Capítulo 11.-Guerra y paz.

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Iskahn descansaba sentado en su habitación. De forma oficial, él tenía que estar trabajando, pero ese mismo día tenía pelea en la noche, por lo que descansaba para el momento aquel.

La falta de personal se notaba. Había pasado una semana desde que los soldados se llevaron a Eldrie y a Egil, manteniéndose aún un aura de tristeza. Siempre que Eugeo le leía el periódico a Yuuki, aparecía la noticia de que una batalla era perdida por los franceses, teniendo un número inexacto de muertos.

Ella siempre tenía los ojos vidriosos cuando le terminaban de leer la primera plana. "Mil muertos en el frente" la pobre muchacha sabía que existía la posibilidad de entre esos mil estuvieran sus antiguos trabajadores.

-Vayamos a desayunar, por favor. –Pidió Eugeo, quien sacaba a Yuuki de la cama, cargándola.

Lyceris se marchaba ese mismo día al haberse acabado sus vacaciones. Se llevaba un aura lúgubre, como en el resto de todo el palacio. Ya los días no eran iguales, eran todos más tristes.

Desde ese día en que se los llevaron, todo parece más feo.

En la mesa se desayunaba, siendo un trabajador quien cubría el servicio de Iskahn. Siempre que lo cubrían para una pelea, él daba una parte del dinero al compañero que le hizo el favor, por lo que no era mucha molestia tener trabajo doble por una paga doble.

Si bien muchas veces el dinero no se necesitaba del todo, era importante. En el palacio los trabajadores ahorraban para independizarse de la casa y marcharse a tener una mejor vida. Iskahn era el campeón de la comuna, pero quería ir por más.

-Me iré después de desayunar, tía Quinella. –Mencionó Lyceris, rompiendo con el silencio que abundaba en la casa.

-Entiendo...¿pasará por ti una carreta? Habría que avisar al viejo Bercouli para que no se creé un alboroto.

-Sí. Pasará por mí un carruaje de la familia de mi padre.

-Te voy a extrañar mucho, prima Lyceris. Nunca antes había salido tanto de la casa. –Sonrió Yuuki, alegre.

-También me divertí mucho contigo, prima Yuuki. Lo único malo es que...a pesar de que tengo la esperanza de que para mi próxima visita tú estés bien siempre es alta, tengo que enfrentarme a la realidad.

-No te preocupes por mí. Hacer lo que me gusta es lo que me mantiene sana.

-¿Y qué es lo que te gusta hacer? –Intervino Stacia.

-Estar rodeada de la gente que amo. –Sonrió Yuuki, especialmente a Eugeo, quien se ruborizó ligeramente.

-Traigan el postre, por favor. –Pidió Quinella.

-También extrañaré mucho esto...los postres. –La pequeña soltó una risita que fue contagiada a su tía, a la vez que a sus dos primas.

-Por eso no quiero que se lleve a ninguno de los trabajadores, Barón Kirito.

-Egil lo ameritaba. Hay otra chica...ella me parece excelente para llevármela a Prusia, le encantaría a mi madre. Es rubia, de ojos azules.

-¿Alice? –Stacia frunció el ceño.

-Creo que sí... -Aprovechando que ella estaba en la cocina, Kirito movería sus fichas. Klein lo miró con algo de impresión.

-¿Recuerda cuando me dijo que si me llegaba a interesar por alguna de las doncellas de la casa me ayudaría a casarme casi al instante de que usted lo haga con mi señor? Pues ya tengo una decisión.

Con Eldrie en posibilidad de quedar fuera del juego, Stacia tenía que aprovechar la oportunidad de que Alice se fuera de la casa. Klein podría ahorrarle el trabajo de tener que planear un nuevo plan para deshacerse de ella.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora