Blurred memories - one-shots

XIII

—El día negro de San Valentín—
—Inspirado en la masacre—
—1680 palabras—

  Hoy, es 14 de febrero, el día del amor y la amistad. Es el primer día de San Valentín que paso solo, porque mi relación acabó por diciembre del año pasado. No me molesta, jamás le dí mucha importancia a este día, cada mañana hay que demostrar todo lo que uno puede dar.

  Me estaba alistando para ir a la escuela, hoy hay examen y aunque estudié, estoy un poco nervioso. Como aún tengo algo de tiempo, saco mis apuntes y me pongo a repasar, mientras desayuno.

  Lo tengo todo bien leído, pero el profesor es exigente. Saco el libro que nos hizo estudiar y repaso los detalles que no apunté, para ahorrarme disgustos cuando lea las consignas.

— Cariño, ¿te llevo a la escuela? —me pregunta mi madre.

— Vale, guardo mis cosas y vamos.

  Hace poco nos mudamos de las afueras, hacia más cerca de la ciudad, porque nos quedaba todo demasiado lejos. Prefiero vivir en Alabama, en el campo; es mejor para mi propia salud mental, disfruto mucho de la paz que da la soledad. Pero supongo que será mejor para nosotros vivir en la ciudad, ya cuando tenga mi propio dinero haré lo que quiera.

  Guardo los libros y el boli en la mochila y me subo al coche de mi madre. Me pregunta que qué tengo para hoy, y le respondo que un examen. En la escuela me han recibido bien, no destaco pero tampoco me interesa. No soy mucho de socializar pero hay un chaval que me llama la atención, pero aún no he podido preguntarle su nombre.

[...]

— ¿Has estudiado para hoy? —me pregunta mi mejor amigo.

— Pues le he hechado ganas —le respondo sonriendo—, ¿Y tú?

—Me mira como con intriga, y se ríe— ¿Aún crees que yo estudio?

— Joder, que cabezón eres.

  Entra la profesora y todos nos quedamos expectantes; ella saca su folio con los exámenes, pero algo sucede antes.

  Por el megáfono, suena una alarma. Rápidamente entran unas personas que nos dicen que salgamos lo más rápido posible.

— ¿Otra vez, en serio? —mi amigo se da la palma de la mano contra su frente.

— ¿Qué sucede? —pregunto incrédulo.

— Es una falsa alarma de bomba... ¿Sabes cuántas veces ha pasado esto? Nos hacen salir del recinto, llaman a la policía, al FBI, por poco al presidente. Siempre resulta ser falso, solo lo hacen para molestar o para evadir un exámen.

— Quizá...

— No me importa quien haya sido el gracioso —dice la profesora mientras nos levantamos en dirección a la salida—, pero por culpa de él, ¡habrá doble prueba la clase que viene!

  Me cago en todo, tío... Todos nos quejamos, ¿por qué pagábamos por la travesura de otro? Qué injusta es la vieja esta... Menuda boomer está hecha.

  Salimos del salón mientras todos le dedicamos una cara de profundo odio a la maestra y nos escoltan hacia la salida.

— Ojalá explote todo al carajo —dice él enfadado por la decisión de la profe.

  Miré hacia el cielo hasta la polla de todo. Estudié para nada, y en el día de la prueba que tanto me impedía dormir, ahora se postergaba para otro día peor aún.