10- Ese chico no es tan malo

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Incluso después de esa conversación Sizhui tuvo problemas para conciliar el sueño aquella noche y aún más para despertar a las cinco de la mañana el día siguiente. En cuanto abrió sus ojos y notó que todavía estaba oscuro se sintió absolutamente miserable. No fue hasta que recordó que Jingyi seguramente estaría despierto también que encontró la fuerza de voluntad para abandonar su cama.

El invierno estaba por comenzar y la mañana era una fría y gris pero Sizhui no quiso perder tiempo calentando agua. Se lavó el rostro con agua helada y dientes apretados y rápidamente se alistó para comenzar el día. La caminata hasta los cuartos de los demás discípulos terminó de despabilarlo.

—¿Jingyi? —preguntó al llegar a la habitación de su amigo y tocar suavemente la madera de su puerta. Escuchó unos pasos apurados del otro lado de la puerta.

—¡Sizhui, llegaste antes de lo que esperaba! Dame un- ah, un momento —Sizhui podía imaginarse a su amigo corriendo por su habitación, evitando a duras penas chocarse con las cosas debido a su prisa. Una sonrisa no tardó en colarse por sus labios.

—¿Te dormiste?

—¡Por supuesto que no! Sólo... La cama estaba calentita y hace frío —Jingyi abrió la puerta, sobresaltando a Sizhui levemente. A pesar de su prisa, Lan Jingyi estaba vistiendo perfectamente la túnica que le habían cedido, una casi igual en diseño a las que usaban el resto de los discípulos de YilingWei pero de color blanco en lugar de negro.

Originalmente le iban a dar una túnica idéntica a los demás pero uno de los sastres del clan comentó que se sentía casi como un crimen hacer que un Lan usara negro y los demás no tardaron en estar de acuerdo.

El diseño de las túnicas en YilingWei favorecía el movimiento y la practicidad por encima de la usual elegancia etérea que reinaba en el estilo de GusuLan. Algunos llamarían aquel uniforme tosco pero en la opinión de Wei Sizhui, Lan Jingyi no lucía menos encantador. Al contrario, le sentaba muy bien a su porte general.

—¿Qué tal me veo? —preguntó Lan Jingyi llevándose ambas manos a la cintura e inflando el pecho.

—Fantástico —respondió al instante Sizhui como si fuera un reflejo.

¡Respondió demasiado rápido!

—Te... te sienta bien, Jingyi —agregó, intentando sonar más casual.

Lan Jingyi no pareció notar nada extraño por lo que simplemente rió en respuesta. Para Wei Sizhui escuchar aquel sonido en la mañana era una agradable manera de empezar el día y estaba agradecido del hecho de que podría hacerlo por dos semanas. Tal era su dicha que casi podía ignorar el sutil dolor punzante que le produjo notar la cinta en la frente de su amigo.

Casi.

—Jingyi —llamó rápidamente para evitar pensar en cosas innecesarias—. La cocina no va a abrir hasta dentro de una hora, más o menos ¿Hay algún lugar que te gustaría visitar hasta entonces?

La pregunta fue inesperada pero Lan Jingyi no tuvo que pensar mucho para encontrar la respuesta.

—¡Tu habitación! Tenemos tiempo para visitarla esta vez ¿no es así? ¡Por favor!

Wei Sizhui no tuvo manera de negarse.

La caminata hacia su residencia fue ocupada con charla amena o, mejor dicho, monólogos de Lan Jingyi y ocasionales 'mn' de parte de Wei Sizhui quien aún trataba de controlar su propio temperamento.

La mayoría de las edificaciones de los Túmulos Funerarios estaban cerca las unas de las otras así que no les tomó mucho llegar a la residencia de Wei Sizhui. Ésta se encontraba en el límite entre la zona donde residían los sobrevivientes del Clan Wen y los dormitorios de los discípulos.

❝Quiero vestir de rojo contigo❞ || Zhuiyi (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora