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—Lybra—
1549 palabras

  Era otro día más en el que mis padres me levantaban a las siete de la mañana para alistarme: vestirme con una camisa blanca, un pantalón negro de vaquero y unos zapatos negros de cuero. Mi madre me peinaba con el pelo todo hacia atrás con agua, y mi padre me ponía un cinturón suyo de color marrón, ya que dicho pantalón me quedaba muy grande. Me debía quitar los collares y las pulseras que tenía, que eran regalos de mi abuela. Abuela de la que nunca jamás volví a saber.

— ¿Estáis listos? —preguntó mamá poniendo las llaves en la puerta.

  Ella vestía un largo vestido dorado con zapatos marrones. De peinado traía un rodete de dónde caía un velo que le tapaba el rostro. Poco de su cuerpo podía verse, pues era considerado como una grave ofensa.

  Al salir, una gran furgoneta nos esperaba en la que al montarnos, nos llevaba junto con otras familias a la iglesia. Iglesia en la que pasábamos desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche.

  Jamás supe qué hay más allá de la vida en una iglesia, cuyas normas son tan estrictas que se pueden considerar una secta. No sabía lo que era disfrutar de la libertad, de los videojuegos, de juntarme con colegas, de ver películas, series o noticieros, de ir a fiestas o de sentir afecto. Mis padres no me notaban, solo cuando hacía algo malo era en el momento que sacaban los cinturones y los usaban contra mí... Hasta dejarme desplomado en el suelo.

  Una vez me atraparon viendo una peli sobre una revolución, y lo último que recuerdo nitidamente fue ver entrar a mi padre gritando y a mi madre sintiendo ya los golpes que me daría con un bastón de madera. Suelen decirme que es para formarme, porque me aman, de lo contrario me habrían abandonado y dejado morir de hambre. Sinceramente no sé si eso es cierto, porque no conozco qué es el verdadero afecto de una familia.

  Nos arrodillamos en los bancos de la iglesia a rezar. De toda la vida me han gustado las películas, la producción detrás de ellas, la manera en la que te atrapan y lo increíble que es pensar historias. De pequeño solíamos ver en secreto alguna que otra película pero conforme fui creciendo, las normas se volvieron más estrictas, al igual que mis padres.

  Comencé a hacer algo de lo más peligroso: escaparme de casa. Las reglas que nos impone la iglesia, nos dice que no podemos permanecer hasta más de las diez de la noche despiertos. Siempre he respetado esta regla, y mis padres me otorgaron la confianza de dejarme cerrar la puerta de mi habitación con llave. La últimas noches estuve habituando escaparme por la ventana e ir hasta una plaza del pueblo, llena de luces, niños con sus familias, atracciones y todo eso. Está de más mencionar que no podíamos frecuentar ese tipo de ocios, y tampoco se nos permitía hablar con personas que no pertenecieran a la Iglesia de Lybra, tarea que no era tan difícil pues reconocer a los lybrarianos no es complicado, ya que sólo se nos permite a los hombres usar camisa y pantalón largo y negro con zapatos de vestir, y a las mujeres vestidos largos que tapen todo. El velo es solo para entrar a los recintos de la iglesia.

  Una de aquellas veces que salí, a parte de sentirme libre me sentía asustado, y me senté en una banca para tomar aire y relajarme. Estaba pálido como una hoja de papel y un chico de mi edad se acercó a mí, pareció ignorar que era lybrariano y me preguntó si estaba bien. "Sí", le respondí, a lo que él me cuestionó que por qué estaba tan tarde fuera de mi casa si era de la Iglesia de Lybra. Algo en mí me hizo conectar con aquel tío y terminé contándole toda mi historia, diciéndole que desearía con todo mi ser, escapar de casa y hacer mi vida propia lejos de una secta.

  Evidentemente, estábamos planeando cómo ejecutar dicha liberación. Cuando un miembro de la Iglesia de Lybra se desvincula de ella, sus parientes si son parte de ella están obligados a mantenerse incomunicados con él, y tienen prohibido dejarles herencia. Sospecho que cuando mi abuela decidió separarse de la iglesia, mis padres no volvieron a hablar jamás con ella.

Blurred memories - one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora