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── Veinticinco

Namjoon se sintió desecho cuando Jin salió de casa. Cada segundo, cada minuto que había trascurrido desde la mañana, lo habían llevado a un dolor de cabeza inmenso que no había lograba calmar con pastillas, y lo único que pudo ser efectivo era decir la verdad, solo eso.

Ver una sonrisa sin sabor en el hermoso rostro de Jin, sin duda lo había hecho sentirse como la peor persona en el mundo. Se había preparado entonces para recibir un golpe, un insulto, pero Jin no le había dicho nada, solo lo había mirado con tanta decepción que le había partido el corazón. Era justo lo que se merecía, incluso más.

Para finalizar el día, una lluvia sin sentido había comenzado a caer; era como si entendiera su estado de ánimo ahora mismo, pero a la vez, se reconfortaba tanto con cada sonido que sonreía vagamente. Entonces la puerta comenzó a hacer golpeada con mucha fuerza, como si el sonido de la lluvia fuera lo suficientemente alta como para no ser escuchados.

Namjoon se acercó, debatiéndose si debía o no abrirla, de cualquier modo, quien fuera la persona detrás, seguro gritaría su nombre. Abrió la puerta con mucha lentitud y luego se permitió entreabrir la boca, viendo a Taehyung destilar millones de gotas de agua por su cuerpo.

El pelinegro le miró con ojos preocupados, después de todo Namjoon no poseía ningún brillo en ellos. Así, no pensó si al menor le molestaría que estuviera empapado, pero él solo se acercó y con sus manos temblorosas y magulladas por el agua, le acarició las mejillas.

— Lo siento — susurró.

Namjoon se aclaró la garganta y se hizo a un lado, cerrando la puerta tras de sí.

— ¿Que te sucedió? — preguntó, caminando hacia la sala. Taehyung imitó su acción, caminando muy despacio por temor a resbalar.

— Estaba en lo cierto, Joy tiene a otra persona.

El menor se sentó en el sofá, mirando hacia arriba como Taehyung se quitaba el chaleco con una mirada perdida.

— Lo siento.

Taehyung negó, con una sonrisa tímida.

— ¿Puedo darme una ducha caliente?

Namjoon le sonrió.

— ¿Que tan caliente la quieres?

El mayor comenzó a caminar hacia el baño de Namjoon, mientras esté se acercaba a la cocina para preparar chocolate caliente. Cuando finalmente Taehyung salió, Namjoon le miró enternecido, pues su ropa le quedaba un poco apretada en la figura de su amigo.

— No te rías.

El castaño intentó no hacerlo mientras le entregaba una taza con chocolate caliente y dos pequeños panes, luego ambos volvieron al sofá.

— Eres un desastre — dijo Taehyung.

El menor se encogió en el sofá.

— Tu igual

Taehyung asintió, dando un sorbo al café.

— ... ¿Lo pensaste?

Namjoon quiso reír, pero tan solos mantuvo una pequeña curva.

— Estoy hecho un desastre por tu culpa — se tomó un momento, mordiendo ligeramente su labio inferior —. Creo que no llegaremos ni a ser amigos.

Taehyung se quedó inmóvil un momento.

— ¿Terminaron?

— ¿Qué esperabas? Le fui infiel.

— Si, pero... sí querías seguir, no le hubieras dicho nada, Namjoon. O incluso debería ir tras él.

El castaño entrelazó sus manos.

— No quiero vivir con una mentira, Taehyung — se levantó, acercándose al mayor hasta sentir su aliento sobre sus labios, con un dulce aroma a chocolate —. También quiero esto — admitió.

No tuvo que pasar minutos, ni horas, se besaron instantáneamente, como si sus labios fueran un imán y sus miradas un infinito océano cargado de emociones y sentimientos a flor de piel. Tanto tiempo, y al final se habían vuelto uno.