—Campfire—
877 palabras
—— ¿Tienes idea de lo mucho que necesitaba un descanso? —le dije, observando el fuego.
— Ahora que lo veo, me doy cuenta. Cuando sales de tu casa, te vuelves alguien totalmente distinto —sonrió—. Tal vez lo que te ocurre, es que pasas demasiado tiempo bajo estrés y no sales, eso debe acumularse mucho.
— Pues sí —suspiré—, tú eres la única persona con la que me apetece salir a hacer cosas. Si no fuera por tí y por el trabajo, no enviaría mensajes.
— Me alegra en parte saber que puedo ayudarte aunque sea un poco —le dió un mordisco a su malvadisco (hice verso sin mayor esfuerzo) y siguió hablando.
Me sorprende lo fuerte que es Rich cuando se lo propone. No sé cómo explicarlo con exactitud, pero no lo veo debilitarse y sucumbir ante nada a pesar de todos los proyectos que tiene en mente, la presión social, la que ejerce él sobre sí mismo ni ante las calamidades de la vida misma.
— Deberíamos pasar más tiempo juntos, porque realmente me haces bien...
— ¡Jo, tío! —exclamó en plan sonrojado— Yo no tendría problema, pero es que a veces andas muy ocupado...
— Sí, lo sé. Pero si no me despreocupo un poco de los deberes y descanso más, mi rendimiento no mejorará.
— ¡Exacto! Eso trataba de decirte pero no encontraba la manera. Yo con gusto me ofrezco a ser la solución a tus problemas.
Unas ganas innatas de sonreír me hicieron sentir muy bien. Me encanta que sea tan buena persona conmigo, poder tenerlo y contar con él es simplemente maravilloso.
Mientras me comía un buen malvadisco, me hice hacia atrás y observé las estrellas. A veces cuando nos sentimos solos, nos aislamos aún más, no contestamos los mensajes de nuestros amigos o directamente no hablamos con ellos en semanas. Eso también provoca que crean que no estamos interesados en ellos cuando lo que más necesitamos es de su compañía. Sólo hay que animarse a quedar un día y valdrá por mucho la pena.
Los grillos cantaban, el viento soplaba entre los pinos cuyas hojas creaban un maravilloso sonido. Las estrellas titilaban y el fuego hacía que la madera se quebrase.
— Quizá me haga falta una pareja.
— No, no lo creo. No debes depender de nadie, y mucho menos si es para poder vivir tu propia vida. A lo mejor te ayude, pero tú tienes que mejorar por tí mismo —me respondió casi al instante, llamando mi atención.
— Ya, pero bueno...
— Si fuera mujer no dudaría en preguntarte si saldrías conmigo —su rostro esbozó una sonrisa en plan "bromas"—... Digo, porque no te gustan los hombres.
— Por tí sí haría excepción, guapo —le devolví el piropo. Él se mordió el labio lanzándome una mirada seductora, pero luego nos hechamos a las risas de lo absurdo e incómodo. Con la tontería, ya mi corazón se había alterado— ¿Dormimos juntos o qué? —realmente no estaba listo para su respuesta.
— Pues, no estaría mal —sonó despreocupado, y no iba como broma.
— ¿En verdad quieres? —resalté con una mirada de no creermelo.
— Hombre, ¿por qué no?
— Vale —me reí y ya estaba ansioso. Algo tengo yo con este tío...
Me dediqué otro rato a respirar el fresco aire de aquella noche veraniega en el bosque. A pesar de que no estábamos haciendo mucho, la estaba pasando verdaderamente bien, y ya no sentía la angustia del trabajo. Ojalá pudiera hacer esto con él más seguido, aunque realmente el problema aquí lo tengo yo.
— Ya está haciendo bastante frío —Rich estaba como hecho una bolita—, voy a entrar ya, y arreglaré un poco la tienda de campaña.
— Okis —le respondí y miré mi móvil para ver la hora. Resultaban ser las doce, y ya me estaba entrando el sueño.
Una vez que él ordenó todo, me llamó y entré. Nos quedamos otro rato hablando y bebiendo zumo, mientras miraba con cariño la "cama". Por suerte las bolsas de dormir son térmicas y se está muy a gusto durmiendo allí, salvo que es algo dura...
— Te ves destrozadísimo —se río—, ¿quieres ir a dormir ya?
— Sí tío, ¡estoy que me muero tú!...
Apagué mi móvil y lo dejé sobre mi mochila. Nuestras bolsas estaban una al lado de la otra abiertas de par en par, me recosté en la que estaba al lado de la que estaba contra la tela de la carpa y me cubrí con la bolsa.
— Vale, apago la luz entonces —susurró para acto seguido soplar la vela que tenía en la farola. La corrió a un costado y se recostó en la bolsa a mi lado.
Yo estaba recostado de lado, mirando hacia el lado contrario de Rich, y él se recostó en la misma posición que yo, solo que estábamos muy... muy pegados.
Sentía su cálida respiración detrás de mí, y realmente escucharlo me ponía... Uhm, ponía... contento...
Pude notar que se acercó a mí y lo tenía prácticamente pegado a mí, y me imaginé con el rostro de yaranaika.
— ¡Buenas noches! —se saludé feliz aunque con un tono de cansancio.
En ese preciso instante, se apoya detrás de mí, colocando su boca en mi nuca, pasando una de sus manos desde mi cintura hasta mis piernas, las cuales acarició de una manera deliciosa.
— ¿Tan pronto te quieres dormir, Killer?
ESTÁS LEYENDO
Blurred memories - one-shots
Fanfictionone-shots de killerrich :) (no shippeo a nadie en el mundo real, es solo ficción)