Una mítica colina al amanecer se alzaba, como de los recuerdos alegres se alza la gloria.
De vivo verde vistiera o de chamuscado marrón, las tristes y fogosas vagancias y las fertilizantes lluvias en su armario guardadas.Las cómodas piedras para siempre asentadas, donde yacían aquellos dos el porvenir admirando.
¿Es lo que esperaban? No se presentó la risueña Alba.Pero algo hubo: unas tímidas nubes y un introvertido sol, escondido tras de ellas, su tenue brillo.
El futuro mismo en el cielo se dibujó, augurando oscuros tiempos apenado les sonrió.- No os preocupéis, primos hermanos -pincelada en los nubarrones una plateada barba con sus labios les habló.
Y sin verse se miraron, como quien su primer amor mira.Allá lejos, donde mueren las montañas, de par en par una puerta se abrió.
«¿Estáis listos? ¡En pie, hijos míos!».Uno vio partir al otro, el otro perdió al primero.
Sin verse se lloraron, como quien un primer amor llora.
Y aunque ahora separados, como estos dos jamás habrá.
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Inquietudes de un adolescente
PoesíaY todo aquél que su tiempo desee perder, bienvenido será a la materialización de mis inquietudes y ocurrencias. ~ Jason Miranda.