Y sobre todo no recuerda al joven de cabellos dorados que lo mira intensamente. Capítulos sorpresivos