El día era maravilloso, un sábado. Quinella dormía plácidamente en su cama, siendo observada por la pequeña Lyceris, quien leía un libro sentada en una silla. Quería despertar a su tía, pero prefería no hacerlo o ella se enojaría.
Ella lo hacía por mera experiencia.
Mientras la señora de la casa dormía plácidamente, todos los trabajadores se apresuraban para tener todo prácticamente listo en espera de su señora.
La mesa ya se había servido, Kirito y Asuna daban un pequeño paseo por el palacio, oliendo al agradable aroma del desayuno. Tenían que esperar a Quinella.
De la vez en que casi corren a Alice de la casa pasó cerca de semana y media, por lo que los ánimos regresaron a la normalidad...al igual que la voz de Quinella.
Eugeo le leía, como era costumbre, el periódico a Yuuki. Él se había sentado a un lado de la cama a la vez que la señorita descansaba aun tapada por las sabanas y colchas de la misma. Era tierna verla así, ya que parecía una niña pequeña a los ojos del muchacho.
-Vayamos a desayunar, Yuuki-San.
-Un momento más, Eugeo...por favor. –Sonrió ella, provocando una sonrisa forzada en su contrario.
-Bien. Esperaré.
-Acuéstate conmigo, por favor. Hoy amaneció muy fresco.
-De acuerdo... -Al no ser la primera vez que accedía a acostarse a un lado de la señorita, Eugeo lo hizo sin mayor problema. La cama de Yuuki era bastante suave y cálida, no como la suya. –No me molestaría tener una cama como la que usted tiene.
-Dudo mucho que a madre le agrade la idea de que durmamos una noche juntos.
-Tendría a Bercouli vigilando en una de las ventanas...y eso suena muy incómodo.
-Es lo que te tocó, ni modo...o eso diría madre y Stacia. Yo no estoy de acuerdo con muchas cosas que ellas dicen, y me he dado cuenta que tú tampoco.
-Tengo mis razones, Yuuki-San. Es complicado de decir. Además, esa fue la razón por la cual me golpearon cuando fui al pueblo.
-¿Qué tenías en la cabeza? Pudieron haberte matado.
-Pero no lo hicieron. Imagino que no estoy destinado a morir.
-Tienes que morir, igual que yo, mamá...o papá.
-Nunca conocí a su padre, Yuuki-San. ¿Cómo era él?
-Murió de cólera con varios trabajadores del Noir et blanc. Primero mi enfermedad y después la partida de papá...te imaginarás que eso me dolió mucho.
-Eso creo, Yuuki-San.
-¿Me puedes dar un abrazo? –Preguntó Yuuki, quien comenzaba a soltar ligeras lagrimitas.
-Yuuki-San. –Eugeo accedió a la pregunta, abrazando a la señorita. –No debería de llorar por alguien que ya no está con usted.
-En un mes será su aniversario luctuoso...siete años sin papá...él siempre fue muy bueno y considerado conmigo. Nadie se preocupaba por mí como lo hizo él.
-Yo me preocuparé por usted al igual que su padre, ¿le agrada la idea?
-Por supuesto, Eugeo... -La chica sonrió, él le limpió las lágrimas.
-Vayamos a desayunar.
Bercouli fumaba de su pipa en la parte de afuera del palacio, observando a Kirito y a Asuna desde la ventana. Ambos platicaban en una de las salas del palacio, notándose bastante animados y felices. Eso lo hizo soltar una leve sonrisa.
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Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)
ФанфикCorre el año 1870. La dueña del palacio Noir et blanc, Quinella-Sama, invitó al noble prusiano Kirito a casarse con su hija: Stacia. No obstante, al día siguiente de su llegada, estalla la guerra Franco-Prusiana, por lo que Kirito se ve obligado a...