I Knew You Were Trouble • SoonHoon

E

Jihoon había llegado a su destino, estaba ya sentando en uno de los sillones de la gran sala, estaba rodeado de personas que vestían de negro y usaban lentes oscuros aunque afuera era de noche y estaban dentro de una casa.

—Miren quien se dignó a venir, él gran Jihoon.
—Pediste verme.—dijo Jihoon en un tono bajo.—¿Que quieres?
—Ya sabes, mi dinero.
—Te dije que te lo regresaría al final del mes.
—Si, si eso dijiste hace dos meses Jihoon, ya no puedo esperar más.
—No ganó tanto como crees.—afirmó Jihoon.
—Yo no te obligue a pedirme dinero tampoco.
—Chan, por favor, unas semanas más.—algo que odiaba Jihoon era tener que pedir las cosas.
—2 días.—Jihoon estaba sorprendido.—si no me traes mi dinero te quitaré algo que quieres.
—No puedo creer que un mocoso como tú me esté amenazando.—el tono de voz de Jihoon era burlesco.
—Ya estás advertido Jihoon.—Chan se había acercado a él.—piensa en aquello que tanto ames y luego mírame quitártelo si no me das lo que quiero.

Jihoon se levantó, estaba enojado, no había algo que odiara más que lo obligaran a hacer cosas, Lee Chan eran menor que él pero tenía más dinero, así que en un punto de la vida de Jihoon este pensó que sería buena idea pedirle algo de dinero, creyendo que podría pagárselo rápidamente pero las cosas no salieron bien.

—2 días Lee Jihoon.—Chan miraba como Jihoon salía de aquella casa.—¿Lo tienen?
—Si, señor ya se encuentra donde dijo que lo llevarán.—Chan asintió sonriendo.
—Vayamos a verlo.—él se puso de pie.

Lee Chan era hijo de una familia con dinero y desde muy joven supo manejar a las personas con su dinero entre ellas Jihoon quien había pensando que podría jugar y no entregarle su dinero, por eso le había arrebatado algo que quería.

Chan fue llevado a su casa, su verdadera casa la cual era una verdadera mansión, tenía tantas habitaciones que cualquiera se podía perder ahí adentro y por eso era el lugar más indicado para seguir con sus planes turbios.

—Iré yo solo.—dijo Chan esperando a que su gente se detuviera.—cuiden que nadie venga.