(21) - Ser padre

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Insomnio, otra vez...
Como si fuera normal dormir para él.
El rubio ceniza se acurrucaba en su cama, le dolía el estómago y tenía náuseas, consecuentes de los efectos secundarios de sus pastillas, su condición y enfermedad parecía mejorar a medida del tiempo pero aquellas pastillas le jodían la vida.

Se giraba de un lado a otro tratando de conciliar el sueño pero era imposible, se sentó en su cama descubriendo su torso desnudo mientras frotaba sus ojos dejando salir un largo bostezo. Escuchó una gran puerta ser abierta, temió por su vida tras escuchar pasos dirigirse hacía el pasillo, como pudo sacó de uno de sus cajones un arma y lo apuntaba en dirección a la puerta, los pasos se detuvieron justo frente a su habitación, tragó saliva con el miedo por los aires pero un suspiro se hizo presente desde el otro lado de la puerta y los pasos empezaron a alejarse. Suspiró aliviado pasando su dedos entre su cuero cabelludo, sentía cierta angustia pero sobre todo se sentía inseguro estando allí solo. Tomó su bata a cuadros saliendo de la habitación tras ya no escuchar los pasos, a paso rápido caminaba hasta el final de aquel pasillo entrando en la última puerta cerrándola a sus espaldas con suavidad.

Un castaño de cabellera larga descansaba plácidamente cubriendo su torso desnudo lleno de cicatrices con una ligera frazada, mientras dejaba salir suaves suspiros, el rubio se sentó a lado suyo y acarició su mejilla levemente tratando de despertarlo.

- Leo... Leo despierta... -el castaño se volteó dándole la espalda aún sumergido en sus sueños.

El rubio lo tomó por el hombro y empezó a moverlo. - Leonardo...

- Que chin-- -el castaño se dio la vuelta observándolo a detalle hasta que lo reconoció. - Gaby, qué haces despierto? -lo miró detenidamente viniendo a su mente las peores escenas posibles, temiendo que el rubio haya sufrido alguna otra agresión. - ¿Qué pasó? ¿estás bien? -se enderezó en la cama mirándolo con preocupación.

Bajó su mirada algo sonrojado por ver el torso desnudo del contrario. - No, no me pasó nada, estoy bien... sin embargo...

- Sin embargo...?

- Me siento inseguro estando solo... No puedo dormir... -el oji-plateado bajó la cabeza algo apenado mientras se rascaba la nuca. - Puedo... Dormir ésta noche contigo Leo...?

El castaño parpadeó varias veces con lentitud tratando de procesar la información dicha. - ... Qué...?

- Me dejas dormir contigo por hoy...? -volvió a preguntar, aquellos ojos de luna llenos de brillo de ilusión con esa mueca de inseguridad y las cejas arqueadas esperando pacientemente la respuesta del contrario.

Relajó su semblante quedando embobado por tal ángel de plata enfrente suyo. - Leo...?

- A-ah... Está bien... Si eso te hace sentir seguro, puedes dormir aquí cuando te sientas así... -le revolvió el cabello hasta que escuchó leves risas del contrario, lo dejó e hizo espacio en su cama dándole la máxima comodidad posible.

- Descansa Gaby... Trata de dormir... -acarició el cabello del menor con delicadeza en un intento de adormecerlo.

- Descansa Leo... Y gracias... Por todo... -el rubio ceniza por fin pudo cerrar sus ojos dejándose llevar por su cansancio y las caricias del contrario.

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Frente a un gran ventanal abierto, descansaba su cuerpo mirando hacía el cielo, la noche le cobijaba con su frío manto estrellado mientras copas y copas de vino pasaban por sus labios ahogando su desesperanza entre la sombría oscuridad que rodeaba el salón, la única fuente luz propia era una bola de cristal que sostenía entre su desnuda mano mientras en ella se proyectaba escenas que por alguna razón le molestaban demasiado.

La Afortunada Vida De Un Desafortunado ¦ PaperHat HeroicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora