3- Soy un Wen

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Siguiendo el consejo de Lan Jingyi, Wei Sizhui llegó a Gusu en primavera.

Ni siquiera él pudo creerlo cuando su padre le informó que Hanguang-jun en persona lo escoltaría al Receso de las Nubes para una estadía de un mes. Había manifestado su deseo de ir sin esperanza alguna pero Wei Wuxian movió muchos hilos y consiguió de alguna manera que le permitieran ir. Wei Sizhui no podía ni siquiera imaginar lo difícil que debió haber sido considerando quién era él. Cuando recibió la noticia de que iría agradeció a su padre con un fuerte abrazo y corrió a escribirle a Lan Jingyi para contarle.

En el momento en el que se encontró en frente de la entrada al hogar del clan Lan sintió que los nervios que habían estado atormentándolo las últimas semanas llegaban a su tope. Respiró hondo, tratando de calmarse pero con poco éxito. A su lado Hanguang-jun notó su incomodidad.

—Te escoltaré hasta tu habitación.

El mayor siempre era de pocas palabras pero de alguna manera conseguía decir mucho. Wei Sizhui no necesitaba cruzar solo el lugar y con el ilustre Hanguang-jun a su lado nadie se atrevería siquiera a susurrar a sus espaldas. Todo estaría bien.

Wei Sizhui miró al hombre que estuvo presente para él y para su padre desde que era pequeño. Wei Wuxian siempre decía que la razón por la que Lan Wangji frecuentaba tanto Yiling y en particular los Túmulos Funerarios era para asegurarse de que Wei Wuxian no hiciera nada estúpido o peligroso. Wei Sizhui sabía que esto no era verdad. Hanguang-jun no tenía necesidad de invitarles comidas en cada visita, ni de comprarle juguetes que le gustaban de pequeño o de llevarle libros y partituras musicales cuando comenzó a cultivar. Por supuesto, tampoco había necesidad de que ejerciera su influencia para permitir que Sizhui asistiera al Receso de las Nubes ni de acompañarlo en persona para facilitar el proceso.

Lan Wangji era una buena persona y un cultivador muy recto, era cierto, pero además para Wei Sizhui era casi como un familiar más. De no ser por la vergüenza, aun lo llamaría su hermano (no "hermano rico", claro estaba) o tío. Muy, muy en el fondo pensaba en él como otra figura paterna.

Se guardó todos estos pensamientos y en su lugar expresó su gratitud con un gesto de la cabeza.

Tal como había previsto, caminar por los verdes paisajes del Receso de las Nubes era mucho más fácil con Hanguang-jun a su lado. Wei Sizhui fue guiado hasta una sección de dormitorios donde se alojaban los discípulos invitados. No era la temporada en la que el Receso de las Nubes recibía nuevos estudiantes así que no había muchos cuartos en uso, Wei Sizhui estaría cómodo allí.

Una silueta de baja estatura y vestida en túnicas blancas estaba esperándolo en la entrada de los dormitorios. Cuando se percató de su llegada, Lan Jingyi saltó para ponerse de pie y se dispuso a correr para darle el alcance. Sin embargo se dio cuenta a los dos pasos de que Hanguang-jun iba a su lado por lo que aminoró la marcha a un trote ligero. En vista de que era una ocasión especial y que Lan Jingyi no había corrido casi nada, Lan Wangji no lo castigó.

—Sizhui, Sizhui —Lan Jingyi susurraba con entusiasmo, su intento de evitar alzar la voz pero aun queriendo demostrar alegría—. Me alegra tanto que hayas llegado ¿Cómo fue tu viaje? Vamos, déjame mostrarte tu habitación. Ayudé a traer algunas cosas, espero que ayude a que te sientas cómodo.

Wei Sizhui miró de reojo a Hanguang-jun quien asintió con la cabeza.

—No se salteen la cena. Respeten el toque de queda —fueron sus palabras antes de partir. Los dos jóvenes lo despidieron formalmente, con sus cabezas inclinadas y sus manos juntas en frente de ellos.

Una vez que quedaron solos Lan Jingyi tiró de la manga de la túnica de Wei Sizhui para animarlo a entrar a los dormitorios y éste último no se resistió.

❝Quiero vestir de rojo contigo❞ || Zhuiyi (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora