(16) - Hijo de Hombre.

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"- ¿Dónde estoy?
Oscuridad... Otra vez...
Sigo avanzando, adelante siguen mis pasos... Eso a lo lejos es...? ¿Una puerta? Una puerta en la mitad de la nada... ¿Qué habrá detrás de ella? ¿Más nada?"

El moreno giró la perilla y se adentró al otro lado del umbral, tras cerrarla a sus espaldas, a oscuras vió con detenimiento el entorno; Era un pequeño pasillo pintado en plata con un mueble de roble barnizado para guardar las llaves, los abrigos y colocar los zapatos, en aquel mueble había un marco con una imagen, el moreno la agarró y la observó por unos instantes, abrió los ojos en completa sorpresa tras ver a sus padres en la fotografía con un bebé moreno... era bastante tierno y cachetón en comparación en lo que se convirtió aquel moreno el día de hoy. Suspiró con nostalgia dejando el marco en su sitio recorriendo el resto del lugar. En aquel pasillo daba con la cocina y la sala pero más al fondo habían unas escaleras que conectaban con la planta de arriba.

El doctor se encontraba ahogado de preguntas pero le ganaba la nostalgia, era su casa, tal cual, con la excepción de que no estaban sus trofeos o fotos suyas desde los 1 a 13 años, estaba algo confundido por aquello, la casa se veía raramente vacía de sí mismo, como si él no hubiera vivido allí. Contó todos los álbumes de la sala y faltaban los suyos, era extraño, demasiado extraño.

El silencio del lugar se vio corrompido por el llanto de un bebé, se asomó dirigiéndose hacía las escaleras para ver la procedencia del llanto, tras acercarse pudo escuchar unas voces.

- Amor... Te llaman...

- Yo fui a cambiar su pañal hace 30 minutos... Es tu turno Allan Vago Slughorn...

- Está bien...~ Está bien, pero no te enojes~ que la edad no viene sola~

- Ve a ver al pequeño, haha...~

Se escucharon unos pasos seguido de aquella conversación, el doctor se escondió un poco entre las sombras de las escaleras viendo pasar a su moreno padre por el pasillo hasta llegar a la habitación enfrente del de ellos.

- Hola bolita de miel~ ¿qué pasa?~ ¿qué pasa?~ -el moreno despeinado se acercó a la cuna de la habitación tomando entre sus brazos a un bebé de piel chocolatosa, ojos de miel y cabello castaño alborotado. El bebé gimoteaba y se agarraba a la playera de su padre temblando entre sus brazos.

- Tuviste una pesadilla...? -tomó asiento en una silla mecedora de la habitación del infante, acariciándole la espalda y peinándole el cabello.

- Ya...~ ya...~ -se mecía en la silla tranquilizando de a poco al pequeño bebé que aún temblaba y sollozaba. - Si te canto, ¿te dormirás? Averigüémoslo~

El padre de cabello cremoso hizo presencia recargado en el marco de la puerta viendo a su esposo y a su hijo.

- En la fuerza está el poder...~ -comenzó Edwar observando al pequeño mientras acariciaba sus manitos, en cambio el bebé dejó de temblar al sentir la mano de su padre con la suya al igual escuchar su voz empezó a tranquilizarlo y adormecerlo. Edwar se levantó de la silla encaminándose a la cuna, lo acomodó y arropó poniéndole a lado un oso de felpa blanco, tenía los brazos y las piernas largas y tenía un moño azul, era el peluche favorito del pequeño.

- En el sabio está el saber...~ -se acercó a su bebé acercando su frente con la de él, el pequeño morenito tomó por los cachetes a su padre cerrando sus ojos tras sentirlo cerca de él.

- Con el tiempo todo llegará...~ -cantó en susurro, los brazos de su bebé cayeron a su manta quedándose completamente dormido, Edwar se acercó a su frente dejándole un breve beso en señal de protección, se alejó de la cuna saliendo al umbral seguido de su esposo para luego ambos volver a acostarse.

La Afortunada Vida De Un Desafortunado ¦ PaperHat HeroicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora