VII

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—Gotas de lluvia—
1403 palabras

"Y las gotas de lluvia caerán como bloques de concreto sobre mi cerebro agotado de buscar maneras para enamorarte"

  Y así terminé la última frase que estaba escribiendo en mi libro. "Libro"... Vaya, es solo una libreta que comencé a usar como medio para escribir lo que sentía, desde que todo se empezó a tornar extraño en mi cabeza.

  Me sentía solo, porque lo estaba. El resto de mis colegas tenía una vida ya hecha, con una pareja estable y todo el rollo. Pronto experimenté nuevamente lo que es que poco a poco se distancien de tí porque tienen responsabilidades y cosas que hacer más importantes que pasar un rato contigo, pero no los culpo por eso...

  Me la pasaba escribiendo cómo me sentía, lo que pensaba, mis deseos y de vez en cuando hacía algún que otro dibujo. Estaba aburrido de la vida, y necesitaba un cambio a mejor porque de lo contrario, simplemente no aguantaría más...

  Alguien tocó la puerta; miré por el pequeños agujero para ver de quién se trataba, y no era nada más ni nada menos que Rich. Sin dudarlo, lo dejé pasar.

— ¡Tío, estás empapado! ¿Qué andas haciendo por aquí en un día tan feo?—pregunté intrigado.

— Vine a comprar unas cosas por aquí —dijo jadeando del cansancio, se le veía agitado—, y ya que estaba por aquí pasé a saludarte y a preguntarte si no te molestaría que me quede a dormir. Sé que he caído de la nada pero ya es tarde para volver y pensaba que sería bueno pasar tiempo contigo —sonrió.

— ¡Claro, no hay problema!

  No tenía ganas ni planeado recibir visitas, y menos tenía ganas de que fuera Ricardo. Estaba todo desordenado y no estaba arreglado; mi rostro daba miedo. Pero bueno, supongo que por ser él puedo hacer una excepción.

— ¿Has hecho una fiesta o algo? Esto es un desastre... —comentó riendo.

— No... Solo que me da mucha pereza ordenar, nunca recibo visitar y pues... No te creas que si sabía que vendrías todo estaría así —le respondí divertido.

— Disculpa por eso, ¡pero te prometo que te sentirás mucho mejor conmigo! —me animó con una sonrisa hermosa.

  Rich sí sabe por lo que estoy pasando, aunque no le he dicho aún la causa del todo. Simplemente le he dicho, que me sentia muy solo.

— Bueno, podemos pedir una pizza y ver una peli, ya que se acerca la hora de la cena, ¿qué dices?

— ¡Me mola esa idea!

  Pedimos pizza en una tienda que no recuerdo muy bien su nombre ahora, pero cuando llegó tenía un olor delicioso y tenía ganas de saltar sobre ella y devorarla de un bocado. Realmente hace mucho no como algo tan elaborado, siempre comía sobras que dejaba de algo que compraba en el supermercado, o galletas. En general, nunca tenía ganas de comer, solo lo hacía para sobrevivir.

  Rich me preguntó si podía prestarle algo de ropa, ya que estaba todo demasiado empapado como para que se secase pronto. Le dí un pantalón, una camiseta y un buzo gris, porque estaba haciendo bastante frío.

— Vale, ahora sólo hay que ordenar un poco.

— Pero, la pizza... Se va a enfriar...

— No pasa nada, luego la recalentamos, pero no puedes vivir como una persona normal con este lío que tienes en tu casa —habló como si fuera mi madre y nos pusimos a levantar cosas.

— Vale... Si tú lo dices.

  Había ropa mía tirada por toda mi habitación, al igual que algunos libros, papeles usados, empaques de comida, mochilas, carpetas con cosas escritas y demás que fuimos acomodando mientras no paraba de pensar en el hambre que me estaba dando ese aroma a queso, masa y tomate.

Blurred memories - one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora