IV

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—Adorable—
800 palabras

— Y pues... ¿Para qué me llamaste? —me había despertado de un profundo sueño a las cuatro de la mañana, y quería cargármelo por haberme arruinado el descanso.

— ¿Podrías venir a casa? Hay algo importante que necesito discutir contigo...

— ¿Ahora? Ni de coña tío, a menos que necesites ayuda con un cuerpo —bromeé—. Sé que eres un espécimen muy nocturno y te gusta tuitear hasta tarde, pero si llego a coger el coche no llego vivo.

— Claro que ahora no, me refiero durante el día, yo estaré a la hora que decidas venir. Te dejo, bello durmiente, descansa bien y cuídate.

— ¡Ciao! —saludé y sin dudarlo me dejé caer sobre las sábanas nuevamente.

[...]

  Curioso cuanto menos que a Rich se le ocurriera pedirme que lo fuera a visitar así de gratis, porque comúnmente me llama durante el día, y me pregunta cuándo estaría disponible.

  Le dí de comer a mi gata, y acto seguido me puse yo a almorzar algo a las dos y media. Planearía estar en la casa de mi amigo a eso de las cuatro e iría en tren. Porque sí, porque mola.

[...]

  Me llevé un abrigo por si nos quedábamos hasta tarde, llevé también mi móvil y un reloj de mano. Caminé hasta la estación de trenes y me dirigí a la casa de este individuo tan madrugador. Una vez esperando el transporte, veía como las flores de los árboles caían con una suave brisa que las acariciaba.

  Sentí un escalofrío al mirar las vías, como si alguien pasase detrás de mí lentamente dándome una mala espina que daba miedo. Me alejé del borde del andén consternado por lo sucedido, pero simplemente sacudí mi cabeza y me olvidé de todo.

  Al montarme en el metro encontré un asiento cercano a las puertas y poniéndome mis audífonos puse algo de música, me dediqué a disfrutarla el resto del camino.

[...]

— Es bueno verte después de tanto tiempo, Killer —dijo Rich desganado dándome una sonrisa cansada.

— ¿Puedo preguntar por qué estás tan hecho polvo? —realmente se veía descuidado.

— Poco sueño y mucho esfuerzo, ¡lo de siempre! —aún así se veía motivado.

  Me invitó a entrar y nos sentamos a tomar un café que justo acababa de terminar de hacer.

— Y dime, ¿cómo te está yendo?

— ¡Bien! Estoy con unos proyectos que molarán mucho, aunque con poco tiempo para descansar y verdaderamente agotado.

— ¡Si es que tú no aprendes, Rich! Hasta tus propios seguidores te dicen que no te excedas tanto.

— ¡Lo sé! Pero no está en mí esa capacidad de saber cuándo parar hasta señales claras... En fin, si no me he muerto aún con survival 1.7 y el permutador metalúrgico, no me moriré con ninguna otra cosa... Quiero creer.

— ¡Qué va! Se te va la cabeza, tío...

—Tomó lo último de su café de un sorbo, se acomodó y se agarró las manos— Bueno... yo te llamé para algo, ¿recuerdas?

— Uhm... sí.

— Vale. Me gustas mucho, Killer.

  Mi cuerpo pareció flotar por unos segundos, mi vista se oscureció y perdí el equilibrio. Un mareo fuertísimo me invadió.

— Estás de coña, tú...

— No, tío.

  So... that's all folks...

—Luego de una extensa pausa, me digné a hablar— Yo... Eso es adorable pero... Lo siento, joder.

—Bajó la mirada y me sonrió— No pasa nada, sólo quería decírtelo. Entiendo si quieres irte...

  Estaba entre decepcionado y triste. Luego de una confesión de un amor no recíproco en una amistad, de cierta manera se termina distanciando uno de la otra persona, y es una pena... No sé cómo vaya yo a digerir esto.

  Todo se volvería tan incómodo que solo me levanté con mi abrigo y me abrió la puerta otorgándome la última sonrisa aunque decaída, pero genuina suya.

  Caminé hasta la estación para volver; de la cantidad de cosas que me imaginaba que podría decirme, la última sería una confesión. Desearía que esto jamás hubiera pasado, que solo fuera un sueño.

  El viento soplaba tranquilo y para evitar quebrarme en el medio de un lugar público, puse una canción que me mantuviera entretenido y animado, algo triste haría que me desmoronase. Escogí "Lovely" sin razón, porque estaba en una lista de reproducción que encontré al azar, de una curiosa banda americana.

  Me asomé a las vías, en el borde del andén y pude ver el tren llegar me alisté para entrar rápidamente, cuando alguien tocó mi hombro.

—Me quité uno de los audífonos— ¡Rich! Lo siento, ya me estoy yendo.

  Solo me volteé y me quería ir de ahí cuanto antes. Volví mi vista atrás, y él se alejó, pero corrió hacia mí, arrojándonos al paso del tren el cual ya estaba a punto de terminarnos.

  Lo último se que escucharon, fueron gritos de la gente y un verso de la canción.

¡I will make you believe you are lovely!...

Blurred memories - one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora