Capítulo 54

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Todo había ocurrido tan rápido que TaeHyung no había tenido la menor oportunidad de actuar. JungKook le había desarmado en un segundo, golpeándole con la culata del arma hasta hacerle caer.

Y el rubio había visto la frialdad en su mirada, ese inconfundible gesto del viejo JungKook. Esa señal de que iba en serio. Y cuando BaekHyun había disparado contra MoonByul, ésta había apartado el rostro de la trayectoria de la bala con facilidad asombrosa. Todo había sido tan surrealista... Y segundos después la bala del arma de JungKook entrando certeramente en la frente de BaekHyun... la sangre del menor... y los gritos de JackSon antes de echar a correr por el bosque, horrorizado. Y TaeHyung no había podido hacer nada. Y era que, ¿realmente pensaron que le ganarían a un grupo de Cazadores experimentados? ¿Realmente creyó que tendría alguna posibilidad contra JungKook? ¿Contra el prodigioso Jeon JungKook, futuro Maestro del Gremio?

TaeHyung gimió al mover una de sus muñecas y sentir la quemazón en su piel. La plata sería capaz de penetrar hasta el hueso. Y Kook lo sabía. Con todo no había dudado un instante mientras tiraba de él hasta el árbol más cercano y lo ataba con aquella cadena de plata, sin apenas mirarle.

Y la agonía física había comenzado. TaeHyung no creía que existiese una mejor tortura para un hombre lobo que esa. Era el equivalente a arrancarle los colmillos a un vampiro.

TaeHyung volvió a mirar hacia el sitio por dónde MoonByul y después JungKook se habían marchado. Desde su sitio era capaz de ver el cuerpo de BaekHyun. Y dolía. Todos ellos... todos los alumnos de la Academia... y ese Park ChanYeol. Pero lo había hecho por amor. Porque TaeHyung no concebía su existencia sin JungKook. Sabía que era egoísta, pero no le importaba. Ya nada le importaba.

Escuchó entonces los gritos agónicos de MoonByul. ¿Qué había pasado? Pero no se atrevió a gritar. No se atrevió a llamar a JungKook de nuevo, porque sabía que algo horrible había pasado. ¿Quién? ¿ChanYeol? ¿HoSeok? ¿O quizás JiMin? Kim deseó que no fuese éste último. Sabía de sobra lo mucho que JungKook adoraba a su hermano.

No tardó mucho en descubrirlo. No cuando JungKook y MoonByul se reunieron con él y la joven Cazadora lo abofeteó con todas sus fuerzas, rompiendo su labio.

-Por tu culpa -siseó, mirándole con odio -maldito hijo de puta. Por tu culpa... ChanYeol está muerto.
TaeHyung cerró los ojos durante un segundo. Él no pretendía eso. Realmente no.

-Cálmate, MoonByul.
JungKook la sujetó con suavidad por la cintura.

-Déjame matarlo.

-Ni hablar -declaró Jeon con firmeza -inténtalo y seré yo quién te mate a ti, MoonByul.
La joven soltó un bufido, pero no replicó y JungKook la soltó para dirigirse hacia TaeHyung. El rubio prefecto le miró, tratando de transmitir su dolor, su amor, su angustia, su miedo y su arrepentimiento.

-Iremos a darle caza a JackSon y JaeBum.

-No puedes...

-Podré, TaeHyung. Se lo debo a ChanYeol.

-JungKook...
Jeon se acuclilló frente a él, permitiéndose observar con atención el bello rostro de su novio. El amor de su vida. Habría deseado que las cosas terminasen de otra manera, pero... Tomó el rostro de TaeHyung con ternura, rozando su nariz unos segundos antes de besarlo en los labios. Un beso profundo y lleno de amor. Su último beso.

-Te amo, TaeHyung.
Y se incorporó, mirándole una ultima vez antes de echar a andar por dónde JackSon se había marchado.

-¡JungKook! ¡No lo hagas! ¡JungKook, vuelve! ¡JungKook!

Pero el Maestro no volvió y al cabo tanto él como MoonByul desaparecieron de su campo visual.
Se había ido.
JungKook se había ido.

TaeHyung comenzó a removerse, gritando y pataleando, intentado liberarse, pero consiguiendo con ello que la plata se incrustara todavía más en su piel. Y la sangre no tardó en manar de sus muñecas. Kim jadeó a causa del dolor, pero no desistió. Se arrancaría las manos de ser necesario. Lo que fuese con tal de ser libre y poder seguir a JungKook. Porque él... iba directo a su muerte. Y lo aceptaba. JungKook era tan idiota que pensaba que estaba bien, que moriría como un héroe.

El rostro de TaeHyung se empapó a causa del llanto. No podía hacer nada. Iba a quedarse ahí hasta que... JungKook iba a morir y él... Ni siquiera era capaz de protegerlo.

-¡TaeHyung!
Fue esa voz familiar la que lo hizo levantar la vista, sintiendo un atisbo de esperanza en el pecho.

-Yoon... Gi...

-Joder -el otro prefecto miró con horror las muñecas hechas jirones de TaeHyung-. Voy a liberarte.

-Es plata.
Advirtió el rubio.

-Está bien.
Pero apenas YoonGi tocó las cadenas sus manos comenzaron a quemarse. El prefecto se mordió el labio y las arrancó de una vez, arrojándolas lejos de ellos, pero sin poder evitar las ampollas que se formaron en sus palmas. Nunca había tocado plata en su vida. Y era un dolor que le tomaría mucho tiempo olvidar.

-Gracias.
Susurró TaeHyung, viéndose libre, con las muñecas ensangrentadas y la respiración agitada, pero libre.

-JiMin me lo ha pedido.

-¿Está bien?

-Sí. Ha dicho que JackSon y BaekHyun -pero YoonGi se interrumpió al distinguir el cuerpo sin vida del menor. Soltó un sollozo antes de continuar-. Me ha pedido que... salves a JungKook.

-Lo haré.

-La luna está cerca, TaeHyung.

-Lo sé.
Pero Kim no le dejó agregar nada más, echando a andar tras el rastro de JungKook. Tenía que encontrarle y salvarle... Tenía qué. Miró sus heridas un segundo, pero el proceso de curación se tardaba más cuando había plata de por medio. Un lobo con las patas heridas no sería de mucha ayuda para JungKook.

TaeHyung suspiró con fuerza y aceleró el paso, sintiendo un dolor sordo en las costillas y un cosquilleo en la columna vertebral. Si bien sabía que esto no tenía nada que ver con la plata.

La luna.

Apretó los dientes y corrió más rápido. Tenía que encontrarle antes que...
El sonido hueco de una bala atravesando en tronco llegó a sus oídos, seguido por el rugido de un hombre lobo. Y no cualquiera, sino uno capaz de convertirse a voluntad.

La Bestia.

Escuchó otro disparo, justo en el momento en el que salía a un claro del bosque y se encontraba con aquello que había deseado evitar con todas sus fuerzas.

JungKook se enfrentaba cara a cara contra JaeBum, quién había adoptado su forma lobuna. Y era más que impresionante. De lejos el licántropo más grande que Kim hubiese visto en su vida.

TaeHyung miró la escena durante algunos segundos, impresionado. Y vio a MoonByul disparar de nuevo contra su hermano, pero éste logró esquivar la bala, rugiendo. JungKook corrió con la espada de ChanYeol en alto, pero JaeBum declinó el ataque con un golpe. Fue una suerte que JungKook no cayera. O quizás no. Quizás sólo era una muestra de lo bueno que era en el campo de batalla.

-Lo siento mucho, TaeHyung -lo hizo darse la vuelta la voz de JackSon -pero nuestro trato se acabo. JungKook tiene que morir.

Kim no pudo responder. La sensación había vuelto. Miró el cielo y vio la preciosa luna llena brillar por encima de su cabeza, como si estuviese hecha de plata.

TaeHyung escuchó a JackSon jadear, con la cabeza sobre el suelo y él mismo cayó de rodillas. Dolía cada vez, pero...

JungKook.
El rubio se aferró a ese nombre, luchando por seguir siendo él pese al cambio, porque si no lo conseguía... y TaeHyung sabía que su forma lobuna se pondría de parte de los suyos. Para el hombre lobo, Jeon JungKook era un enemigo.


Academia Dissander - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora