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¿Qué eran exactamente?
Namjoon caminó de un lado a otro en su habitación mientras mantenía las manos en su cintura, con la cabeza gacha y los ojos fijos en un punto ciego.
Taehyung era como una caja fuerte, solo que la llave la tenía él mismo y, por consiguiente, nadie sabía lo que ocultaba allí dentro. Ni siquiera su amigo.
Y eso estaba volviendo loco a Namjoon.
Ambos trabajaban juntos en la parte administrativa de la empresa que con tanto empeño habían conseguido sacar adelante, así que el proceso había sido largo, lo suficiente para conocerse, aunque Taehyung seguía manteniéndose a raya, como si esos últimos tres años no valieran nada.
Tomó una bocanada de aire y se acercó a la ventana, viendo cómo Taehyung descendía del auto y cerraba la puerta con fuerza. Deducía que había tenido un mal día.
Salió de la habitación y caminó por un corredor corto con bastante luz, hasta llegar a la sala, escuchando los golpes insistentes de su amigo contra la puerta.
—¡Namjoon!
El menor se encogió, aproximándose a la puerta para abrirla con rapidez, sin dejar entrarlo.
—¿Qué sucede?
—Déjame entrar, está haciendo frío y he tenido un día de mierda —dijo, abrazándose a sí mismo mientras fruncía el ceño.
—¿Joy te dejó plantado?
El mayor exhaló con molestia.
—Si quieres saber el chisme completo déjame entrar.
Namjoon lo pensó, si lo hacía seguramente terminarían follando tras la puerta, pero si no, él terminaría entrando a la fuerza y lo follaría tras la puerta, solo que con más brusquedad y no quería que le rompieran el culo de la peor forma.
En todo caso, cual fuera la situación, ambos terminarían desnudos y él jodido.
Retrocedió lentamente, dejándose llevar cuando Taehyung entró con violencia, cerrando la puerta tras de sí para empotrar al menor contra la pared, con las manos sosteniendo con firmeza sus caderas mientras le metía la lengua en su boca.
Namjoon sabía que no hablarían, y como siempre, Taehyung seguiría siendo un misterio.
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