⇝「Capitulo XI」

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Después de la pesadilla, Jungkook se había quedado dormido entre los brazos de Jimin, pero el ojinegro no lograba volver a conciliar el sueño.
Miró el reloj y vio que eran las 4:38am.

Un suspiro escapó de sus labios al darse cuenta de que llevaba dos horas simplemente abrazando al chico dormido y mirando al techo. Eran las 2:30am cuando Jimin había despertado por los sollozos y el sacudir de Jungkook acausa de la pesadilla.

Bajó su mirada y la posó sobre el joven esclavo en sus brazos. Al verlo, sintió como su corazón se estrujaba al notar que aquella carita estaba relajada y llena de paz. La verdad no comprendía cómo había logrado conseguir la confianza de Jungkook de manera tan rápida, pero se sentía agradecido.

Había temido no lograr nunca sacar al pequeño chico del estilo de vida tan lleno de tortura que se le había impuesto, pero con cada segundo y con cada palabra se daba cuenta de que sería capaz de lograrlo. Movió una de sus manos y la acercó a la cara del castaño, acariciando su mejilla con delicadeza para no despertarlo.

Jungkook era realmente el chico más bonito que había visto en su vida y Jimin soltó una pequeña risa amarga al darse cuenta de que Jungkook era el tipo de chico al que, en otra circunstancia, Jimin le pediría una cita.

El ojinegro volvió a rodear al menor con ambos brazos y cerró sus ojos, dejándose llevar por el cansancio y la angustia a un profundo sueño.

El ojinegro volvió a rodear al menor con ambos brazos y cerró sus ojos, dejándose llevar por el cansancio y la angustia a un profundo sueño

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Poco a poco, Jungkook fue despertando y tan pronto entró en conciencia de que estaba despierto, tensó todo su cuerpo. Se quedó quieto unos instantes, analizando lo que sentía en su cuerpo; estaba acostado sobre una superficie suave y tenía un cuerpo caliente pegado al suyo.

Aquel único y dulce aroma que tanto estaba aprendiendo a amar llenó sus fosas nasales y se relajó instantáneamente al reconocerlo como el aroma de su Jimin. Por culpa de la pesadilla, había creído que Jimin había sido un cruel producto de su imaginación, pero al sentir su calor corporal, al sentir aquellos fuertes brazos rodeándolo y al inhalar su dulce aroma, supo que era real.

—Solo fue un sueño... — Le había dicho Jimin, pero aquello no había sido solo un sueño, aquello había sido un recuerdo.

El recuerdo de lo que había sucedido antes de que lo devolvieran al C.A.E y antes de que su Jimin lo salvara. Muy despacio, el joven esclavo abrió los ojos y encontró la cara de su nuevo poseedor muy cerca de la suya. Sentía como las respiraciones profundas de su Jimin le daban directo en la cara y sonrió al ver que tenía el cabello alborotado mirando en todas direcciones. 'Es el poseedor más bonito que existe, estoy seguro.' pensó Jungkook y se sonrojó al darse cuenta de lo afortunado que era de tener un dueño que era tan bonito por fuera como por dentro.

Con mucho cuidado, se separó del cuerpo dormido de Jimin y se levantó de la cama con más facilidad que la última vez; el descanso estaba teniendo buenos resultados y su cuerpo ya dolía mucho menos. Y por más que Jungkook hubiera deseado quedarse ahí acurrucado a su poseedor por el resto de su vida, sentía que su vejiga iba a explotar y sabía que tenía permiso de ir al baño, así que aprovechóel privilegio.

Cuando terminó y se puso de pie frente en el lavabo, alzó su mirada y se observó en el espejo. Sus ojeras eran mucho menos notables ahora y consideraba que su cara tenía un poco más de color que la última vez que se había visto. Sus ojosseguían del mismo color pero los notaba más brillantes. Pero lo que más sorprendió a Jungkook al verse en el espejo fue la gran sonrisa que parecía estar cocida en sus labios.

No lo podía evitar, se sentía feliz, se sentía a salvo, se sentía agradecido. Teniendo cuidado de no hacer mucho ruido, Jungkook salió del baño y al verificar que su dueño seguía dormido, salió en silencio de la habitación y se dirigió a la cocina. Al acercarse, pudo escuchar que alguien se movía dentro de la cocina y una ola de nervios lo invadió.

No sabía si alguien más vivía allí además de su dueño, de la Dama y de Iseul. Armándose de valor, Jungkook se asomó a la cocina y vio a la Dama preparando comida. El ojiazul frunció su ceño; ¿por qué lo estaba haciendo ella en lugar de Iseul?

—Buenos días... Jungkook, ¿cierto? — Saludó la madre de Jimin al ver al joven esclavo de pie en el marco de la puerta. El ojiazul asintió y ella sonrió.

¿Tienes hambre?

Jungkook negó con su cabeza y abrió la boca para hablar, pero los nervios le ganaron y no pudo articular palabra. Con una pequeña sonrisa, la madre de Jimin se acercó al chico y levantó su cara poniendo un dedo bajo su barbilla. Al verla, Jungkook se dio cuenta de que los oscuros y bonitos ojos de su dueño habían sido heredados de su madre.

¿Qué necesitas? — Preguntó ella con dulzura y Jungkook tragó grueso.

—Y-Yo... — Tartamudeó el ojiazul y recordó a su durmiente dueño para armarse de valor.

—Yo q-quería prepararle el desayuno al Señor.

La gran sonrisa que invadió la cara de la Dama provocó en Jungkook un intenso sonrojo.

—Iseul está en el mercado ahorita y yo no soy tan buena cocinera como ella, pero algo podemos lograr juntos. — Dijo ella emocionada y Jungkook sintió como una sonrisa se asomaba por sus labios.

De verdad, no había podido tener más suerte cuando fue salvado por tan única familia

De verdad, no había podido tener más suerte cuando fue salvado por tan única familia

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Actualizare lo más antes posible, trataré
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Liberame «JIKOOK» ┇ AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora