Capítulo 44

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HakYeon caminó en silencio por la Academia Dissander, pensativo, tras asegurar el comedor. No era del tipo que subestimaba a su enemigo y consideraba que las posibilidades de JiMin de vencer a su esbirro eran realmente altas. Por eso no le sorprendió en lo absoluto cuando entró en aquella aula destruida, siguiendo el rastro de sangre; y vio los restos del vampiro diurno que tanto le había costado conseguir. Y a un lado su primo, el mayor del clan Jeon.

HakYeon casi sintió lástima de él.

JiMin era un buen chico. Con ideas muy parecidas a las suyas.
Pero a veces las cosas no podían ser de otra forma.
HakYeon sacó su arma, apuntado a la cabeza del mayor.

-Lo siento, JiMin, pero esta será una muerte más rápida que morir desangrado. Créeme, nunca fuiste tú mi objetivo.

No hubo respuesta, aunque HakYeon era capaz de ver la respiración en el cuerpo del chico. Seguía vivo, pero no duraría mucho. A veces las cosas...

-Aléjate de mi hermano.
Y después el sonido de la bala, el dolor y la sangre bajando lentamente por el sitio donde segundos antes sostuviera el arma.

JungKook.

HakYeon miró su mano ensangrentada. ¿Aquello le sorprendía? Sí. Porque el JungKook de antaño no habría disparado a su mano, sino directamente a su cabeza. Porque el JungKook de antaño... y el hecho de que ese JungKook ya no existiera era realmente doloroso.

-JiMin...
Pero fue todo lo que HakYeon escuchó antes de salir corriendo del aula, con la mano herida fuertemente apretada contra su pecho. En eso no había cambiado. Seguía siendo JiMin su más grande prioridad. Y dolía.

Porque HakYeon todavía lo amaba.

Y escuchó los pasos detrás de él. JungKook le seguía.

Se detuvo a mitad del pasillo, volviéndose hacia su ex amante. Los intensos ojos de Jeon le miraban con una fuerte expresión de odio. Conocía la expresión. Su JungKook casi parecía respirar odio y rencor.

-Has ido muy lejos, HakYeon.
Y su primo le apuntó con el arma. Una pistola reglamentaria al parecer.

-¿Tú crees?

-Entrégate y el Gremio...

Empezó JungKook, avanzando con cautela.
-¿El Gremio dices? Reacciona JungKook. El Gremio ya no existe.

-Existe mientras aún haya un Maestro que seguir.

-¿Tú?
Y esto fue lo último que HakYeon dijo antes de abalanzarse sobre JungKook, esquivando de un salto la bala que este había disparado.

JungKook volvió a apuntar, pero HakYeon lo derribo con el peso de su cuerpo, quedando encima de él, desarmándolo y sujetando sus muñecas contra el piso.

-Muy lento, Kook. Parece que dormir no te sentó muy bien.
Se burló HakYeon, acercando su rostro al del otro, quien forcejeaba debajo de él.

-HakYeon...

-Es una lástima, JungKook. Pudimos divertirnos un poco más.
Y sacó su propia daga de plata. Era una obligación cargarla siempre, pero había cazadores que la veían como algo inútil. JungKook iba a comprobar lo inútil que era.

-Jodete.
Siseó JungKook y, levantó la rodilla derecha, encajándola directamente en los testículos de su primo, quien dejó salir un alarido antes de dejarse caer a un lado.

JungKook se dio prisa en desarmarle, sintiendo el sudor correr por su cuello. Porque HakYeon tenía razón. Era demasiado lento. Estaba fuera de forma. En el pasado habría sometido a su primo en segundos; y no hablando necesariamente de un ámbito sexual. Pero ahora...

Y pensó en Jiminie, pero TaeHyung, MoonByul y Solar estaban con él. Lo salvarían. Podía confiar en ellos.

-Se acabó, HakYeon. No voy a buscar consideraciones para ti. Serás expulsado del Gremio. Y tú sabes cual es la única forma de salir.

HakYeon se incorporó a medias, mirándole con odio. A ese maldito creído. A ese Don Nadie. Porque JungKook era mucho peor que él.

-Y lo harás tú, ¿no? ¿Tú vas a "expulsarme"?

-Lo haré. Y lo sabes.

Y la expresión de Jeon era de absoluta resolución. Lo haría. Lo mataría. Porque JungKook haría cualquier cosa con tal de obtener lo que quería. El Gremio, ser el Maestro. Y que matasen a HakYeon si JungKook no deseaba obtener a su hermano mayor también. Porque Jeon JungKook no conocía la moral. Ni el amor. El amor que el mismo HakYeon había sentido por él. Tal vez el mismo que ese TaeHyung sentía.
Pero aún le quedaban un par de cartas. JungKook no había ganado.

Así que HakYeon corrió hacia JungKook, sin lograr tocarle. El dolor en el costado era intenso. ¿Así terminaría todo? Después de...

Y HakYeon parpadeó, observando a la tercera persona en la escena, empuñando un cuchillo común y corriente. Por supuesto, la plata le haría daño.
TaeHyung le apartó de una patada, dejando a su cuerpo escurrirse por el suelo, con la sangre fluyendo lentamente. Y sabía que por esa ocasión no habría sangre sanadora.

-JungKook... -jadeó, observando a la pareja frente a él-. Te hubiera... dejado ser... el Maestro.
El rostro del joven de ojos pequeños se contrajo con molestia. El Jeon JungKook de antaño.

-Es mío.
Siseó TaeHyung, rodeando a Kook de forma posesiva. Y HakYeon comprendió su error. El plan de JungKook. El coma. Las muertes. El creyó que... que JungKook... Pero en todo ese juego siempre hubo otro Rey. JiMin había sido la Reina y JungKook el Rey. Pero TaeHyung...
Y JungKook...

Se amaban...

Siempre te amé, JungKook.

Pero Kim TaeHyung había jugado pasivamente sus cartas. Y ahora, se proclamaba vencedor.

Academia Dissander - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora