Capítulo 4.-Invitada especial.

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Alice pasaba por la entrada de la puerta, notando las manchas de sangre en todo lo que era el recorrido desde la puerta hasta, muy seguramente, la cocina. Eso la molestó bastante, ya que tendría que limpiarlo ella.

No obstante, con Bercouli gritando y haciendo señas a uno de sus trabajadores, además de que Kirito y Klein salían del granero, ella se extrañó bastante, ¿Qué harían esos dos?

Stacia iba bajando por las escaleras, encontrándose con las manchas de sangre en el piso y a Alice mirando hacía la entrada.

-Tú, niña. –Dijo ella, molesta.

-Stacia-Sama.

-¿Qué estás ciega? ¿No ves todo el desastre en mi piso? ¡Límpialo ahora mismo!

Eldrie pasaba, por lo que fue a calmar las cosas.

-Stacia-Sama, por favor, relajase. Su madre la llama para...

-Silencio, Eldrie. Estoy regañando a la servidumbre. Alice...empiezo a creer que haces esto a propósito, ¿no te gusta el Noir et blanc?

-Claro que me gusta, Stacia-Sama. Lo que pasa es que veía algo raro que...

-¿Eso te involucraba, Alice?

-N-no, pero...

-¡Entonces no deberías porque chismear en los asuntos que no son de tu incumbencia! ¡Ahora ve por el trapeador para que recojas todo esto!

-Lo haré yo. Yo llevaba el venado, tengo que recogerlo yo, Stacia-Sama. –Intervino Eldrie.

-Quien sea de los dos. Pero, en cuanto a ti Alice, desaparécete. –Stacia chasqueó los dedos, corriendo a Alice lejos de la entrada, ya que iba entrando Kirito.

Los dos prusianos la habían visto cerca, pensando que en verdad se trataba de soldados a dar algún aviso o a reclutar a los trabajadores, lo cual no tenía mucho sentido ahora que se analizaba con calma. Apenas se llevaban dos días de guerra.

Kirito vio las manchas de sangre en el suelo, apenándose ligeramente.

-Mi lady, una pena, le manché el piso de sangre de pato.

-No se preocupe, solamente se limpia. Dejando un poco de lado ese tema, que es algo que me ha causado un leve dolor de cabeza. –Stacia se llevó, efectivamente, una mano a la cabeza, en señal de dolor.

-Qué vergüenza me da. Nunca fue intención de un servidor causarle molestias mientras me alojo en su hermosa morada. Fui de cacería con su capataz, su segundo al mando y el joven sirviente de su hermana.

-Eso explica un poco el uniforme. Se ve muy atractivo con él, Barón Kirito.

-Me halaga, Stacia-Sama. Aun así, usted también es una mujer muy hermosa. –Kirito tomó el mentón de Stacia, acariciándolo, levemente. –Iré...a cambiarme las botas, no tardo mucho.

-Tómese su tiempo. –Kirito se retiró. Stacia suspiró de amor.

Klein miraba con una leve sonrisa en sus labios, conteniendo una leve risa. Stacia lo miró con algo de molestia, ¿se burlaba de ella?

-Se ven perfectos juntos. Harán una pareja increíble, y cuando le den nietos a los padres de mi señor... serán la envidia de toda Europa.

-Gracias por sus comentarios, Escudero Klein. Si usted siente algún atractivo por alguna de las doncellas de la casa...yo seré su confidente, le arreglaré todo para que no tarde mucho en casarse cuando el Barón Kirito y yo contraigamos nupcias.

-Le comentaré cualquier inquietud que tenga por sus hermosas doncellas. –Klein se retiró con algo de prisa, tratando de alcanzar a Kirito.

Scheta y Ronye sacudían y recogían el cuarto de Kirito, además de acomodarle la ropa en la cama en espera a que él llegara. Cuando el joven Barón abrió la puerta, las dos chicas se sorprendieron un poco, dejando todo lo que hacían para alzarse ligeramente el vestido, saludando al señor.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora