Cómo Estáticas Estrellas Fugaces.

Capitulo 9

Bailaba con la chica, pero no podía enfocarme bien en mis pasos de baile puesto que mis ojos no se apartaban de Wilana Lana quien aún seguía bailando con Bryan Rogue. Era hermosa, aun más hermosa que cuando éramos niños. Ella conservaba su rostro angelical, blanco como la nieve. Aun llevaba sus rizos de fuego con orgullo, esa melena enmarañada de color rojo incapaz de ser domada por algún peine o cepillo de este mundo. Sus hermosos ojos de color miel aun resplandecían en medio de las tinieblas de este mundo. Pude ver sus pecas de color marrón a pesar de la distancia que nos separaba, ellas aun permanecían estáticas como estrellas en su rostro que hacía las veces de cielo.

A pesar de que los años no habían cambiado en nada la actitud amable y el hermoso rostro de Wilana Lana, había algo que si había cambiado bastante en ella, por suerte el cambio había sido para bien y no para mal. Su cuerpo, esculpido por los más grandiosos artistas que hayan existido en este mundo. A pesar de no haber crecido mucho, creo que su estatura era aproximadamente 1,60 centímetros un poco más o un poco menos, la verdad no lo sé, este estaba muy bien adornado, todo estaba en su lugar, unos senos de buen tamaño, pero no exagerados, un abdomen plano, una cintura prácticamente perfecta y un trasero no tan grande, pero firme.

Seguía observando a Wilana Lana, inmerso en mis pensamientos de un pasado que ya había pasado y que nunca volvería, cuando sentí el sutil golpe en la boca del estómago que me dejó sin aire y logró regresarme a la realidad.

— ¡Eso es para que aprendas a respetarme! —me dijo la chica que antes bailaba conmigo, pero que ahora me humillaba en plena fiesta—. Si vas a ignorarme por otra chica, no me saques a bailar a mí y sácala a bailar a ella —la chica no señalo exactamente a Wilana Lana, pero si hacia el lugar en el que ella se encontraba asombrada por lo que estaba ocurriendo. Pensé en recordarle a esta chica que no era yo quien la había sacado a bailar sino que era ella la que lo había hecho, pero en eso el Topo intervino y me llevó con él.

En pocos minutos el bochorno había sido olvidado y yo me encontraba bailando con una de las dos chicas que antes bailaban con el Topo, esta vez no cometería el mismo error así que presté suma atención a mi pareja de baile, la cual no paraba de hablar mientras que pisaba mis pobres pies, sé que no lo hacía a propósito, pues ella solo intentaba bailar, pero la verdad es que lo hacía muy mal, y por eso no paraba de pisotearme. Hice caso omiso a su horrible forma de bailar y activé mi sentido auditivo para escuchar lo que esta chica tenía que decirme (cosa que los hombres no solemos hacer con las mujeres, a menos claro que esta no guste mucho, cosa que no pasaba con esta chica). La chica era muy arrogante y creída y yo era un poco tímido y resentido con ese tipo de personas, así que nuestra conversación fluyó de la siguiente forma:

La Chica: "Mi nombre es Charlotte."

Ni siquiera preguntó mi nombre. Pero igual se lo dije:

Yo: "El mío es Patrick Samuel Tercero, pero todos me llaman Ps3. Ya sabes, como las iniciales del Play Station 3."

La chica parecía estar ida, como si pensara cautelosamente en lo próximo que saldría de su boca

La Chica: "Tengo 21 y voy en el cuarto semestre de contaduría pública."

Hizo silencio un segundo. Entonces pensé que esperaba a que yo le dijera mi edad y lo que hacía.

Yo: "Que bien, yo también tengo 21 y..."

Pero no fue así, ella no esperaba ninguna respuesta de mi parte. Solo quería ser escuchada.

La Chica: "También estoy en clases de modelaje, soy muy buena ¿sabes? Todos dice que tengo futuro. Quizás algún día sea miss. Seré famosa, de eso estoy segura. Luego estudiaré actuación. Imagínate, estrella de Hollywood. Ganaré un Oscar. Seré cantante. Escribiré un libro y luego... "

Comprendí que esta chica pertenecía a ese grupo de personas soñadoras que piensan que lo mas importante en este mundo son ellas mismas y que el lenguaje solo fue creado para que ellas pregonen lo fabulosas que son y que el sentido auditivo (Carente en ellas) solo fue creado para que las demás personas se maravillen escuchando lo grandiosas que estas personas son. Lo que esta chica no sabía es que yo y no solo yo sino todas las personas, tenemos un oscuro secreto, un don que nos ayuda a salir de estos apuros: el don de simplemente desactivar nuestro sentido auditivo. Cosa que hice a continuación. La conversación prosiguió, pero ni una sola de sus palabras logró entrar por mis oídos, simplemente rebotaban. Su boca se movía, pero yo lo único que escuchaba era:

La Chica: BLA, Bla, bla.

Yo: asentía con la cabeza para que no notara mi falta de atención.

La Chica: BLABLABLABLA, Bla, bla, BLA.

Yo: Asentía nuevamente y sonreía (Todo parecía funcionar perfectamente pues ella ni lo notaba).

Más tarde, la chica continuaba hablando no se dé que así decidí desviar mi mirada hacia el lugar en el que Wilana Lana y Bryan Rogue continuaban bailando y riendo. La mirada de Wilana Lana se encontró con la mía. Solo fue por un segundo, pero sentí como sus ojos de color miel se encontraron con los míos dejando al descubierto mis más viejos deseos y quereres. Todo a nuestro alrededor desapareció y simplemente parecían haber dos personas en la fiesta. Dos personas que descubrieron el amor cuando sus corazones empezaron a latir con fuerzas, el uno por la cercanía del otro. Dos personas que por una ilógica razón hasta ese momento habían ocultado su amor el uno del otro. Dos personas destinadas a estar juntas. Un alma separada al nacer e introducida en dos cuerpos diferentes. Paré de bailar y estuve a punto de ir hacia el lugar en el que se encontraba Wilana Lana, pero el estruendo que perforó el aire con su peculiar sonido seco, me dejó quieto en el lugar. Era el sonido que hace un arma cuando es disparada. Las personas comenzaron a aparecer a mí alrededor impidiéndome ver con claridad a Wilana Lana:

— ¡Todo el mundo quieto maldita sea! —gritó el hombre con el arma.

— ¡Oh por dios es él! —dijo Charlotte, la chica que bailaba conmigo.

— ¿Lo conoces? —le pregunté.

— Salía antes con Carol, pero ya han terminado, no sé qué rayos hace aquí —Carol era la chica con la que antes yo bailaba y que me había humillado en plena fiesta.

— ¡¿Dónde demonios estas Carol?! ¡Ven aquí con tu papi! —el hombre soltó otro disparo al aire. Muchos de los presentes se tiraron al suelo. Yo no, si algún día me preguntan por qué no lo hice, pues diré que no lo hice porque no tenía miedo, pero la verdad es que el temor me petrificó en el lugar, me quedé como una estatua pegada al suelo, una estatua que casi se caga en los pantalones cuando el hombre armado se acercaba a mí.

— ¡Ahí estas maldita perra! —el hombre iba hacia mí. Él me iba a matar. Eso era seguro—. ¡¿Ese renacuajo es tu novio perra?! —él me señaló. Mire a mi lado. Carol estaba junto a mí. Entonces no había duda, el hombre pensaba que yo era el novio de Carol. Intenté buscar a Charlotte para que me salvara, pero ya no estaba cerca. Ella me había abandonado a mi suerte—. ¡¿Qué Pasa si lo mato perra?! —intenté rogarle para que no lo hiciera, pero no podía articular palabra alguna, aunque si negaba con la cabeza, o eso dicen que hacía.

El hombre continuó acercándose. Llegó a por lo menos tres metros de distancia de mí y de Carol.

— ¡Esta bien maldita perra! ¡Solo lo mataré y ya! —Carol extendió ambos brazos para protegerme, pero eso no sería suficiente, el hombre levantó su mano junto con el arma, apuntó y simplemente disparó. Juro que pude ver como la bala se dirigía hacia mí. Quise arrepentirme de mis pecados, pero el tiempo era muy corto para hacerlo. Tan corto que ni siquiera tendría tiempo de repasar lo que hasta ese momento había vivido (mi muerte no seria para nada parecida a las de las películas en las que todos tus recuerdos se atraviesan por tu mente en ese preciso momento en el que estás muriendo).

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