(6) - Rechazo

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Faltaban 1 hora y media para que la gran mansión abriera sus puertas a la gran comunidad de héroes que eran miembros de la organización.

En una habitación llena de color rosa se hallaba el doctor maquillando levemente a la joven agarrando un labial de color fucsia pálido mate dándole el toque final a su adorada hermana.

-Ya estás moustro, estás menos horrible que de costumbre. -dijo el moreno agarrándola de los hombros y posicionándola frente al espejo, la joven sonrió como nunca tras verse tan hermosa, llevaba un vestido blanco y brillante en encaje salmón por la parte superior, en la falda llevaba varias capas de tela y se abría mostrando una pierna junto a unos hermosos tacones de color rosado brillante, también traía el cabello recogido y terminaba en las puntas con unos hermosos rulos, su flejillo celeste caía por su mejilla también con rulos, estaba más que fantástica y todo gracias a su hermano.

-Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! -decía la joven abrazándolo por el cuello.

-Tranquila, tranquila, me asfixias. -habló apartándola un poco con una sonrisa.

-Claro que no! Pero ahora, hagamos de ti una estrella!

La joven estaba más que emocionada, agarró su bolso de maquillaje y ambos se fueron directo a la habitación del doctor. Clemencia aguardó sentada con paciencia frente al escritorio del doctor a que el moreno saliera del baño, aseado y vestido. Cuando abrió la puerta del baño y salió abotonandose los últimos botones de la camisa se sentó enfrete de Clemencia y ella abrió su bolso sacando algunos correctores del color de piel de Slug.

-Es esto necesario? Digo... Estoy bien así.

-Lo sé, pero esas ojeras no me gustan te las arreglaré en un momento y te verás soñado! -dijo con completa emoción en su voz. Slug sólo asintió entregándose a ser maquillado por su hermana menor, Eliza empezó corrigiéndole las ojeras y zonas de la cara donde eran más oscuras, luego oscureció y enmarcó más sus cejas. Slug por otra parte, se divertía en cierto modo, cuando Eliza dejaba de ponerle cosas él hacía caras para que ella riera y era bastante efectivo.

Terminando con el maquillaje sólo quedaba ponerse el saco e hidratar a la rosa para usarla unas horas para luego volver a plantarla, sacó de un cajón una jeringa con una aguja tan pero tan delgada que parecía un hilo fino, llenó la jeringa de sales disueltas en agua, agarró con cuidado la rosa y a cada pétalo incluyendo al tallo lo hidrató desde dentro inyectándole aquella sustancia. Se puso el saco y acomodó cuidadosamente la rosa en el bolsillo de la parte superior izquierda del pecho, Eliza lo peinó un poco y luego retrocedió tapándose los ojos, cuando los abrió quedó con la boca abierta, estaba más que apuesto, estaba más que soñado.

-Wow... Necesito una foto de esto! -dijo con total entusiasmo sacando su teléfono de su bolso, apuntando con la cámara a Slug. -A ver mi niño, si quitamos esa cara de serio amargado estarías bellísimo.

-Dime algo gracioso. -habló llevando las manos a sus bolsillos.

-Esta bien. Ejem. -se aclaró la voz para volver a hablar. -¿De qué murió Hitler?

Slug la miró confuso alzando una ceja, interrogante. -No lo sé...

-De un infarto al corazón tras ver la factura del gas! -dijo entrando en personaje con total dramatismo y preocupación. Slug al instante lo entendió y trataba de aguantarse la risa pero no pudo contenerlo soltando una fuerte carcajada.

La Afortunada Vida De Un Desafortunado ¦ PaperHat HeroicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora