Capítulo 32

3.4K 537 16
                                    

Desde niño había sentido admiración y fascinación por la familia Jeon. Era cierto que el padre de JungKook y JiMin le daba algo de miedo y la mirada fría y desinteresada de su madre lo perturbaba, pero el Maestro siempre fue amable con él. Siempre le sonrió. ¿Y el joven Maestro? JungKook era iqual de frío que su madre, igual de malvado que su padre, pero era el terror en el campo de batalla.

Recordaba haberle visto matar licántropos con una facilidad sobrehumana. Una que le hacia sentir inútil
¿Podía él hacer lo mismo? Pero sabía que no

Había gente que había nacido para brillar (como JungKook) y había gente (como él mismo) que había nacido para cosas más pequeñas.

Y por eso InSeong había aceptado ser el chófer del Maestro, incluso antes de graduarse. No tenía un gran futuro como cazador.

Pensó en ello mientras yacía en la oficina de la enfermera, sobre aquella camilla, junto a la ventana con las cortinas cerradas. Estaba ahí por petición propia. Se lo había dicho a JiMin. El mayor siempre fue dulce y compasivo

InSeong recordaba a su padre dándole azotes por no ser como él. InSeong movió un poco la cabeza. Estaba solo.

Como lo había deseado. Como su nuevo amo se lo había ordenado

Una ventana
Si. Ahí estaba. Y sabía lo que había del otro lado

El sol. Un amanecer que ya nunca más podría ver. Ya no pertenecía al Gremio. Su lealtad había cambiado. Tenía un nuevo Maestro

El te dejará entrar.

Pero se había equivocado, porque ese "él" que su amo mencionaba no era otro que JiMin y no había sido él quien le había dejado entrar, sino JungKook. Y InSeong habría jurado que le mataría en el acto, porque sólo se podía dejar el Gremio de una forma. Y siempre era preferible morir con honor que vivir con deshonor.

Y pensó en NamJoon. Le había visto al pasar por la enfermeria. Le habian mordido, como a él... No era el primer caso. Eran cazadores, no dioses ni maquinas de muerte y eran tan vulnerables como cualquiera

InSeong sabía lo que pasaba con los mordidos, con los infectados. Lo que pasaría con Kim NamJoon

El suicidio

Porque valía más morir como un héroe, que vivir como una bestia...
InSeong miró de nuevo hacia la ventana

Te llamaré en la noche y nos dejaras entrar.

Si, esa era la orden de su nuevo amo. Y él no podía negarse

No debe quedar nadie vivo

Nadie
La sed
InSeong se habría opuesto, pero la sed... el ansia. El amo dijo que se acabaría en la noche.

¿Sería verdad? Dolía
Y pensó en JiMin. El niño que nunca rió ante su incompetencia, el niño que lloraba abrazado a su gato tras la muerte de sus padres

¿Lo merecía?
Sabía que no. JiMin no se merecía aquello. Y menos aún cuando ni siquiera era el objetivo

El Maestro. JungKook

Según palabras de su nuevo amo, JungKook no era digno. Así como tampoco lo había sido el anterior, el viejo Jeon

Licántropos. Los dos tienen historias con los hijos de la luna

InSeong se preguntó que tan relevante sería todo aquello. Su nuevo amo tenía un acento raro, extranjero. ¿Ruso? No podía asegurarlo, pero sus ojos eran crueles, brillaban con aquel resplandor carmesí

¿Y JiMin?
Si. InSeong creía que él si era digno. Era bueno, amable, compasivo y amaba a Jung HoSeok

Les había visto varias veces en los jardines de la casa del Maestro. Sus inocentes besos, sus torpes abrazos. JiMin no estaba "infectado" por el contacto con los perros.

InSeong miró la ventana de nuevo, sintiendo ardor en su piel al imaginar los rayos solares. Nunca volvería a ver el cielo

Cada cual tiene una misión en esta vida

Recordaba al Maestro diciéndolo. Pero InSeong nunca encontró la suya. Y ahora...

Y entonces decidió que eso no era lo suyo. El ardor en su garganta era insoportable, pero esa vida no era lo suyo. ¿Servir a los vampiros? ¿A esos cadáveres ambulantes?

No. Y tampoco sería uno de ellos. Era un cazador, pertenecía al Gremio desde el momento mismo de su concepción. Su Maestro había creído en él hasta el final

InSeong se incorporó de la cama como pudo. Se sentía débil. La falta de sangre lo estaba matando. Y aquel colegio estaba lleno de corazones que bombeaban el vital liquido a cada segundo. Aún si era sangre de perro

Tomó el borde las cortinas, respirando con fuerza. Recordando.

¿Podrian hacerle frente a lo que se avecinaba?

¿Podría JungKook vencer? Estaba la Bestia, su amo y él... el Titiritero. InSeong habría deseado saber quien era. Pensó también en los vampiros.

¿Qué tenía JungKook de su lado? Hombres lobo, los cuales en su vida habrían tocado un arma.y un puñado de cazadores inexpertos.

Y los elfos. ¿Cual era el trato que JungKook tenía con ellos? InSeong solo sabia que estos se habían mudado al bosque cerca de la Academia Dissander tras el accidente de JungKook. Y sabía lo que estos hacían. Protegían ala Academia.

Sabía que los vampiros de afuera no la tendrian fácil. Y eso lo tranquilizaba un poco. InSeong sabía que JungKook al final haría lo correcto. Dejaría a Kim TaeHyung y sería el Maestro. El Gremio no moriría
InSeong sonrió, pensando en Joy. Ella no era tan mala para ser una mujer lobo.

Y tiró de las cortinas

Que hermoso
No recordaba haber visto algo así antes. Le hizo evocar su infancia. Las sonrisas de su madre, los fuertes brazos de su padre en torno a él. Y su final. Los dos murieron como heroes. Y èl...

Jamás le traicionare, Maestro

Escuchó la puerta abrirse a sus espaldas, pero ya no importaba

El sol lo consumió en pocos segundos. Y InSeong se permitió pensar que él también estaba muriendo como un héroe

Academia Dissander - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora