6- Estoy enamorado de él

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El viaje de Gusu a Yiling requería al menos una parada y la más óptima era Yunmeng. Hanguang-jun rentó dos habitaciones conjuntas en una pequeña posada y luego invitó a Sizhui a comer en un establecimiento cercano.

Era la primera vez que Wei Sizhui visitaba este lugar. Durante la ida a Gusu se quedaron en las afueras y acamparon, ahora estaba en el corazón del lugar que alguna vez fue el hogar de su padre, aquel que añoraba tanto como para esforzarse en plantar lotos en los Túmulos Funerarios. También era otro lugar que sus parientes de sangre mandaron a destruir.

Si uno no supiera este dato no se daría cuenta pero Wei Sizhui prestaba mucha atención. Podía ver lo nuevos que eran algunos edificios, la presencia de restos de algunos monumentos que ya no estaban y decidieron no reconstruir. Estaba el hecho de que los transeúntes eran un grupo muy heterogéneo, ninguno llevaba mucho tiempo viviendo en ese lugar. No hubo muchos sobrevivientes al ataque de QishanWen.

Algunas personas lo reconocieron pero nadie se atrevía a acercarse a alguien que era escoltando por el distinguido segundo Hermano de Jade. Por el contrario, se apartaban de su camino como si hubiera temor de tocarlo por accidente y mancharlo. Wei Sizhui no creía que fuera miedo el que Hanguang-jun infundía sino un respecto tan profundo que casi se le asemejaba.

—Le agradezco por todas las molestias que se ha tomado para ayudarme, Hanguang-jun —una vez acomodado en una de las mesas Wei Sizhui pudo agradecer como había estado deseando desde hacía un tiempo—. No creo poder pagarle por todo lo que ha hecho por mí.

—No hay necesidad —Hanguang-jun, un hombre de pocas palabras, quería decir que no era molestia alguna y no consideraba a Sizhui en deuda con él. Por suerte con el tiempo el joven Wei había aprendido a interpretarlo, a veces incluso mejor que su padre.

—De no haber sido por usted nunca hubiera sido admitido como discípulo invitado en el Receso de las Nubes. Ha sido un gran honor —continuó de todas formas.

Ojos dorados se cerraron por un momento. El más leve de los gestos con la cabeza. Lan Wangji quería decir que le alegraba.

—Hanguang-jun... —Sizhui movió sus manos con nerviosismo por encima de la mesa. Esto era demasiado, sin duda quedaría como un desagradecido al pedir más cuando acababa de recibir tan espléndido regalo, pero si no lo decía en ese momento estaría atormentándole hasta que lo hiciera— ¿Hay alguna posibilidad de que Lan Jingyi pueda asistir por un tiempo a los Túmulos Funerarios de la forma en la que yo estuve en el Receso de las Nubes? En el futuro, claro está.

Wei Sizhui no quería mirar a Lan Wangji luego de semejante atrevimiento así que esperó. Y esperó... y esperó...

—Lan Jingyi.

—¡Sí! Él... él me dijo que le gustaría visitar Yiling. Creo que se llevaría muy bien con padre —murmuró aquello último casi con pesar—. Además nuestro clan favorece las habilidades prácticas y Lan Jingyi es excelente en ello. Pienso que el estilo de enseñanza de mi padre y la tía Qing le serían muy beneficiosos.

Esos eran sus argumentos más sólidos así que Sizhui enderezó su espalda y dejó sus manos sobre su regazo para lucir más seguro. Aun así los ojos de Hanguang-jun lo hicieron temblar, parecía que estaba viendo directo en su alma.

Claro... Lan Wangji fue testigo de aquello ¿Qué estaría pensando? ¿Qué Sizhui tenía intenciones ocultas? No estaba equivocado, no del todo... Pero su motivación principal eran los deseos de Jingyi de visitarlo, eso sí era verdad.

—Sizhui —era sumamente raro que Lan Wangji le llamara por su nombre así que esto hizo que el muchacho se pusiera un poco pálido. Wei Sizhui apretó los labios y asintió, preparándose mentalmente para lo que quisiera decirle— ¿Por qué quieres que vaya?

❝Quiero vestir de rojo contigo❞ || Zhuiyi (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora