Gaia

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Una melodía triste y afligida
la hermosa naturaleza entonaba.
El arpa tocaba a mano herida
al son que la partitura marcaba.

Su cántico perdido los férreos vientos
robaron, la tierra se nos muere pronto.
Mírala, a punto del último aliento,
llover no quiere el pobre cielo absorto.

Los dedos sangrantes en el dulce piano,
un amargo ser fallido incendiando el llano,
con las sucias palmas dándole al cataquí,
el demonio lanza en mano contra el manatí.

Decepcionada la luna,
abrumado el inmenso sol.
Lloraban todas las estrellas,
maldecían todos los mundos.

¿Sobrevivirá criatura alguna,
o ya no tenemos corazón?
Nos mira aquella bella doncella:
Madre que perdona nuestros rumbos.

Inquietudes de un adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora